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Hace 180 capítulos tomé una decisión, repasar en twitter cada episodio de Seinfeld buscando  zapatillas y otras referencias culturales, algo de lo que ya me había arrepentido hace unos años cuando hice algo parecido con The Fresh Prince. Es interesante ver cómo ambos series comienzan como un monográfico de Nike y va poco a poco desapareciendo. En el caso de Seinfeld hay una fecha clave, el episodio 100, en el que Jerry, el personaje más interesante desde el punto de vista zapatillero, comienza a usar zapatos y botas.

Jerry tenía un plug en LA, alguien conocido como The Nike Lady, que le enviaba todo tipo de producto con la esperanza de que apareciera en TV. Mitológica era una tienda Nike con acceso restringido en el que solo los elegidos podían encontrar todas las novedades de la marca pero ningún cajero. Solo tenían que señalar el artículo deseado y sería suyo.
Tracy Hardy-Gray, The Nike Lady, parecía tener contacto solo con Jerry porque George Costanza, que luego sería un enamorado de las Cortez, comenzó llevando Reebok. En el quinto episodio de la primera temporada Jerry parece hacerle un guiño en pantalla a Tracy, cuando para iniciar una conversación dice que tiene un contacto que le proporciona zapatillas.

Jerry presumiendo de enchufe. Y a la tía le da igual. Evidentemente, lo dejan.

Enviar zapatillas a las series era una tradición desde el principio de los tiempos. En Apartamento para tres, Los ángeles de Charlie o Arnold era muy habitual ver Nikes cedidas amablemente por la marca.

Muchos de los que trabajaban en Seinfeld recuerdan las cajas llegando al estudio como uno de los únicos momentos alegres de Jerry. Nike también creaba producto personalizado para la serie, zapatillas con el logo, camisetas o chaquetas para celebrar el episodio número 100.

Una de las prendas que se repartió entre el equipo

Y de repente, desaparece. No del todo, seguimos viendo zapatillas, aunque desde entonces solo lo hacían cuando había un motivo de peso, una referencia deportiva o algunos de los protagonistas haciendo deporte. ¿El motivo? Gary Warnett plantea que la FCC (Federal Communications Commission, el organismo encargado de gestionar las comunicaciones por tv y radio en Estados Unidos), endureció sus normas contra la publicidad encubierta.

Apartamento para tres, alguien en las oficinas de Nike saltó de alegría

Las zapatillas de Jerry durante la serie tienen poco en común. A él le gusta contar que siempre lleva zapatillas blancas como su ídolo el jugador de fútbol americano Joe Namath, pero durante la serie lleva modelos de otros colores, Mowabb o Escape. Algunos modelos de baloncesto, cross training, Jordan y tenis muy técnico que raramente se veían por las calles. Si vemos sus elecciones actuales parece que sus aciertos de los noventa fueron flor de un día, ahora está abonado a Shox personalizadas.

Y ojo que las hay peores, a veces va con zapatillas a juego con su coche

Aunque se habla de Jerry como el ejemplo de vestimenta de los noventa, sus elecciones tenían poco que ver con la moda de la época. Desde el primer encuentro con los encargados de vestuario, Jerry planteó que quería una imagen que no pudiera relacionarse con un momento concreto, que pudiera ser visto 10, 20 años después sin que la ropa te separe del argumento. Y lo consiguió, aquí estamos hablando de ella.

All Star 2019 Recap

La época dorada del All Star se apoyaba en dos columnas; obviamente era un espectáculo competitivo, pero además era un escaparate de zapatillas. Primero fue Michael Jordan quien estrenó muchas de sus zapatillas durante el All Star (en ocasiones probándolas unos días antes) y poco a poco fue convirtiéndose en el momento perfecto para que todo el mundo pudiera conocer nuevos modelos. Con el tiempo, fueron cambiándose a septiembre/octubre, el momento en el que se inician las temporadas deportivas, el verdadero momento en el que los jugadores de baloncesto compran zapatillas.

El juego fue cayendo hasta convertirse en un evento anodino. Las zapatillas fueron multiplicando ediciones especiales hasta formar una burbuja que ha explotado igualmente para todos. En la poda de ediciones limitadas han ido cayendo las de Navidad o versiones Elite para playoffs, pero también algunas del All Star. Kevin Durant, por ejemplo, utiliza el fin de semana de las estrellas para estrenar la versión Aunt Pearl de sus KD11. Estamos lejos de las 15 ediciones especiales del All Star que se lanzaban hace unos años. Con 14 jugadores Nike se ha situado con la marca más visible, a ras de suelo, apoyándose en su hermana Jordan, con 4 jugadores y las equipaciones oficiales.

Otra marca que ha colocado sus lanzamientos en un perfil bajo ha sido adidas. Con solo tres jugadores en el roster del All Star Game, han preferido no hacer mucho ruido. Under Armour, Li Ning, New Balance y Anta, con poca representación y previsión de pocas ventas, se sirven del All Star para una pequeña aparición en medios. La apuesta de Puma es el futuro, por lo que su estreno, la Uproar, se vio más en Rising Star que en el partido de las estrellas.

 

Kawhi Leonard estrenó OMN1S, las primeras New Balance de baloncesto desde Matt Bonner. Por ahora, sin fecha de lanzamiento oficial.

Wade jugó con Li Ning Way Of Wade 7 rosa, pero tenía preparadas unas Way of Wade AC7.  negras. 

La otra marca china, Anta, le preparó a Klay Thompson unas zapatillas con piezas de velcro que no pudieron verse en el partido. 

Under Armour estuvo presente con dos jugadores. Stephen Curry con Curry 6.

Embiid con unas UA Anatomix Spawn Low realizadas en colaboración de un grupo de niños.

Los tres jugadores adidas llevaron ediciones personalizadas con un mismo patrón que rememora el legado automovilístico de Charlotte. Harden con Harden 3. 

Lillard con Dame 5. 

Lowry, Marquee Boost Low. 

Jordan con cuatro jugadores. Kemba Walker, Jordan X personalizado. 

Blake Griffin, Jordan Fly.MVP. 

Russell Westbrook, Why Not Zer0.2

LaMarcus Aldridge, Jordan 33. 

Entre los Nike. Anthony Davis, Kobe A.D.

Otra Kobe, la 4 de Giannis Antetokounmpo con los nombres de sus hermanos, con quien compartía zapatillas. 

Kevin Durant, la versión Aunt Pearl de las KD11. 

LeBron tenía preparadas varias 16, entrenó con low Safari y jugó con Watch The Throne.

Irving, Kyrie 5 ROKIT.

Paul George, PG3. 

D’Angelo Russell, PG 2.5. 

Nicola Vujevic, LeBron Soldier 12. 

Khris Middleton, Bradley Beal, Ben Simmons, Nikola Jokic, Karl-Anthony Towns y Dirk Nowitzki con Hyperdunk X.

Middleton. 

Bradley Beal. 

Nicola Jokic. 

Ben Simmons con tres colores distintos.

Karl-Anthony Towns. 

Dirk Nowitzki. 

¿Y hay más? Sí, claro. Una de las mejores, Luca Doncic con Kobe 4 Protro.

Trae Young con adidas N3XT L3V3L. 

Spike Lee con unas Jordan que Tinker Hatfield ha diseñado con motivo de su última película, Blackkklansman

Hasan Minhaj con Jordan I Union (jugó con Kyrie V) y Chris Tucker con Jordan I.

Y lo más sorprendente. Allen Iverson con Jordan I, a pesar de que tiene a la venta unas zapatillas con su nombre junto a Reebok.

50 años de la primera gran zapatilla prohibida

Se cumplen 50 años de México 68, el que para muchos es el mayor evento deportivo de la historia, ya sea por la importancia cultural, la aparición de nuevos materiales o las marcas obtenidas, tres motivos que se cruzan en la historia de Tommie Smith y John Carlos.

Los dos atletas habían participado en el Olympic Project for Human Rights, una asociación que llamaba al boicot de México 68 por las conexiones racistas del presidente de COI Avery Brundage y la participación de Sudáfrica y Rodesia, dos naciones en las que se practicaba el apartheid. Finalmente Brundage permaneció en el cargo, pero Sudáfrica y Rodesia no fueron a México y se deshizo la amenaza del boicot.

Smith y Carlos protestaron durante Mexico 68 en una imagen que se ha convertido en historia de los Juegos. Aunque son siempre citados como protagonistas de las protestas en el podio, no fueron los únicos. También lo hicieron Ron Freeman, Lee Evans y Larry James en el 400. Sin embargo su lucha contra el poder había comenzado unas semanas antes. Y ahí es donde aparecen las zapatillas.

Horst Dassler, el hijo del fundador de adidas, supo crear una estructura de contactos en el deporte de primer nivel que se han mantenido incluso después de su muerte. Joseph Blatter, Joao Havelange (expresidentes de la FIFA) o Juan Antonio Samaranch (que incluso leyó un panegírico en el entierro de Horst) mantenían a adidas como marca fundamental en el deporte de rendimiento. adidas también tenía contactos en la IAAF, la asociación que rige el atletismo.

Uno de los adelantos técnicos de México 68 fue el uso de material sintético en las pistas de atletismo. Aunque no fuera la primera ocasión en la que se utilizó en grandes eventos, sí que sirvió para su popularización.

Puma desarrolló unas zapatillas adaptadas a las nuevas superficies en las que cambiaba los tradicionales clavos largos por 68 pequeñas agujas que se adaptaban al nuevo material con el que se fabricaban las pistas. Con ellas compitió en los trials estadounidenses John Carlos (200m) un par de semanas antes de los Juegos. El resultado fue un récord del mundo, que como cualquier otro récord debía pasar por la aprobación de la IAAF.

Cuando adidas descubrió las zapatillas contraatacó tratando de diseñar un sistema parecido, pero ante la cercanía de los Juegos jugaron con otra bala; contactos. Sorprendentemente las zapatillas fueron prohibidas por la IAAF y la marca de Carlos nunca fue homologada como récord del mundo.

En los Juegos Olímpicos, con zapatillas Puma con los clavos tradicionales, Carlos fue bronce y puso en primer plano unas zapatillas Puma en el momento de la protesta en el podio.

Muy lejos de los tiempos actuales en los que una zapatilla prohibida es un caramelo para las campañas de marketing, aquella Puma Brush Spikes fue la primera gran zapatilla prohibida.

Luego llegarían otras muchas restringidas por motivos, el color (Puma Joe Namath, Jordan 1/AirShip), contener material peligroso (Buscemi B-Court, Jordan Melo M10), utilizar un sistema de amortiguación mecánico (Spira en running, APL en baloncesto) o por hacer uso de logos no permitidos (un problema habitual con modelos customizados).

Aquella Puma Brush Spikes no solo fue una zapatilla prohibida. También fue un modo de entender que el liderazgo de las marcas deportivas tenían poca relación con las innovaciones reales y mucho que ver con las relaciones de las marcas con las grandes corporaciones que dominan el deporte de elite mundial.

Los peores himnos oficiales del fútbol en los mundiales

El fútbol y la música han intentado ir juntos en numerosas ocasiones, pero la Copa del Mundo es el peor momento para cogerse la mano.

Las canciones creadas para el Mundial suelen ser más dolorosas que los propios himnos nacionales cantados por los jugadores, con una asombrosa tendencia a convertirse en temas oficiales con incursiones de algunos jugadores que creen que el vocoder es la solución.

Las excepciones son, cuando menos, extrañas. Una de ellas podría ser World in Motion, un tema al menos digno que para los aficionados de New Order es el punto más bajo, quizás porque fue su único número uno. Un tema por encargo que debían interpretar junto a Paul Gascoigne o Peter Beardsley, pero el que consigue aumentar las visualizaciones en youtube es John Barnes, el mediocentro del Liverpool, que rapea oscureciendo a los ex-Joy Division y al actor Keith Allen. Barnes acabó repitiéndolo en un anuncio de Mars, esta vez con una sudera sin marca. Nunca sabremos por qué Barnes llevaba una sudadera adidas cuando la selección inglesa llevaba adidas y él cobraba de Diadora.

Debió gustarle la experiencia al cómico Keith Allen porque creó un nuevo hit futbolero con Fat Les, un supergrupo junto a Alex James (bajista de Blur) y el artista Damien Hirst. La canción, Vindaloo, era una auténtica parodia de las canciones futboleras que podía presumir de tener la letra menos trabajada de la historia. Nah, nah, nah, somos Inglaterra, marcaremos un gol más que vosotros.

No sabemos si el hooliganismo entendió la ironía, pero Fat Les sabía a quien se dirigía, porque el sello con el que distribuyó la canción era Telstar Records, que tenía entre sus protegidos a Victoria Beckham y Vinnie Jones. Telstar era, además, el nombre del balón del mundial de 1970, renovado actualmente con el Telstar 18 con el que se ha jugado en Rusia.

El Mundial de 1998 fue una batalla musical. Además de Vindaloo, Inglaterra se animó con una nueva versión de Three Lions, la que había sido canción oficial de la Eurocopa dos años antes. La actualización de The Lightning Seeds comenzaba con la retransmisión del fallo del penalti que les dejó fuera en 1996. El encargado de errar el tiro fue Southgate, el actual seleccionador inglés, que ha estado veinte años sin escuchar la canción que sus aficionados usan para darle ánimos.

Pero ni Three Lions ni Vindaloo fueron las canciones oficiales, mérito que se llevó How does it feel to be on top of the world, de un supergrupo formado por Echo and The Bunnymen, Space, Ocean Colour Scene y The Spice Girls. Niños que cantan y juegan al fútbol, estrellas del britpop sonrientes con un estribillo que difícilmente puede gritarse desde las gradas, motivos por los que el himno oficial fue superado por Three Lions y Vindaloo.

La selección alemana tiene más suerte dentro del campo que en los estudios de grabación. En 1978 Udo Jürgens, un cantante melódico austriaco que había ganado Eurovision doce años antes puso a la selección alemana a los coros con el resultado que cualquiera podría esperar. Vale la pena aunque solo sea por ver cantar de nuevo a Franz Beckenbauer, que ya lanzó un single en 1966 y una canción con su selección.

Como el asesino siempre vuelve al lugar del crimen, en 1990 Jürgens volvió a animar a la selección alemana. Entre esas dos fechas, 1978 y 1990, Udo Jürgens se encargó de provocar muchas vergüenzas, pero al menos en una de ellas fue un visionario. Fue el primer cantante en tener una línea propia con Puma, por expreso deseo de Armin Dassler, considerado por muchos el culpable del hundimiento de Puma en los ochenta.

La selección alemana de fútbol es el segundo patrocinio deportivo más longevo de la historia (cuando Slazenger empezó a proporcionar pelotas para el torneo de Wimbledon en 1902 todavía no se había creado oficialmente la FIFA). Que su himno fuera cantado por un austriaco relacionado con Puma parecía una venganza, pero parece solo un detalle sin importancia cuando piensas en 1994. La federación alemana eligió para su himno a Village People, una boyband creada artificialmente para atraer al público gay a través de sus estereotipados disfraces.

A aquellos tipos, se les había elegido expresamente por su físico…unos veinte años antes de aquél himno alemán. Tan fuera de su época que ha tenido que pasar un cuarto de siglo para que podamos volver a verlo con una sonrisa.

Si nos ponemos serios y viendo los problemas que luego tuvo Jurgen Klinnsman, el encuentro entre Village People y la selección alemana de fútbol es un ejemplo de las obligaciones normativas en cada grupo social. En el fútbol alemán declararse gay sigue siendo un tabú. Entre los miembros de Village People había heteros que preferían ocultarlo.

Estados Unidos lo intentó con Lupe Fiasco en horas bajas y Argentina en 2018 tuvo la mala idea de incluir la frase «si fallas, más fuerte serás», un boomerang que fácilmente se volvería en su contra. Pero allí han sufrido a Maradona cantando con Pimpinela. Incluso una buena idea, como fichar a Ennio Morricone para el mundial del 78, se convertía en un resultado discutible.

La selección española ha tenido muchos himnos no oficiales (Marwan y Luis Ramiro en 2010) y alguno oficial que mejor olvidar, A por ellos, oé, que consistía básicamente en repetir (y registrar en la SGAE) un grito de guerra de los campos de fútbol. Resultado era imprevisible, ya que los autores habían firmado anteriormente temas clásicos como Qué dificil es hacer el amor en un Simca 1000 o Me duele la cara de ser tan guapo.

La canción, que convertía Vindaloo en una sinfonía agradable al oído, tuvo su momento de gloria un tiempo después. Los autores del tema, La banda del capitán canalla, denunciaron a Izquierda Unida por utilizar «A por ellos, IU» en su campaña.

España tiene una curiosa tradición de antiguos futbolistas reconvertidos en cantantes con resultados desiguales con casos como Julio Iglesias, Álvaro Benito y Melendi. Tres nombres que se hubieran dedicado al fútbol si las lesiones no se lo hubieran impedido, lo que me hace pensar que para mejorar la música nacional habría que implantar servicios médicos de alto nivel en las categorías inferiores del fútbol.

Hacer una canción debe ser dificil. Hacer una canción buena debe ser más dificil y hacer una canción oficial buena para un mundial parece una tarea imposible.

Nike Hyperdunk 2017 en palabras de su diseñador

Durante el último cuarto de siglo Nike y Jordan han planteado las mayores propuestas tecnológicas del baloncesto y sorprendentemente el público las ha aceptado colocando a la marca como la más vista en las canchas con una superioridad apabullante. Nike necesita presentar novedades y sus novedades deben demostrar que sigue siendo la primera. La nueva propuesta se llama React y hasta ahora la información ha ido llegando con cuentagotas.

Ross Klein es otro de los brillantes diseñadores que llegan a las zapatillas desde la arquitectura y la tecnología, con una extraña mezcla de experiencias que van de Philips a Under Armour, de Timex a New Balance. Después de ser considerado uno de los diez diseñadores a seguir y demostrar sus posibilidades con la Kobe A.D., su primer gran trabajo para Nike Basketball ha sido la Hyperdunk 2017.

Tuve la suerte de sentarme a hablar con él sobre Hyperdunk y React, la tecnología que hace unos días nos presentaba Draymond Green. Green actuaba exactamente como un jugador de la NBA promocionando un producto, simpático, suelta un titular por aquí, un agradecimiento a la marca por allí o un chiste para reirse del youtuber de turno. Como la mayoría de los deportistas profesionales norteamericanos, domina el arte de la entrevista y te hace pasar un buen rato aunque tampoco puedes esperar un conocimiento profundo de las zapatillas. Para eso está Ross Klein.

Klein habla de React como la tecnología de amortiguación más completa de la historia de Nike. Mientras Air, Zoom y Lunarlon tienen ventajas funcionales concretas, React funciona como una espuma total, agrupa amortiguación, ligereza y longevidad. Ross Klein utiliza tres palabras clave para designar React y una de ellas es durabilidad. Sorprendente e interesante para todos aquellos que ven en la Hyperdunk la zapatilla sobre la que construir la temporada.

Una charla con Ross Klein no es un anuncio y por eso repite que su zapatilla intenta ser la más completa, no la mejor. Mis intentos por comparar Zoom-Lunarlon-React dan con un muro; No se trata de tres sistemas independientes sino de productos desarrollados dentro de un total, los conocimientos de un parte son asimilados por el resto y Nike lleva 40 años desarrollando sistemas de amortiguación.
La nueva Hyperdunk se asocia a la imagen de Draymond Green, él ha sido uno más de los cientos de probadores de la Hyperdunk 2017. Desde sus comienzos en 2008, la saga Hyperdunk ha querido convertirse en la signature del baloncesto, no de un jugador. Una línea que han usado Paul George, Kyrie Irving, Kobe Bryant, LeBron James o Anthony Davis (por nombrar jugadores que tienen su propia signature).

¿Un diseño útil para todas las posiciones? La era de una zapatilla para cada posición terminó hace mucho. Un jugador busca sentirse confortable, rápido o seguro, no importa el puesto que ocupe en la cancha. Que tantos jugadores distintos probaran una zapatilla consigue darle un sentido más global a la Hyperdunk con lo que las prioridades se abren hasta límites no aceptados en una zapatilla diseñada en exclusiva para un jugador. Más probadores, más inputs, más información que conlleva una mayor amplitud de foco. El agarre, por ejemplo, no debía ser adecuado solo en las perfectas condiciones de una cancha NBA sino en cualquier superficie por lo que se trabajó con mapas de presión que no sé si funcionan, pero al menos han dado como resultado un video espectacular (e incomprensible a primera vista).

La gran innovación es la espuma React y sobre ella se construyen dos versiones, que aparecerán en tres alturas. La Hyperdunk 2017 pone el énfasis en la velocidad y la transpiración, mientras que la versión Flyknit intenta sacarle todo el partido al React centrándose en el rendimiento. Mientras el Flyknit ha sido plenamente aceptado en otros deportes, el baloncesto aun era reticente, por lo que el entramado de la nueva Hyperdunk está adaptado a las exigencias de los probadores con distintos filamentos.

En los últimos meses Nike ha planteado tres nuevos sistemas de amortiguación; VaporMax, ZoomX y React. Este último es definitivamente el menos espectacular visualmente y precisamente por eso parece el más real. Ross Klein y Ernest Kim han evitado responder las preguntas sobre el recorrido de React, pero es obvio que irá más allá de Hyperdunk 2017 y Jordan Super.Fly 2017, la otra zapatilla que estrena el sistema de amortiguación.

Como una zapatilla de otra época, no hay historias ni inspiraciones contadas desde el primer minuto, no hay intención de convertirse en el nuevo objeto de culto, solo rendimiento. Y como todo el mundo sabe, eso es justo lo que necesitan unas zapatillas para convertirse en objeto de culto.

Lo que sabemos de Nike React

Hace unos meses Mark Parker anunciaba tres nuevos sistemas de amortiguación que serían presentados en el siguiente semestre. El último gran cambio había ocurrido en 2008 y desde entonces todo el mundo hablaba de la amortiguación de la competencia. Históricamente adidas se ha centrado en la estabilidad y de hecho el Boost lo desarrolló una empresa externa (BASF). Entrar en la batalla de la amortiguación era aceptar su derrota teórica, pero con Boost consiguieron saltarse todas sus reticencias. «Ah, vale, teníais razón pero nosotros nos llevamos el dinero».

El ataque de Nike llega en tres fases. La primera, VaporMax, es la más espectacular y la que menos mira al deporte. La ZoomX llegó justo desde el otro lado, en los pies de los que rozan las dos horas en maratón. React va por la calle del medio, no necesitas ser el maratoniano más rápido de la historia pero tampoco te exigen hacerte un selfi.

El nombre React le emparenta con la última época brillante de una marca hermana de Nike. En solo cinco años la imagen de Converse había envejecido hasta convertirse en una antigua gloria poco atractiva para un consumidor que veía a Magic y Bird como dinosaurios. El 3 de septiembre de 1991 Converse registraba React como marca comercial para su nuevo sistema de amortiguación que llegó a las tiendas unos meses más tarde. Durante algunos años vimos aquel React en las zapatillas de Kevin Johnson o Larry Johnson y todo el mundo quería reventar sus zapatillas para saber qué era aquella sustancia amarillenta. Fue el canto del cisne de Converse en el baloncesto, la última gran tecnología antes de darse por vencido. Como el malo de una película de terror, volvió a intentarlo un par de veces antes de que mamá Nike le apartara por completo del baloncesto.

Aquél React murió. El nuevo de Nike llega sin relación conocida con su antecesor, como un innovador compuesto que promete ligereza y durabilidad. La espuma se coloca siguiendo patrones de presión que facilitan mayor tracción donde más se necesita. Tal y como ocurrió con el Air a principios de los 80, las ventajas funcionales del React no se aprecian a primera vista, para disfrutar la durabilidad de una zapatilla deben pasar varios meses y decir que una zapatilla es más ligera es como asegurar que un detergente lava más blanco. Puede que sea real pero hay que demostrarlo. Precisamente nos atrae ese bajo perfil estético del React, ese desinterés por ser el chico mas cool del barrio. Por ahora lo vemos en dos zapatillas,  Jordan Super.Fly 2017 e Hyperdunk 2017 (la saga Hyperdunk ha tenido una relación de amor y odio con otro sistema de amortiguación de Nike, el Lunarlon). El video de presentación de Nike React es tan estético como misterioso.

Un avance de Mark Parker en marzo, una primera aparición de Draymond Green en junio y un lanzamiento que se prepara para agosto. Nike controla los plazos y la información para ponernos los dientes largos.

 

Una visión (crítica) de adidas en la URSS

Hace tiempo que evito publicaciones sobre zapatillas porque me aburre soberanamente la concatenación de supuestos datos copiados sin el menor análisis crítico.
El último ejemplo es lo publicado en HighSnobiety sobre la marca rusa Москва, un supuesto fake de adidas.

Por resumir mucho el artículo, cuenta la entrada de adidas en la Unión Soviética “una década antes de la caída del muro de Berlín en 1989”, y cómo aumentó su demanda gracias a la política de apertura de Mijail Gorbachov. Según HS, todo comenzó en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, cuando el aparato del estado soviético prohibió a adidas importar productos con el logotipo, ya que las marcas en general, y adidas en particular, eran vistas como elementos de propaganda capitalista. Según HS, el aparato de estado soviético prohibió las tres bandas en el textil y modificó el calzado para que las bandas formaran una M, para celebrar la ciudad de Moscú. Москва nacía como respuesta estatal a adidas, la marca del enemigo capitalista. Ilustra su razonamiento con una foto de un equipo femenino sin identificar con chaquetas y pantalones sin marca visible y con dos franjas en lugar de las 3 de adidas.

Selección URSS de balonmano femenino, dos franjas en el chandal, tres en las zapatillas.

El texto de HS se basa en algunas vaguedades y mucha imaginación, así que analicemos los datos reales.

adidas no llegó a la Unión Soviética en los ochenta. En la famosa final de Munich 1972 los jugadores de baloncesto soviéticos ya llevaban adidas e incluso en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964 eran habituales. Desde 1956 Horst Dassler había trabajado con atletas, muchos de ellos soviéticos.

Cualquier biografía de Horst Dassler, el verdadero creador de adidas tal y como la conocemos ahora, le presenta como un embaucador con contactos en las altas esferas políticas. Sobre todo en África y al otro lado del telón de acero, por motivos distintos. El objetivo de África era controlar el fútbol mientras que el ataque a los países del Este tenía un sentido más global. Las economías comunistas no permitían la entrada de marcas extranjeras, pero Horst supo saltarse el control a través de sus amistades, gracias a intercambios de regalos con Leónidas Brezhnev y sesiones de compras con los dirigentes del partido. Hors Dassler y su equipo eran famosos por tener una agenda con el nombre y gustos de cada dirigente político y no solo se referían a datos deportivos. Adi Dassler, el fundador de adidas, era famoso por sus zapatillas, Horst Dassler, su hijo, era famoso por sus cenas y su colección vitivinícola. A cambio de aquelos favores, adidas consiguió introducir fábricas en Europa del Este y convertirse en proveedor casi exclusivo de productos deportivos. En una economía socialista en la que no podías elegir entre cientos de marcas, cruzar el telón de acero era convertirse en la única marca para millones de deportistas. Aun hoy pueden encontrarse zapatillas adidas fabricadas en la Unión Soviética o Yugoslavia a principios de los ochenta.

Durante décadas, el deporte comunista estuvo asociado a adidas, justo lo contrario de lo planteado por el artículo de HS. Las selecciones deportivas de la mayoría de los deportes de la Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria y República Democrática Alemana vestían casi exclusivamente adidas. En la Alemania socialista incluso consiguió relevar a Zaha, la marca nacional. Al grupo se unía Cuba por cercanía económica y en ocasiones Yugoslavia, que pretendía mantener su independencia con gestos como vestir la americana Converse. Se relacionaba al bloque del Este con adidas tanto que Nike prefirió entrar en el otro bloque comunista, China.

En los Juegos Olímpicos de 1980 aun no se habían establecido las reglas que hoy conocemos sobre marcas y equipos. En la selección española de atletismo, Sanchez Vargas llevó equipaciones adidas y Karhu mientras Jordi Llopart llevaba Meyba. La selección británica llevó hasta tres camisetas distintas, con logo y sin él.
La selecciones soviéticas, al contrario de lo que plantea HS, también mostraba el logo de adidas. Es cierto que la selección de balonmano femenino no lleva tres franjas en las chaquetas con las que recogieron las medallas, pero sí las llevaban en el uniforme de juego y en las zapatillas. Las selecciones de baloncesto masculina y femenina llevaban tres franjas y el logotipo clásico. La de atletismo llevaban distintas camisetas, con y sin logo.

Relevistas soviéticos en Moscú 1980 con zapatillas adidas. ¿El uniforme? Un logo de adidas, tres sin él.

Selección URSS de Balonmano con franjas adidas.

Tkachenko con logos.

adidas no estaba prohibido. Desde luego no era accesible para cualquiera, pero era casi obligatorio a la hora de practicar un deporte de alto nivel, con la excepción de alguna marca japonesa (Asics Tiger, Mizuno), la práctica totalidad de los deportistas de elite soviéticos llevaban adidas.

¿Y qué es de aquella adidas modificada para que parezca una M? La historia de cambiar logotipos de adidas suena extraña, pero mucho más cuando desde los sesenta una marca finlandesa ya usaba en sus zapatillas la M (de “Mestari”, campeón en finés). Los relevistas que transportaban la antorcha olímpica hasta Moscú llevaban zapatillas con una M, pero eran Karhu en virtud de un acuerdo con el Comité Olímpico. Incluso en Grecia llevaban la zapatilla de la M y dudo mucho que las prohibiciones soviéticas llegaran a tierras helénicas.

¿adidas con M o Karhu?

En Grecia, con la misteriosa zapatilla de la M.

¿De dónde ha sacado esta historia HS? Hace años que rula por internet una versión básica de este texto, que se va repitiendo por foros sin que nadie cuestione ni uno solo de sus argumentos. Todos con las mismas frases y las mismas fotos. En ocasiones el equipo soviético de balonmano se convierte en equipo de baloncesto, pero nadie ha perdido 30 segundos en averiguar si era cierto que la Unión Soviética prohibió el logotipo de adidas durante los juegos.

Reebok Club C85, tenistas y camellos

Lo que hoy llamamos Reebok nació en el siglo XIX como una marca para atletas y durante casi un siglo se mantuvo atada a un deporte y un entorno geográfico muy delimitado: Reino Unido. Fundada a partir de pequeña zapatería, J.W. Foster and Son fue dejando de lado el cricket y el fútbol cuando se convirtió en Reebok en 1958.
En pleno boom del jogging en Estados Unidos, Paul Fireman vio en la marca británica una oportunidad para crecer e importar calzado Reebok. Todas las marcas querían aprovechar el auge del jogging y Reebok debía sacar partido a su historia.
El jogging había nacido en Nueva Zelanda y Jim Fixx había avivado el fuego con The Complete Book of Running, un libro convertido en bestseller que te invitaba a correr para encontrar el nirvana. En una de aquellas carreras Fixx se echó la mano al pecho y cayó fulminado, su muerte era también la muerte del jogging como fenómeno de masas. En unas horas el jogging había pasado de moda ubicua a convertirse en el malo de la película. El público necesitaba nuevos deportes, las marcas también. Y llegó la fiebre por los gimnasios.
El aerobic era la respuesta al jogging, era sano, no competitivo, profundamente comercial y llegaba a un público distinto que necesitaba nuevos productos. Reebok fue la primera en apostar por zapatillas específicas para aerobic y triunfó con Freestyle, Princess y Ex-O Fit. La importadora de Paul Fireman creció tanto que acabó comprando la casa matriz. Reebok, la marca del atletismo con la bandera de Reino Unido, se convertía en una empresa americana centrada en los gimnasios.
Reebok había aprendido algo del auge del jogging, no debía quedarse en una sola actividad. El segundo lustro de los ochenta debía ser el momento en el que Reebok creciera en el resto de deportes. Necesitaron mucho tiempo para entrar en el baloncesto en una época en la que se buscaban las zapatillas por el nombre del jugador que las calzaba y ahí Reebok no podía competir. Pero había un lugar que parecía perfecto para una marca que todo el mundo relacionaba con siluetas amables y pieles blancas.
Las normas del tenis obligaban a vestir de blanco, una regla que incluso hoy se respeta como referencia a los inicios del deporte. A finales del siglo XIX, cuando el tenis fijó las reglas que conocemos hoy día, las familias pudientes necesitaban distinguirse de aquellas actividades realizadas por las masas. Vestir de blanco era demostrar que no necesitaban trabajar, era el modo de separarse de los trabajadores de las fábricas.


La llegada de McEnroe, Nastase o Björn Borg cambiaron la imagen del tenis profesional, pero los clubes de tenis seguían siendo blancos. Reebok reconvirtió sus zapatillas de gimnasio en modelos para tenis. Los profesionales comenzaban a llevar las ACT 600 pero la apuesta de Reebok eran las zapatillas con las que podías jugar y tomar algo en el club. La NPC lo dejaba claro desde el nombre, Newport Classic. Newport es la ciudad que acoge el Salón de la Fama del Tenis Internacional pero también es un puerto de lujo.

La otra gran zapatilla del momento fue la Club Champion, diseñada como una reconversión de la Revenge Plus, en Reebok decidieron cambiarle el nombre, llamar Venganza parecía poco adecuado para un club de tenis. Técnicamente no era una zapatilla demasiado avanzada, pero precisamente por eso pudo llegar a un público mayor y sigue haciéndolo hoy día como Club C85. El uniforme se completaba con un polos, camisetas y chaquetas con franjas que durante años vimos a Arantxa Sanchez Vicario, Miloslav Mecir o Michael Chang, además de un eterno corredor de los sanfermines. Reebok consiguió dar el salto de los gimnasios a los clubes de tenis. Pero no se quedó ahí.
Rich Porter, uno de los camellos más famosos de la historia de Harlem, presumía de estrenar cada día unas Reebok blancas. Tal y como hacían los elitistas jugadores de tenis un siglo antes, vestir de blanco impoluto significaba no tener que mancharse las manos para trabajar. Tenistas de buena familia y camellos de barrio unidos en su interés por apartarse del vulgo. Influencers de la época.

Abstract cap 2, Tinker Hatfield ¿el mejor documental sobre zapatillas?

Cuando se habla de documentales sobre zapatillas, en realidad el espectro se reduce a documentales sobre locos por las zapatillas. Coleccionistas, dólares, reventas, colas parecen ser el tema principal de esos documentales en los que las zapatillas como objeto son lo menos importante.

Abstract, la serie de Netflix, está en las antípodas; ocho capítulos dedicados a diseñadores, desde la ilustración a la arquitectura pasando por la fotografía. Incluir zapatillas ya las coloca en un lugar muy distinto, como un elemento de diseño, no de colección.

La elección de Tinker Hatfield como protagonista del capítulo 2 puede ser polémica, pero entendible desde el punto de vista del espectador, porque más allá de su trabajo, se trata de uno de los pocos diseñadores de zapatillas reconocible para un público medianamente masivo. Si hablamos de diseños, quizás deberíamos buscar a Eric Avar, Peter Fogg o Steven Smith, pero si hablamos de storytelling y capacidad de comunicar, Tinker Hatfield es el referente.

No debe ser fácil conseguir que Tinker Hatfield, Mark Parker y Michael Jordan dediquen su tiempo a contestar tus preguntas y quizás ese es el principal problema. Algunas de las imágenes se centran en el desarrollo de la Nike Hyperadapt, un modelo absolutamente olvidable en la carrera de Tinker. Hablar de la Hyperadapt es el precio que hay pagar para conseguir ciertas cosas, pero es un coste adecuado porque después de todo he conseguido entenderla desde otro punto de vista. Pero para eso habrá que esperar al futuro.

El documental hace un repaso por la vida profesional y deportiva de Tinker, aunque en ocasiones parece demasiado guionizado, como si quisieran crear la historia perfecta y aprobada por Nike. Ni una sola palabra para Peter Moore, el diseñador que queda ninguneado hasta el extremo porque dejó Nike por adidas (algo similar ocurre en Shoe Dog, el libro de Phil Knight). Para crear esa historia incluso se permiten jugar con las fechas. En un momento, Tinker Hatfield repasa la historia de la Jordan XV y habla del momento en el que se diseñaron como uno de los peores de su vida, con las muertes de su padre, del padre de Michael Jordan y Bill Bowerman. La Jordan XV salió a la venta en 1999 el diseño se cerraría meses antes y Bowerman murió en diciembre de 1999. Puede que Hatfield se viera afectado por los últimos momentos de Bowerman, pero no por su muerte.

Alguien que haya leído los principales libros sobre historia de las marcas deportivas conoce casi todas las historias que cuenta Hatfield en el capítulo 2 de Abstract, pero es una oportunidad única para escucharlas directamente de su boca acompañadas de diseños y bocetos nunca vistos. Primeros pasos de Jordan III, VII, XI, Trainer I o Tech Challenge, storyboard de Regreso al Futuro y otras imágenes del archivo de Nike que por sí solas ya merecen la pena. Pero además Tinker Hatfield nos enseña a viva voz las diferencias entre el diseño y el arte, algo que tiraría por tierra las teorías de muchos diseñadores actuales.

Imprescindible para cualquier interesado en las zapatillas y muy interesante para interesados en el diseño general, se coloca en el puesto de honor de los documentales sobre zapatillas, aunque ni así se libra de algún pequeño tirón de orejas.

Jordan XI Space Jam, mitos que rodean el mito

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Cuando hablamos de la Jordan XI apetece enumerar una ristra de palabras que han perdido el significado por el sobreuso. Míticas, históricas, épicas… palabras que parecen existir solo para hablar de las Jordan XI. Vamos a los datos, más allá de los tópicos. ¿Por qué son un mito?

-Aunque no fue la primera signature, Nike tuvo que plantearse problemas que no habían surgido hasta entonces. ¿Qué hacer cuando Michael se retirara? Para muchos, Jordan no tenía sentido sin Michael. Para Tinker Hatfield, Jordan tenía peso para crear una marca, como antes habían hecho Fred Perry o Lacoste. El éxito de la Jordan XI le dio la razón y facilitó que se creara un “Jordan Team” alrededor de Michael. Sin ellas hubiera sido más dificil que Jordan existiera hoy como marca.

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-La Jordan XI que conocemos como Space Jam fue una combinación de colores creada para la película, pero en su momento no llegó a ponerse a la venta. Tal y como había ocurrido años antes con la Nike Mag de Regreso al Futuro II o incluso con Los Goonies, eran zapatillas que veíamos en pantalla pero no podíamos comprar. Una zapatilla inalcanzable la convierte en mito.

-En el año 2000, después de años de peticiones, Nike se decide a lanzar la Jordan XI en los colores de Space Jam. El modelo original de la película combinaba el negro con el color “concord” (más cerca del morado), sin embargo en pantalla parecía azul. Cuando Nike puso el modelo en las tiendas, eligió el azul. Es decir, lanzó la zapatilla que todo el mundo buscaba, no la real.

-Aquella primera edición de las Jordan XI “Space Jam” cambió también el modo de entender los lanzamientos. Hasta entonces las fechas de lanzamientos se colocaban durante la semana, pero las protestas de las asociaciones de padres de alumnos hizo que se trasladaran a los sábados. Los menores preferían hacer cola por unas zapatillas que asistir a clase.

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-Incluso hay mitos que rodean al propio mito de la XI. Michael propuso como idea central una zapatilla que pudiera llevarse con traje y de ahí surgió la opción de utilizar patent leather. Tinker Hatfield cuenta que un día recibió una llamada de Michael y al descolgar todo lo que escuchó fue un grandioso ¡te lo dije! Se refería a Boyz II Men, un grupo que en ese momento aparecía en la tv con traje y Jordan XI en una ceremonia de entrega de los Grammys. La otra parte lo cuenta de un modo distinto. Shawn Stockman, de Boyz II Men, recuerda que Michael les convenció para que las llevara. La verdad es que nadie ha encontrado fotos de Boyz II Men con las Jordan XI en aquella ceremonia, para alimentar aun mas el mito.