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Kickstories: Jordan II

El éxito de la Jordan I fue abrumador. Nadie había pensado que algo así pudiera pasar con una zapatilla. La campaña, el producto, el jugador y el escándalo creado funcionaron para un modelo que fundaría una época. Y no es fácil realizar una segunda parte.
La AJ II tampoco se diseñó pensando en Michael Jordan sino que se trataba de un proyecto de diseño industrial desarrollado en Italia. Peter Moore (el hombre que consiguió que Michael firmara por Nike, diseñador de la primera Jordan y su logo alado) buscó a Bruce Kilgore para que colaborara con él. Kilgore ya había creado un clásico, la Air Force One. El hecho de que su desarrollo y fabricación se realizara en Italia, a miles de kilómetros de la sede de Nike permitió que se creara una zapatilla muy diferente, a la vez que poco inspirada por Michael, que apenas estuvo involucrado. Del mismo modo que la Jordan I se basó en la dunk, la Jordan II se basó en la Nike Python,una zapatilla con una original imitación de piel de serpiente.

La ausencia del swoosh tiene un sentido. Peter Moore y Rob Strasser, los hombres que crearon la idea “jordan” pensaban abandonar Nike para crear su propia empresa. Y en esa empresa Jordan era clave. Con este modelo pretendían alejarle de Nike, convertirle en un hombre-marca que pudiera ser la base de su nueva empresa. Algo que muchos años después intentó hacer Shaq.
Al igual que con la primera, se realizó una versión en canvas que hoy día es practicamente imposible de encontrar. Se editaron sólo dos colores que Michael llevó en partidos NBA.

La Air Jordan II es la única que en su versión original no salió a la venta en negro, aunque en las versiones retro de 2004 se solucionó ese “problema”. Michael utilizó las versiones alta y baja sin distinción, y con ellas ganó su primer Concurso de Mates. Curiosamente, fue el primer modelo Jordan que pudo verse en la NBA en los pies de alguien que no fuera “su majestad”; Sam Vincent, uno de sus compañeros en Chicago. Pero quizás la primera vez que muchos vieron las Jordan II fue en el video clip «Bad» de Michael Jackson.
Tras la primera retirada de Michael, nike reeditó algunos de sus primeros modelos en lo que se convirtió en un sonoro fracaso de ventas. Las ediciones retro de 2004 las calzaron Quentin Richardson, Derek Anderson o Carmelo Anthony en colores propios. Reggie Miller calzó una nueva edición «nu retro», un intento de actualización sin demasiado éxito, mientras que en la actualidad se mezcla con suelas Air Max.

Quizás por su elegante diseño muy alejado de las zapatillas del momento o porque Michael no pudo lucirlas demasiado (fue el año que pasó casi en blanco por lesión) las ventas no fueron las esperadas. Diez años después, cuando fueron de nuevo editadas, tampoco tuvieron demasiado éxito. En 2004, sin embargo, duraron poco tiempo en las tiendas. Alguien en 1985 dijo que eran unas zapatillas que iban 15 años por delante de su tiempo. Al parecer fueron 19 los años de adelanto.

Kickstories: Jordan I

A mediados de los 80 Nike estaba herida de muerte. Las acciones bajaron hasta el mínimo de su historia y 400 trabajadores eran despedidos. La diversificación de productos le había llevado a otorgar licencias para ropa interior, vaqueros y cualquier cosa que diera dinero. En el baloncesto, habían conseguido hacerse un nombre, aunque fuera a costa de contratar a casi la mitad de jugadores de la NBA. Nike decidió apostar por un solo jugador, y éste fue Michael Jordan. Su primera zapatilla fue la que comenzó la fiebre «sneaker»; la primera vez que se deseaba una zapatilla.Pero la Jordan I no fue un modelo en el que Michael estuviera demasiado involucrado. De hecho, sólo era una variación de un modelo ya desarrollado, con los colores de su equipo y un nuevo logotipo, un buen y sencillo trabajo de Peter Moore, un hombre que luego sería olvidado porque acabó reflotando adidas. Ni siquiera se trataba de una zapatilla demasiado avanzada, y el mismo Frank Rudy, creador del concepto «Air» criticó que la bolsa de aire era tan pequeña que no era útil.
Un prototipo muy cercano al que salió al mercado fue mostrado a Michael en la reunión que decidió su fichaje por Nike, aunque Michael prefería los colores de North Carolina. Pero Moore no sólo se encargo del diseño del producto, sino del desarrollo de la campaña que la llevaría a convertirse en un fenómeno mediático. La primera vez que las vió en blanco, rojo y negro, Michael lo tuvo muy claro; no se pondría eso, no quería parecer un payaso. Peter Moore le pidió tiempo; 45 minutos para comprobar qué había tras el color. Si en ese tiempo la zapatilla no había conseguido ganarse a Michael, Peter Moore diseñaría otro modelo para él. En los entrenamientos, sus compañeros le decían que eran las zapatillas más feas que habían visto. Y eso es lo que quería Moore, que las miraran, que las tuvieran en sus ojos durante 45 minutos. Años mas tarde, Michael utilizaría la misma estrategia con su equipo de motociclismo, colocando unos colores poco usuales en un equipo de motociclismo. Y ganándose las mismas críticas. En realidad, Moore desconocía que en el baloncesto las zapatillas debían ser predominantemente blancas, y por eso les puso el color del equipo.

En sus primeros partidos con los Bulls, Michael llevó unas Airship, una zapatilla medianamente pesada para un escolta. Pronto apareció con las Air Jordan en negro y rojo, unas zapatillas que contravenían la norma de la NBA según la cual los jugadores de un mismo equipo debían llevar el mismo color de zapatillas. David Stern advirtió que una nueva violación llevaría a una multa de 1000$, una segunda, 5000$ y a partir de la tercera se sancionaría al equipo con pérdida de partidos. La multa la pagaría Nike, y les costaría mucho menos que el anuncio en el que decían que «sólo la NBA podía impedirte calzarte las nuevas zapatillas de Michael Jordan».Según dijo Stern años después, hasta su hija creía que era un imbécil por no permitir a Michael ponerse sus zapatillas. Finalmente Nike y NBA llegaron a un acuerdo para que Michael llevara un modelo predominantemente blanco. Pero la fiebre por las zapatillas negras y rojas ya había comenzado. Uno de esos pares permitidos por la NBA aparecieron unos años después, justo cuando Michael se disponía a jugar el que parecía ser su último partido en New York.

En la calle, los 65$ que valían no conseguían frenar la fiebre que desató. Se revendían por 100$. Se robaron los posters publicitarios de las paradas de autobús. Un joven director de cine, Spike Lee, las mostraba en «Nola Darling», una película en la que las Jordan de Mars Blackmon eran un personaje y no una parte del vestuario. El objetivo de Nike era que la línea Jordan llegara a los 3 millones $. En su primer año había llegado a los 130 millones.En realidad, las zapatillas con las que Michael jugó su segunda temporada no eran las que podían adquirirse en las tiendas. Después de la lesión en el pie, Nike creó un híbrido que mezclaba las Jordan I con la más avanzada suela de la Jordan II.
Diez años después Nike reeditaba el modelo aunque esta vez fue un sonoro fracaso. A partir de ahí, se ha convertido en la zapatilla con más peticiones de reedición, y una de las más veces reeditada. Aunque la más buscada es aquella primera por la que un comprador pagó, en 1997, 10 millones de yens. Los primeros prototipos en negro y dorado (luego habría una edición retro en estos colores), la primera edición «black toe» o una variación en «canvas» llamada AJKO son los tesoros que pocos encuentran.Pero todo esto no le ha librado de que el «sneaker guru» Bobbito Garcia la nombrara una de las peores zapatillas de los 80.

Kickstories: Nike Flightposite 1999

La primera zapatilla realizada en Foamposite fue revolucionaria como concepto. Tanto, que tardaron dos años en darle continuidad. Mientras, habían creado un extraño híbrido con Air Max llamado Total Foamposite Max, en el que se utilizaba el mismo material en el corte, pero la mediasuela quedaba fuera.
Tirando de uno de los silos de Nike, pasó a llamarse Flightposite para darle fuerza a la línea más rápida del baloncesto de Nike, a pesar de que la construcción no la hacía precisamente ligera. El proceso de creación era algo distinto para crear un mejor ajuste, pero la base seguía siendo la misma; un molde sobre el que se vertía el líquido que luego formaría la zapatilla. Como una escultura.
Pero esta vez lo impactante no era solo la estructura de foam de una pieza que unía mediasuela y parte superior. En 1999 y en plena lucha batalla por mostrar lo futurista que se podía ser a las puertas del siglo XXI, los cordones estaban escondidos debajo de una cremallera sin mas funcionalidad que el diseño. El trabajo de Eric Avar (Kobes o Huaraches son obras suyas) fue recibido como suelen serlos los proyectos revolucionarios, con división de opiniones. La leyenda cuenta que la revista Time lo nombró como uno de los peores diseños de 1999.
El poliuretano de 2 mm de grosor rodea el pie de un modo más natural que su predecesora y el Zoom la hacía más cercana al suelo (de hecho, estaba inspirada en la Zoom Flight). Los colores iridiscentes le daban el último toque futurista. A Kevin Garnett le gustó tanto que su siguiente zapatilla oficial sería la Flightposite II, pero también la llevaron Jason Kidd o Tim Duncan. De base a pivot.

Kickstories: Reebok Omni Lite/ Omni Zone II 1991

Durante algunos años, Michael Jordan era aquél joven prometedor que había vencido al todopoderoso Dominique Wilkins en el concurso de mates. En los ochenta, Wilkins se había convertido en la imagen de Brooks y podía decirse que en la NBA era casi su único representante. Pero Reebok se hizo con él para mostrarnos The Pump, la tecnología que prometía personalizar el ajuste, no solo con cordones, sino gracias a una cámara que se inflaba desde una bomba en la lengüeta. Y entonces, Hexalite en la media suela era una garantía de éxito. Una línea completa de zapatillas llamada «Omni» recordaba el nombre del pabellón en el que jugaba Dominique, aunque nunca fue una signature como en los tiempos de Brooks.
Omni Zone II y Omni Lite (en la foto) eran casi idénticas, con la segunda rebajando la altura del collarín y eliminando la malla. Ambas unían los beneficios de la primera The Pump con un diseño más atractivo cimentado en un detalle funcional, una pieza plástica en el lateral que debía dar estabilidad a la zapatilla. Además de Dominique la llevaron Sam Perkins, Danny Ainge, John Paxson o Dennis Rodman, pero fue la zapatilla que todos relacionamos con Dee Brown. El jugador de los Celtics tenía acceso privilegiado a las muestras de Reebok por vivir cerca de la sede de la marca en Estados Unidos. Así fue uno de los primeros en probar las Pump y se atrevió con ellas en el concurso de mates del All Star. Su gesto de inflarse las zapatillas antes de cada mate le llevó mucho más lejos que su carrera en la NBA.
Cuando llegó el momento de jugar con el diseño se probó con nuevas tecnologías, sirviendo como base para la Omni Pump olímpica de Yao Ming e incluso con una versión que recuerda a zapatillas de running.

Kickstories: adidas Micropacer 1984

En 1984 adidas tenía muchos líos en la cabeza. Mientras Nike y Reebok no paraban de crecer, ellos se quedaban entre el deporte, tal y como había buscado el fundador, Adi Dassler y las relaciones sociales, opción de su hijo Horst. Estados Unidos, principal mercado, se había convertido en una pela de gallos, sin embargo la Europa del Este era coto exclusivo de las tres franjas. Pero si quieres vender en Nueva York, seguro que hay mejores modos de hacerlo que obligar a llevar tus zapatillas a una bigotuda velocista de un país que daba miedo. El boicot de los paises del Este a los Juegos Olímpicos de Los Angeles fue la puerta abierta para otras marcas.
Y así apareció la adidas Micropacer. El diseño quedaba escondido por un cubrecordones. El del pie derecho tenía un bolsillo para guardar las llaves, un recurso para que las dos fueran iguales. Lo verdaderamente apasionante estaba en la zapatilla izquierda. Un sensor en la punta de la zapatilla se conectaba con una pequeña pantalla para indicar los kilómetros, tiempo y calorias consumidas. Nunca llegué a saber qué sistema utilizaba, pero supongo que en 1984 no habría muchas más opciones que un contador de pasos al estilo de los podómetros ahora habituales. Un golpe, un paso.
Para completar el diseño, un gris plateado espectacular y el color de la mediasuela hacía que fuera imposible pasar desapercibido. Más que de un modelo que buscara ventas, se trataba de una «bala de plata», un producto que consiguiera asociar a adidas con la tecnología en la mente de los compradores. Y en plena era del GPS, pensar en una zapatilla así en 1984 es increíble.
El reloj, eso sí, tenía fecha de caducidad, porque solo disponía de fechas hasta 2009. Antes de que sufriera su particular efecto 2000, fue reeditada en varias ocasiones (en la foto) y con distintos materiales y acabados, aunque mantiene su estatus de modelo imposible.

Kickstories: Nike Mag

Un ejemplo de cómo una zapatilla puede convertirse en un mito sin pisar las calles, antes de haberse fabricado. Incluso sin pensar que pudiera llegar a fabricarse.
En 1985, la primera parte de Regreso al Futuro ya tenía algunos casos curiosos de posicionamiento de producto. Pepsi, Kellogg´s o Calvin Klein aparecían en pantalla e incluso en el guión, gracias a un departamento creado por Universal Studios que pretendía colocar anuncios en cine. Algunos diseños y logotipos fueron recuperados del pasado para dar mayor credibilidad a una parte de la película ambientada en los cincuenta, aunque no sé si credibilidad es lo que busca una comedia sobre viajes en el tiempo. En aquella primera parte, Marty McFly, el protagonista, compartía unas Nike Bruin en el presente con unas Converse Chuck Taylor en el pasado.

Para la segunda parte, que se desarrollaba en 2015, el productor ejecutivo Frank Marshall pensó que algunas marcas podían llevar sus productos hasta el futuro. Y contactó con Nike, que puso la idea en manos de Tinker Hatfield, un diseñador que aún no había creado las Air Max y que por entonces trabajaba mano a mano con Mark Parker, actual CEO de Nike.

La primera idea fue una zapatilla con un campo magnético que te permitiera caminar por el techo. De ahí el nombre, Nike Mag. El departamento «publicitario» de Universal trabajaba de un modo independiente de los guionistas, que luego debían buscar un modo de colocar el producto en pantalla. Y lo que hicieron fue servirse de esa funcionalidad magnética para unirlos al hoverboard, un patín que se movía sin tocar el suelo, como un hovercraft. Además, las zapatillas tenían Powerlaces, unos cordones que se ajustaban solos. En realidad, las zapatillas debían ajustarse, pero la tecnología necesaria era demasiado aparatosa y se colocó solo en algunos pares para la toma en la que se atan solos. Los cables y la batería quedaban fuera del plano. El resto de los seis pares creados se ataban al modo tradicional.

Hatfield también diseñó la caja de las Mag y una chaqueta autoajustable y autosecable, que también aparecen en la película.
Todo quedó como una especie de broma. Tinker Hatfield volvió a hacer zapatillas para películas que aparecieron en Batman y en la parte más seria de su trabajo, revolucionando el diseño con Air Trainers, Air Max y Jordans. En un momento en el que aún no se había desatado la fiebre por la cultura de las zapatillas, las Nike de Marty McFly eran el modelo del que todo el mundo hablaba. Una especie de referente de lo que podría ser el futuro. Pero nadie pensó en que algún día llegarían a ponerse a la venta.

En 2005 se inició una campaña popular que pedía la vuelta de las Nike Mag e incluso crearon una web para recoger firmas. Quizás eso fuera la piedra de toque para Nike, que vió cómo una zapatilla podía ser la más deseada incluso sin haber sido producida. O quizás precisamente por eso. Comenzaron a aparecer nuevos modelos en colores que recordaban a la Nike Mag. Incluso el diseño de la primera Hyperdunk recordaba bastante a la de Marty McFly, aunque los bocetos para la Mag parecían la base de la Nike Zoom BB. Nike comenzó a utilizar la imagen de esa zapatilla mítica para promocionar sus productos e incluso montó en un Delorean a Kobe Bryant para presentar el color especial McFly de las Hyperdunk.

La mejor zapatilla nunca creada. Parecía la frase asociada a la Nike Mag. Hasta que a principios de septiembre de 2011 comienza a rumorearse que algo grande va a pasar. Incluso en Nike no saben muy bien a qué se refieren, porque toda la información está custodiada, bajo secreto, en la sede central de Nike en Beaverton.

El creador de Google, Sergey Brin, ideó el reto Brin Wojcicki para ayudar a la fundación Michael J. Fox de lucha contra el Parkinson, enfermedad que sufre el actor protagonista de Regreso Al Futuro. Por cada dólar que un nuevo donante diera a la fundación, Brin daría otro. Nike recogió el guante. Provocaría una donación masiva.
Decidida a hacer las cosas de un modo distinto, e intentando huir de las reventas que colocan las zapatillas a precios escandalosos en beneficio propio, Nike pondría a subasta 1500 pares de la reedición de las Mag ¿o tendríamos que decir simplemente edición? Los beneficions netos de la campaña irán directamente a la Michael J. Fox Foundation. Y Sergey Brin tendría que igualar el dinero resultante. Mucho se ha criticado el modo de hacerlo, que ha supuesto que la mayoría de los que han soñado con las Nike Mag no tuvieran acceso a ellas. Pero al menos así se aseguraban que el valor final del producto llegara a manos de la fundación Michael J. Fox. A pesar de ello, algunos de los compradores están intentando revenderlas a precios aún más exagerados, y no creo que esas ganancias sean cedidas a la caridad. Además, pequeñas réplicas de porcelana y pins también se han vendido en tiendas tradicionales, con el mismo fin humanitario.

Los diez días en ebay y algunas subastas físicas completaron donaciones por valor de 5,695,190.53 dólares, que Sergey Brin duplicó. Tinie Tempah, Brian Wilson, Marco Bellinelli, Kid Cudi o Kanye West han sido algunos de los afortunados receptores y muchos de ellos no han tardado en estrenar su flamante par de varios miles de dólares.
La Nike Mag no era exactamente igual a la original. Nuevos materiales en el lado positivo, con una nueva suela exterior y un botón interior que la mantiene iluminada durante cuatro horas (se recargan conectándolas a la corriente). En el lado negativo, no tenía los Powerlaces que se ajustaban solos. Pero incluso a eso han sabido sacarle partido. En el anuncio creado para la ocasión, Tinker Hatfield se encargaba de explicar a «Doc» Emmet Brown que no había Powerlaces porque aún estábamos en 2011. Habrá que esperar a 2015, aunque no aseguro que nos hagan volar.

Kickstories: Nike Terra T/C 1980

Un diseñador de zapatillas puede encontrar inspiración en casi cualquier cosa. Incluído un muñeco de peluche. Jeff Sink pensó que la blanda sensación de un oso de peluche sería genial si pudiera llevarse a una zapatilla. Después de destrozar algunos osos (y discutir con su hijo) se puso en contacto con el fabricante para averiguar el material del que estaban realizados. Y la respuesta cambió por completo la industria del calzado.
Las Nike Terra T/C (Training/Competition) fueron las primeras zapatillas de producción masiva en las que se utilizó phylon para la mediasuela. Diseñada para los que corrían habitualmente, después de 900km mantenía el 93% de su capacidad de absorción. La Terra T/C fue un modelo deseado por corredores y con una versión para chicas llamada Lady T/C. A pesar de tratarse de una zapatilla-mito, ha sido completamente olvidada en la rueda de reediciones.

Kickstories: Nike Air Max Penny IV 1998

Penny Hardaway había tenido un gran impacto con su llegada en la NBA, pero los años y las lesiones le iban apartando del éxito al que parecía encaminado. Su línea de zapatillas iba languideciendo como su carrera. Y la puntilla la puso 1998, el año que se unió el Lockout de la NBA con la lesión de Penny Hardaway.

Después de un inicio espectacular y los coqueteos con el Foamposite, Nike llevaba el Foamposite a Kevin Garnett y Tim Duncan y lo alejaba de la saga Penny. Después de colores brillantes y novedosos materiales, la Penny IV era una zapatilla correcta realizada en piel y que mantenía Max en el talón y Zoom en la parte delantera, pero que poco tenía que ver con los destellos de las anteriores. Un diseño centrado en la tira de velcro, con un gran logo «1 Cent» en la lengüeta, que cubría parte de los cordones dejando ver su apodo y con el Swoosh de Nike casi invisible.

Fue el momento también del traspaso de Hardaway a Phoenix, con un mercado menor. El equipo de Eric Avar que había diseñado sus zapatillas comenzó a trabajar en otras categorías de Nike y a Penny se le ofreció pasar a formar parte de Jordan Brand. Aunque en ocasiones llevó Jordan, Penny nunca quiso entrar oficialmente en Jordan, la signature contra la que compitió durante algunos años. Durante el resto de su carrera llevó zapatillas Nike personalizadas con su logotipo y tuvo que esperar a retirarse para que Nike recuperara sus diseños para crear híbridos basados en ellos.


Kickstories: Nike Air Max Penny III 1997

A Penny Hardaway le gustaron tanto las Foamposite que abandonó su línea de zapatillas por ellas. Para la Penny III, Eric Avar tomó algunas ideas de la Foamposite. Si hasta ahora las Pennys tenían un soporte lateral realizado en Phylon, la III incluía el material que vimos en la Foamposite. Parecía más una maniobra publicitaria que funcional, ya que lo verdaderamente revolucionario de la Foamposite era el modo de fabricación, de una pieza, como una escultura a la cera perdida. La Penny III incluía piel y una entresuela tradicional (Air Max y Zoom), todo unido por las costuras habituales. Pero al menos tenía apariencia de algo novedoso y funcionaba como estabilizador.

Esta vez el logo de Penny (el 1 con la «C») estaba situado en el lateral y el swoosh se mantenía en el mismo tamaño, como si quisieran igualar la marca con el nombre. Además, en los colores originales el swoosh tenía el mismo color que el fondo, difuminando su importancia. Puede que Nike pensara en la posibilidad de crear una línea completa de Penny como hizo con Jordan o puede que ya hubieran pasado los años en los que un gran logo significaba poder.

Kickstories: Nike Air Max Penny II 1996

La segunda zapatilla para Hardaway comenzó con mal pie. Cuando aún estaba en pleno desarrollo, Penny vió un modelo que Eric Avar estaba diseñando, la Foamposite, y la quiso como su zapatilla. Así que la Penny II parecía que se iba a convertir en el deshecho.

Pero no fue así. Eric Avar había trabajado durante mucho tiempo con Tinker Hatfield y supo quedarse con parte de sus métodos de trabajo. Mantuvo la idea original de la primera Penny, con una pieza plástica en el lateral, pero la llevó casi hasta los cordones. Otra novedad también vino de su parte, incluir Zoom en la parte delantera, dejando Air Max en el talón. Era en momento en el que Nike estaba «rebautizando» el Zoom, que había sido usado en la primera zapatilla no oficial de Penny, la Flight One, aunque entonces se le llamaba «Tensile Air». Zoom en la parte delantera, Max en el talón.

Más ajustada y estrecha que la primera, se convirtió en la favorita de Penny, a pesar de que no la usó durante mucho tiempo debido a lesiones y la aparición de la Foamposite. En su versión original apareció en tres combinaciones de blanco, azul y negro (los colores de Orlando) y en el que el logotipo de Penny se situaba en la lengüeta o en el collarín. Mas tarde las ediciones retro ampliaron la gama, incluso hasta un rojo y negro que llegó tarde para su última etapa en los Heat.

Como curiosidad, dos jugadores que han nombrado a Penny como su jugador favorito han llevado la Penny II, Lebron James (en una entrevista) y Gilbert Arenas.