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Bluey contra Malasaña

Hace unos días estuve en un centro comercial, en uno de esos eventos en los que un tipo disfrazado del dibujo animado favorito de tu hijo hace un par de bailes, tú ves sonreír a tu hijo y se te olvida, por unas décimas de segundo, que el cartel de Primark dejará una marca indeleble en tus retinas.

El dibujo favorito de mi hija es Bluey, una serie australiana que tiene los clásicos niveles de mensaje, lanza uno para los más pequeños y otro para los adultos. A veces, cada uno pilla el mensaje del otro.

Me gustaría pensar que hay grandes motivos para ver Bluey, algunos de los capítulos son una gran obra estética (Hora de dormir, Temporada 2, Episodio 26), otros juegan con las emociones al nivel de Haneke (Lluvia T3 E18), aportan interesantes y malvados aprendizajes (Unicorsio T1 E8) o introducen historias que parecen extraídas de un breviario sufí (la del granjero y el caballo en El cartel, T3 E49). Incluso podría presumir de que The Alchemist ha colocado algunos personajes de Bluey en Seasons Change para darle un toque serio a mis comentarios.

En realidad, a mí me da la impresión de que estoy tratando de intelectualizar algo que es tan sencillo como una serie para niños.

Volvía a casa pensando en la dificultad de cuantificar el rendimiento de la actuación de un tipo disfrazado de Bluey, cuando mi hija llegó a casa y dijo «pon Bluey..Po favó».

45 min después de ver a Bluey «en persona» (tendría que decir «en perro»), quería verlo en la TV, que básicamente es comprar su producto.

Lo pensaba mientras entraba en IG y me encontraba a los mismos de siempre en la misma fiesta de siempre que celebraba, esta vez, la inauguración de una tienda. He pensado mil veces si aquellas fiestas tienen sentido, pero de repente me he imaginado a toda aquella gente que, como mi hija con Bluey, habrá llegado a casa y habrá consumido el producto.

Después de todo, no son situaciones tan diferentes. El disfraz de Bluey no es más que una versión infantil del disfraz de moderno y Charlie Narcotic podría ser perfectamente el Bluey de las futuras generaciones…

Donahoe sale, entra Hill

John Donahoe despidiéndose de sus colegas, aayyy.

Todos lo sabíamos, el momento de John Donahoe como CEO de Nike ya pasó, se había organizado una cacería en los medios y en redes que por supuesto llegaba a los accionistas. Hace tres meses, Phil Knight aseguró que tenía mucha confianza en Donahoe, que como cualquier aficionado al fútbol sabe, es el paso anterior a un despido.

Knight dijo algo más, confiaba en Donahoe PORQUE era alguien que conocía bien la empresa, desde los 90 trabajaba como consultor de Nike. Era la primera vez que se referían a él como alguien de Nike. Parecía que querían cambiar «la narrativa sobre Donahoe». Porque un CEO, como un diseñador en una firma de moda, es trabajo pero también es la historia que quieren contar.

Cuando Donahoe llegó a Nike, nos contaban la historia de que era alguien externo, con experiencia en eBay y PayPal, que llegaba a la empresa para liderar el cambio digital.

Donahoe fue eliminando espacios físicos de Nike y lo centró todo en internet. ¿Acaso se esperaba algo distinto de alguien que viene eBay? Una vez centrado en lo digital, eliminó puestos que, de un modo u otro, podían informar de lo que estaba pasando en las calles. Pero claro, una vez que las calles no importan, no se necesita esa información.

Sin embargo, esta estrategia no es algo nuevo en Nike. Bajo el mandato de Mark Parker se cerraron cientos de cuentas que Nike entendía como «pequeñas» para dejarlo todo en manos de las grandes y de sus propias tiendas que proporcionan un margen mayor. Vendo menos, gano más.

Obviamente esas pequeñas cuentas no proporcionaban grandes cifras, pero hacían algo por Nike que difícilmente se puede medir: mostraban el producto a un consumidor que no se sentía atraído por las grandes cuentas. Ese consumidor era comercialmente irrelevante, pero daba mucha información sobre el futuro de la marca.

Esa información ahora se intenta adivinar en los likes a un post de Instagram, pero la relación entre likes y compras no es siempre directa. Incluso es difícil relacionar likes y tendencias reales.

Donahoe llegó a Nike para desarrollar un proyecto que había comenzado mucho antes, que implicaba identificar sus BEST sellers y apostar por ellos.

Históricamente, Nike ha mantenido un complicadísimo balance entre innovación y ventas. Porque la innovación no vende, pero muestra al consumidor que la marca que está comprando tiene algo más. Durante la época de Mark Parker el producto masivo y fácil fue comiendo terreno en Nike. Y estoy convencido de que Donahoe llegó a su puesto con el objetivo de continuar ese trabajo.

Las constantes críticas a Donahoe me parecen tan justificadas como simples, todo forma parte de una estrategia creada por Nike. Y por seguir con los comentarios simples, no se puede criticar a un burro porque rebuzne. Donahoe llegó para hacer justo lo que ha hecho.

 

Su relevo como CEO, Elliott Hill, se presenta como la cara opuesta. Un tipo que dice que su zapatilla favorita es la Trainer 1, que en 1988 presentó en clases un proyecto sobre Nike, entró en la empresa como becario y permaneció allí 32 años. Justo hasta que llegó Donahoe. Para ampliar su leyenda, pasó un tiempo como director de Tecovas, una pequeña firma de botas de cowboy.

Donahoe llegó como «alguien de fuera que conoce el mercado digital», Hill es «alguien criado en Nike que conoce a nuestro consumidor de siempre». Abrazos en Nike, por fin alguien que nos comprende.

Cuando llegó Donahoe, relevaba en el puesto a Mark Parker, diseñador de zapatillas, coleccionista de arte y atleta (llegó a ganar un maratón de nivel medio). Mi duda era si Donahoe, al que entonces vendían como un externo a Nike, comprendería al consumidor. No lo ha comprendido.

Esa duda no la tengo con Elliott Hill, él conoce bien al consumidor de Nike. Lo que no tengo claro es si conoce al consumidor de Nike de 2024.

Lo que no me gusta de la campaña de Nike

Durante muchos años, cuando me preguntaban por mi campaña favorita de la historia nombraba la de Nike para Atlanta 96. Sigo haciéndolo.

Me impactó el anuncio que aparecía en TV, justo antes de que el comentarista nos contara alguna historia sobre hermandad entre los deportistas, pero también había una parte de la campaña que era visible en Atlanta. Por resumirlo a nivel tiktok: en grandes carteles algunas las estrellas de Nike anunciaban que habían ido a Atlanta a ganar, que aquello de participar era un cuento.  

Para 2024, Nike ha preparado una campaña que comparte con aquella algunas de las ideas centrales, así que algunos me dijeron ¡Seguro que te gusta!

Pero no. No me gusta.

¿Qué sentido tiene que algo me guste en un momento y no te guste en otro?

En 1996 era un marca rebelde. Sí, era la marca que más vendía pero disfrutaba con su imagen de underdog. El comité olímpico internacional era lo opuesto, lo establecido, el deporte organizado, las banderas, lo oficial. Lo olímpico disfrutaba con esa imagen, colocaba a miembros de las familias reales en las tribunas y sus presidentes eran barones, condes y duques.

Ante la imagen del deporte que mostraba el COI, en la que lo importante es participar, Nike presentaba la cara real, sacrificio, sangre y vómitos. Sonaban The Stooges, Search and destroy. Estamos aquí para ganar, no para participar. Nosotros somos el deporte real, el COI es un parque de atracciones. Era la presentación oficial del Zoom, una casi nueva tecnología que ya había aparecido en modelos anteriores, pero la campaña casi no mostraba el producto.

La campaña fue espectacular y polémica. Algunos de los deportistas Nike, como Michael Johnson, la criticaron y el COI pidió su retirada. Lo pidió primero de buenas maneras…y luego apretó un poco más.

Nike y el Comité Olímpico Internacional acabaron enfrentados. Perfecto para la imagen outsider de Nike.

La historia giró inesperadamente cuatro años después. Reebok, encargada de vestir los JJOO de Sidney 2000 se vio obligada a romper su contrato olímpico a unos meses de la inauguración. Se hablaba de desacuerdos contractuales, pero la verdad la conocimos unos años después, cuando supimos que Reebok estaba cerca de la quiebra, ese era el principal motivo por el que no podía encargarse del acuerdo olímpico. El 8 de diciembre de 1999, nueve meses antes de la inauguración, saltó la noticia: Reebok no vestiría a los Juegos. Cuatro días después, alguien llegó al rescate. Nike, la que cuatro años antes se había enfrentado al COI, ahora se comprometía a crear la ropa oficial de Sidney y tenerla lista en 9 meses. Y lo hizo.

¿Quién encendió el pebetero olímpico en Sidney? Una atleta local, Cathy Freeman, con mucha relación con Nike. No solo llevaba zapatillas con el swoosh, también estaba casada con Sandy Bodecker, uno de los personajes históricos de Nike. Por supuesto, Freeman llevaba Nike cuando encendió el pebetero. Unas Presto. ¿Estaba todo decidido antes de que Nike le solucionara el papelón al COI? Seguro. Pero siempre quedará la sospecha.

Desde entonces, la imagen underdog de Nike ha ido perdiendo importancia en la comunicación de la marca. También el deporte ha dejado de tener peso. Ahora mismo relacionas la marca más con los artistas de la ceremonia de inauguración que con los propios deportistas. Una campaña como la de 1996 ya no tiene sentido porque Nike ha acomodado su imagen a la de los poderosos. Ahora es «la marca oficial de tu equipo» y viste a los árbitros, que unos años antes eran el enemigo principal. Si has cambiado tanto, no tiene sentido que sigas repitiendo los mensajes de tu juventud. Eso vale para Nike y para los cuarentones que siguen cantando a Tupac en un coche familiar mientras van a su puesto de directivo en la empresa de su suegro.

Ah, y hay otra diferencia principal. Podemos recitar de memoria algunas de las zapatillas que Nike presentó en 1996, pero en 2024 Nike no tiene un gran producto para presentar.

Pero hay más. La sociedad de 2024 no es la de 1996.  La diferencia que más sorprende a los adultos es que los jóvenes de ahora tienen otras ambiciones. En los 80 querían ser ejecutivos agresivos, en los 90, contraculturales. Ahora el objetivo es sentirse bien. ¿Trabajar? Lo suficiente para vivir ¿Deporte? El que me haga sentir bien. La salud mental por encima de los objetivos profesionales.

Por eso no entiendo que una campaña en 2024 unos deportistas presuman de estar enfermos, de ser malos, de que el deporte es su única obsesión.

La nueva campaña de Nike se parece mucho a la de 1996, pero el entorno es completamente distinto y por eso no funciona del mismo modo. Quizás ese sea el problema, que Nike no conoce su entorno.

 

Salomon y adidas, sobre divorcios y custodias

La nueva Salomon ACS Pro Advanced no es como la antigua. Y no, este no es un comentario de tipo desencantado con las zapatillas que se queja porque han tocado dos milímetros la puntera de la zapatilla de sus sueños. La ACS tiene una medisuela completamente nueva. Y no le queda mal. Pero lo curioso es el motivo del cambio. Su mediasuela original ahora la tienen otras zapatillas. De la competencia.

En 1997 adidas compró Salomon S.A. por unos 1200 millones de euros. El nuevo grupo, llamado adidas-Salomon AG compró unos años después otra marca outdoor, Arc’teryx, en lo que hoy sería el sueño húmedo de cualquier gorpcoreta. Durante un tiempo, Salomon era el lugar perfecto para realizar experimentos, las condiciones en las que los usuarios de Salomon (montaña) eran más duras que las de los usuarios de adidas (Primavera Sound) así que la innovación se testeaba primero en Salomon.

Y GCS era una de esas innovaciones. Ground Control System, un nombre muy bowie para una tecnología de zapatillas, consistía en una combinación de elementos mecánicos que permitía reposicionar el talón de la zapatilla en cada fase de la pisada. El talón era una pieza separada solo unos milímetros del resto de la suela y se unía a ella por una especie de ejes que permitían el movimiento. Al pisar, era esa pieza la que se adaptaba al terreno. El talón era una pieza separada del resto.

Le tecnología era tan avanzada que la pusieron en manos de Christian Tresser, el tipo que había diseñado las Air Max 97, Nike Zoom Spiridon o Reebok Aztek.

La idea era fantástica y adidas-Salomon comenzó a usarla en algunos de sus productos, primero en Salomon y luego en adidas. Las marcas compartían tecnologías y eran felices en su matrimonio. O eso parecía. Bajo el velo de la innovación se ocultaba que Salomon solo era el 10% de la facturación del grupo y a unos costes altísimos porque el grueso de sus ventas eran productos de esquí. Para solucionarlo, adidas hizo lo mismo que había hecho 20 años antes, cerrar fábricas en Europa y comenzar a producir en Asia. Y así aguantó hasta que en 2005 vendió Salomon por 485 millones de euros.

Como en otras separaciones, ambas partes hicieron como si lo tuvieran todo muy bien atado, pusieron buenas caras, dijeron que se deseaban lo mejor y se repartieron las pertenencias comunes. adidas se quedó el Ground Control System que evolucionó hasta convertirse en Formotion.

Desde entonces adidas ha utilizado el sistema Formotion en muchas de sus zapatillas de Trail, running e incluso baloncesto. A Salomon le ha ido bastante bien. En Amer Sports es «hermana» de Wilson o Atomic, marcas del lado más duro del deporte, el que se dedica a raquetas, esquíes y balones. A diferencia de ellas, Salomon se ha convertido en los últimos años en una tendencia en calzado. Y cuando han intentado relanzar algunos de sus modelos se han cruzado con adidas, porque adidas era la propietaria de algunas de las patentes del grupo adidas-Salomon.

Así que las Salomon Ground Control System Pro ahora son ACS (de Agile Chassis System, otro sistema propiedad de Salomon). Y casi a la vez, adidas reedita algunos modelos de la época, pero ellos sí utilizan Formotion.

Si echas de menos las Salomon originales, busca unas adidas.

Lo que vi y lo que no vi en AIR

Un helado es casi imposible de fotografiar. La fotografía profesional implica unos tiempos y unas temperaturas que son incompatibles con el helado. Por eso en las campañas de helados suelen fotografiarse purés con colorante, que en pantalla parecen mucho más reales que el helado real.

Puede que con este inicio no lo parezca, pero voy a hablar de Air y hay spoilers. Bueno, en realidad supongo que más o menos sabes cómo acaba, con Michael en Nike.
Antes de ver AIR ya suponía que un experto en helados sabría identificar que aquello no era más que un puré. Me faltaba saber si el puré al menos parecía helado.

 

La película está ambientada en 1984, comienza con una canción de Dire Straits que suena muy ochenta y te coloca exactamente en el contexto. Que la canción en realidad sea de 1985 es un puré bien conseguido.

David Falk, el agente de Michael Jordan durante toda su vida profesional, era solo un empleado de una gran agencia, ProServ, que no aparece ni un momento en la película. Falk gestionaba el baloncesto en una compañía que había nacido en el tenis porque su fundador, Donald Dell, era primero compañero y más tarde agente de Stan Smith y Arthur Ashe. Podrían haber contado que Jordan fichó por ProServ, que la experiencia en el tenis de ProServ le llevó a proponer una imagen de Michael similar a la de los tenistas, y que Falk, por entonces parte de ProServ, terminó fundando su propia agencia con Jordan como principal activo. Pero quizás sería incluir más personajes y una subtrama más. No es una historia cierta del todo pero es lo que se puede contar en 140 minutos. Me como el helado.

También hay omisiones curiosas. Por ejemplo, George Raveling que en la película parece un entrenador ajeno a Nike, era parte de la empresa en ese momento y por eso insistió a Michael. De hecho, en la foto oficial de la selección olímpica de 1984 aparece con calcetines Nike, una pequeña rebeldía.

Y un detalle sin importancia que parece que van a contar pero no. Michael estaba obsesionado con tener un coche, en Nike quisieron hacerle una broma y durante su primer encuentro oficial le regalaron un coche…de juguete.

Hay otras historias que se retuercen un poco más para que encaje en «el relato». De hecho funcionan como idea principal de la película cuando no son ciertas. Nike no tenía el control del baloncesto que tiene hoy día, pero tampoco era ninguna desconocida. Desde 1972 la Blazer rondaba por las canchas y un par de años antes de la llegada de Michael fue el momento de la Air Force 1. Entre sus jugadores estaban Moses Malone, Sidney Moncrief, George Gervin, Michael Ray Richardson o Jeff Ruland, que quizás no son muy recordados pero eran los mejores en rebotes, puntos y robos. Magic Johnson y Larry Bird habían llevado Nike en la universidad. En el All Star de 1984, unos meses antes de que llegara Mike a la NBA, la presencia de Converse era abrumadora, 14 de los 25 jugadores seleccionados usaban la estrella. Pero Nike era la segunda marca, con 4 jugadores, por delante de adidas. Para reforzar la idea de que adidas era la marca del momento hablan de My adidas, una canción de 1986.

Las ventas de Nike en el baloncesto habían bajado, pero también había caído el running. El problema de Nike es que tenía a demasiados jugadores a sueldo en la NBA. Ofrecía un porcentaje de las ventas de baloncesto a sus jugadores desde unos años antes y en la explosión de las zapatillas se vieron pagando millonadas a jugadores secundarios. Decidieron ofrecerles dinero a cambio de finalizar sus contratos y reiniciar el proyecto Nike Basketball.

En ocasiones, Air cree a pies juntillas la historia oficial de Nike, que cuenta que Michael Jordan nunca había usado Nike. En un repaso no demasiado exhaustivo se encuentran fotos de Mike con Nike en la universidad. Hace solo unos meses salieron a la luz las primeras zapatillas que Nike envió a Michael en 1983, cuando ya había contactos.

Otra historia que suele contar Nike es que decidió apostarlo todo por Jordan y le salió bien. En realidad, 5 de las 10 primeras elecciones llegaron a la NBA con nike. Y entiendo que nadie recuerde las zapatillas de Otis Thorpe, pero alguien debería levantar la mano y preguntar ¿no ficharon a un tal Barkley?

En una nebulosa, entre verdades, mitos y mentiras, está el asunto de la prohibición de las AJI. Una cosa que sabemos es que el revuelo fue con una zapatilla predominantemente negra y la que aparece en AIR no lo es. De hecho jugó con ellas sin problema y sin multa.


Finalmente llegan los detalles, los fallos a los que no encuentro explicación. En el proceso del diseño de la Jordan aparece una Air Force 1 mid que debió adelantarse una década a su lanzamiento. Hablan de Just Do It, el lema de Nike que no se estrenó hasta 3 años después, dicen que Nike compró Converse en 1996 y Rob Strasser tenía diez años menos (en cambio, han utilizado el nombre real de la hija, que terminó trabajando en Nike). Cuando cuentan a Phil Knight que ya tienen el nombre de la línea de Jordan, en la película dice que no le gusta, pero que «espera que le acabe gustando», una frase que, ya sea verdadera o falsa, se suele atribuir a lo que Knight dijo cuando vio el swoosh. El chándal de Phil de los noventa, las gafas Oakley desubicadas…
Detalles sin importancia para la trama y que identificaremos cuatro (me da la sensación de que los cuatro están leyendo esto).

Veredicto final: puré. Más allá de los fallos puntuales y que es un error buscar la verdad en el cine, el tono no me huele al Nike de los ochenta, los personajes parecen forzados a encontrar algo que los identifique claramente y va saltando de relato oficial a giro obligado por el drama.

Algo así como cuando las marcas recuperan grandes siluetas del pasado…y no terminan de encajar.

#freshprinceSZ9

Recién inaugurado el 2020 se me ocurrió la brillante idea de analizar el estilo y las zapatillas de alguna serie, capítulo a capítulo y mis opciones eran Friends, Seinfeld y El Príncipe de Bel Air. El público soberano eligió la última, que al menos es la más corta de las tres. Recordaba vagamente haber seguido la serie durante los noventa, pero me quedaba poco más que bailes de Carlton, alguna zapatilla y cuatro memes.

Seis meses después finaliza el visionado, comentado en twitter bajo el hashtag #freshprinceSZ9 y creo que debo un post para repasar algunos detalles en los que se mezclan las impresiones de aquella época con lo aprendido en esta revisión.

La serie está producida por Quincy Jones, habitualmente recordado por su faceta como creador y productor musical, pero más allá de su obvias habilidades musicales Quincy Jones siempre ha intentado convertirse en un gran hombre de negocios (no solo en la música, también en el cine, la televisión o la prensa escrita).

La historia original de El Príncipe de Bel Air está vagamente inspirada en la vida de Benny Medina, uno de los productores de la serie que había tenido su propio grupo en los setenta (Apollo), aunque su carrera en la música se desarrolló en los despachos, primero en Motown y más tarde en Warner Bros. Entre sus representados, Jennifer Lopez, Sean Combs, Mariah Carey y Tyra Banks…

Con nueve años, tras la muerte de su madre y la desaparición de su padre, Benny se crió en las calles de Watts. Benny se convirtió en un habitual de St Elmo Village, un proyecto de ciudad comunitaria para artistas creado por Rozzell Sykes y en el que colaboraban Edward James Olmos o el propio Quincy Jones. En un ambiente muy diferente, entabló amistad con los hijos de Berry Gordy, el fundador de la Motown y Jack Elliott (productor musical de Blade Runner y series de TV) que acabaría acogiéndolo en su casa.

Es decir, el tío Phil real, Jack Elliott, era músico, no abogado. Y era blanco. Convertir una relación negro-blanco en otra negro adinerado-negro pobre cambiaba por completo el sentido de la serie y la hacía más accesible a un público masivo.

Fue también idea de Benny Medina contar con Will Smith como protagonista, un rapero sin experiencia en la interpretación. La idea era no solo contratarle como actor, sin llevar a la serie algunas de sus características; era de Filadelfia, compartía nombre… e incluso la cabecera de la serie estaba claramente inspirada en el video de uno de sus éxitos, Parent´s just don´t understand, que se citaba de vez en cuando en la serie.

En principio El Príncipe de Bel Air debía tener tres temporadas, pero su éxito le llevó a renovar por otras tres. Y hay muchas diferencias entre lo que ocurre antes y después de esa renovación. A pesar de que la mayor parte del equipo era blanco, en las tres primeras temporadas sí que había ciertas referencias culturales relacionadas con la America negra. Hay citas de Malcolm X que en las últimas temporadas se convierten en mera decoración y las referencias a las clases sobre historia negra de la tía Vivian desaparecen, igual que las líneas argumentales en las que aparecen problemas de la comunidad negra. Will comienza como un adolescente con tantas dudas como interés por conocer su historia y acaba convertido en un tipo cuya único motivo para existir son las mujeres.

Esta es también la crítica de Janet Hubert-Whitten, la actriz que interpretaba a la primera tía Vivian que compartía con su personaje un pasado de lucha por los derechos civiles. Según ella, la mayoría de los guionistas eran blancos que representaban una imagen tópica de la negritud, el equipo de maquillaje no tenía ni idea de cómo debían enfrentarse a una tez negra y todo se centraba en fomentar la imagen de Will como un tipo divertido y ligón. A la vez que Will Smith iba tomando peso en la serie, iban olvidándose las referencias de la cultura negra, que se mantenían solo a través de otras comedias negras, aunque habría que preguntarse ¿no son también parte de la cultura negra? Una parte de la cultura aparentemente negra, creada por productores blancos.

La idea que todos asociamos a El Príncipe de Bel Air es en realidad la de las primeras tres temporadas. Incluso estéticamente, cuando hablamos de la serie nos referimos solo a las temporadas en las que Will lleva casi exclusivamente Nike y Jordan, enfrentado a la uniformidad de Carlton, siempre con Polo Ralph Lauren que sirve para estereotipar el personaje. En la primera temporada Will llega a decirle a Carlton que se tiraría del Empire State antes que llevar un caballito en la camisa… pero en las temporadas finales lo lleva sin que haya noticias de su salto desde el Empire State. Desde el primer momento se intentó esconder cualquier logo demasiado visible de Nike o Jordan de las prendas de Will (incluso hay un caso extremo en el que se tapa un Just Do It). He tardado casi 30 años en darme cuenta de que en la propia cabecera intentaron difuminar el Jumpman de la lengüeta de la Jordan V.

En la tercera temporada ya hay alguna aparición de adidas, pero en las tres últimas Will va variando de marca, zapatillas Reebok, adidas o Fila, camisetas And1 y apariciones de ASICS en las que se mostraban explícitamente los logos. Casi todas las referencias al estilo de El Príncipe de Bel Air tienen que ver con las primeras temporadas.

El Príncipe de Bel Air bebía descaradamente de algunas series afroamericanas y lo hacía sin ocultar sus referencias a través de apariciones de Arnold, The Jeffersons o Benson, pero a partir de un momento todas las referencias culturales del momento se quedaban en una gorra de Public Enemy, que para un adolescente en la España de principios de los noventa ya era mucho. Pero que en 2020 y una vez pasada la adolescencia, se queda en poco.

Algunas palabras sobre John Donahoe, el nuevo CEO de Nike

El nuevo CEO de Nike John Donahue no es nuevo del todo, era parte del Board of Directors del que ahora es parte Mark Parker, lo que parecía prever una transición moderada.

Sin embargo los perfiles de Parker y Donahue son muy distintos, el primero era un atleta (llegó a ganar un maratón, aunque fuera de medio pelo), conocía bien el producto (estuvo involucrado en el desarrollo de Air Max o ACG) y estaba muy interesado en el arte. De Donahue conocemos que jugó al baloncesto en el instituto, su pasado en eBay ¿y el presente?

Con motivo de la presentación del producto de Nike para los Juegos Olímpicos, Donahoe ha aprovechado para darse a conocer. En todas las entrevistas habla de sostenibilidad y lo hace hablando de cambio climático (recuerden que esto ya es un posicionamiento político) y lo relaciona con los atletas, el verdadero objetivo de Nike. Los Juegos de Tokio tendrán la temperatura más alta de la historia de los Juegos, por lo que Nike debe adaptarse a esas circunstancias y hacer todo lo posible para no empeorar la situación. Un dato que repite es que Nike es la compañía que más poliester recicla del mundo, que podría parecer exagerado hasta que piensas cuántas camisetas de fútbol se venden. Una lástima que justo después de todo esto diga que en el mes que lleva como CEO aun no ha repetido zapatillas. De primero de sostenibilidad, no a las compras innecesarias. 

Del pasado de Donahoe esperamos una tendencia digital, pero no habla de diferentes canales sino de herramientas para conseguir el producto que el consumidor quiere. Porque el consumidor no piensa en digital vs físico sino en el producto y la experiencia. La tarea de Nike es que ambas partes funcionen unidas para dar un servicio efectivo.

Otro punto a favor. Donahoe tiene un historial de integración honesta en sus anteriores empresas. Es cierto que Nike siempre ha tenido una imagen relacionada con las minorías, pero también se le ha criticado una «cultura empresarial» profundamente contraria. Aunque todo aquello no saliera de las oficinas centrales.

Muy repetida estos días está siendo su respuesta sobre sus competidores alemanes, adidas y Puma, de los que afirma que nunca ha oído hablar. Evidentemente se trata de una broma para explicar que Nike está más interesada en su trabajo que en el de los otros, pero

  1. No es del todo cierto, adidas no importa cuando está controlada, pero durante los primeros meses del Boost Nike temblaba.
  2. Nike tiene una imagen de prepotencia que es difícil olvidar con comentarios como ese. Y lo sé, cuando eres muy superior en ventas puedes permitirte ciertos comentarios pero quizás por eso mismo no debería hacerlos. Para una muestra del comportamiento contrario, adidas presenta su nueva zapatilla para maratón y en ningún momento entra en polémica con Vaporfly.

Otra constante en sus primeras entrevistas. China, China, China. Como las entrevistas eran para medios estadounidenses y europeos, nadie pregunta por la noticia de Nike del momento, su huida del mercado latino, dejando en manos de distribuidores la estrategia de la marca para Argentina o Brasil. Es cierto que en 2020 es mucho más sencillo controlar el trabajo de un distribuidor pero ¿alguien conoce un país en el que el trabajo del distribuidor no haya implicado una caída de la marca? En un mundo en el que todos tienen acceso a conocer las experiencias de una marca en Shanghai, no le veo demasiado sentido dejar tu marca en manos de un distribuidor. Corrijo, hay un sentido. Nike se asegura unas ganancias fijas del distribuidor.

Un último detalle sobre Donahoe. Si no le habéis visto nunca, es el hombre del pelo canoso que apareció en la presentación de Nike junto a Drake, Virgil Abloh y Rosalía. Ya veremos por dónde se desarrolla el trabajo de Donahoe como CEO, pero lo primero que podemos decir es que Mark Parker posaba mejor.

NEW YORK, NEW YORK – FEBRUARY 05:(L – R) Edward Enninful, Virgil Abloh, Rosalia, Drake, John Donahoe, and Gabby Douglas attend the 2020 Tokyo Olympic collection fashion show at The Shed on February 05, 2020 in New York City. (Photo by Bennett Raglin/Getty Images)

El problema de INEOS159

Eliud Kipchoge consigue bajar de las dos horas en maratón PERO. Pero no es récord del mundo, pero las zapatillas tal, pero el antidoping cual. Las reacciones van de la glorificación absoluta en la que parece un evento a la altura de la llegada a la luna a una especie de confabulación judeomasónica liderada por Nike para acabar con el atletismo. Ambos igualmente ridículos.

El INEOS Challenge tenía un problema principal, Breaking2, el evento de 2017 que pretendía comprobar si el ser humano era capaz de correr un maratón en menos de dos horas. Breaking2 fue una idea de Sandy Bodecker, una de las mentes más brillantes de Nike, en un momento en el que el récord del mundo estaba en 2:02:57. Bodecker, que llegó a tatuarse el tiempo esperado en la muñeca, murió hace justo un año. No pretendían batir un récord sino comprobar los límites del cuerpo, por lo que creaban sus propias normas. Era una maniobra 100% Nike en el que actuaban alejándose de la oficialidad y situándose en paralelo.

El atletismo oficialista siempre ha tenido ciertos problemas con los récords. Desde tiempos del hoy mítico Sir Roger Bannister, vilipendiado entonces como un buscador de marcas que no beneficiaba al deporte. INEOS quiso volver a intentarlo, con una idea de Nike… pero sin todo eso que tan bien sabe hacer Nike. Era como pedirle a un nuevo director que hiciera la segunda parte de una película de éxito.

Y aquí veo el principal problema del reto INEOS159, la comunicación. Breaking2 garantizaba replicar la imagen brillante de Nike. Ineos es una compañía química que tiene que trabajar su relación con el fracking, una controvertida técnica de extracción de gases y petróleo. Y el reto de INEOS no ha conseguido dar la imagen del reto de Nike, aunque el resultado haya sido mucho mejor.

¿Cómo era la comunicación en Breaking2? Poco a poco se fueron especificando las condiciones y las nuevas reglas, por lo que cualquiera podría compararlas con las oficiales. Sabíamos, por ejemplo, que las zapatillas usadas se habían desarrollado junto a reguladores para asegurarse de que podrían ser usadas en competiciones oficiales, sabíamos que habría control antidoping y que los controles los realizarían los mismos jueces oficiales, que no podrían dar una certificación de apto por el uso de liebres y el avituallamiento.

De INEOS159 no sabemos nada, por lo que todo el mundo puede ponerlo todo en duda. Se habla de zapatillas milagrosas, se critica que no hubiera control antidoping y que la medición fuera correcta. La comunicación de INEOS ha girado hacia videos en Kenia en los que primaba lo emocional. Preciosos, pero sin datos.

Sobre el antidoping quizás no fuera necesario hablar porque cualquier atleta de elite está obligado a pasar controles sorpresa en cualquier momento. Pero el día de la competición descubrimos que 30 de los participantes tendrían que pasar además un control antidoping de la organización. Y lo supimos por los asistentes, no por la información oficial.

También se ha puesto en duda la medición, como si todo fuera tan sencillo como engañar al mundo poniendo la meta unos metros antes. Las mediciones oficiales no son solo medir la distancia. Un maratón debe también tener una diferencia máxima de altura entre la salida y la llegada. Además, la distancia en línea recta entre la salida y la meta debe ser menos de la mitad del recorrido (para evitar que sea una línea recta). En realidad, que una carrera no cumpla esos requisitos no quiere decir que esté intentando engañar a nadie. El maratón más prestigioso, el de Boston, no los cumple. ¿Y qué quiere decir? Que sus tiempos no pueden ser comparados con el resto. Lógico. En 2011 Mutai (con adidas) ganó en Boston en 2.03.02, casi un minuto menos que la mejor marca de maratón del momento y en 1984 Joan Benoit batió por tres minutos la marca que había conseguido el día anterior Grete Waitz. Ninguna de las dos se consideró mejor marca mundial por haberse realizado en Boston, pero nadie cree que los corredores de Boston intentan falsear sus marcas. Breaking2 se encargó de especificar que tendría mediciones oficiales, mientras que INEOS ha dejado que surja el rumor de que podría no tener una medición legal. El problema, la comunicación.

Las críticas a INEOS hablan de falsear resultados y que es todo una gran maniobra orquestada por Nike para vender zapatillas. Aunque el evento no tiene ninguna relación con Nike, más allá de que sus participantes llevan la marca. Nike seguro que vendió zapatillas cuando Kipchoge ganó los Juegos Olímpicos, pero a nadie se le ocurriría decir que Nike organiza los Juegos y mucho menos decir que los Juegos Olímpicos son una campaña para que Nike venda zapatillas. La presencia de Nike en el Ineos Challenge ha sido incluso menor que en cualquier maratón comercial patrocinado por ellos. Normalmente todo el personal encargado del trabajo en el asfalto lleva producto del patrocinador, en este caso llevaban chaquetas sin marca y con logo de Ineos. ¿En la meta? INEOS ¿En la publicidad en carrera? INEOS. Kipchoge ha llevado un nuevo prototipo, pero la información que tenemos sobre él es mucho menor de la que teníamos en Breaking2. Rumores de cuatro cápsulas de aire, ZoomX, tres placas de carbono, solo rumores.

INEOS se ha encargado de organizar un grandioso evento para mejorar su imagen y lo que ha conseguido es que todos crean que se trata de otra estrategia de Nike. Mantiene muchas de las características en secreto porque prefiere relacionar el evento con lo emocional….y las tortas se las lleva Nike.

Unbanned.. The legend of AJ1

Tidal estrenó hace unas semanas en España Unbanned: The Legend of AJ1, el esperado documental que prometía desmontar los mitos que rodean a la Jordan I.

Habitualmente las historias sobre zapatillas mantienen un halo de leyenda que nadie pretende destruir, por eso se repiten una y otra vez los mismos relatos, sin un mínimo de tendencia crítica. Lo primero que hay que agradecer a Unbanned es que salta por encima de muchas de esas historias para buscar la fuente original. Y haciéndolo destroza algunas historias.

El documental se basa en entrevistas con muchos de los principales nombres de la historia de las zapatillas. ¿Te han contado la historia de cómo llegó Michael a Nike? En Unbanned te lo cuenta Sonny Vaccaro. ¿Se arriesgó Nike al ficharle? Se lo preguntan a Phil Knight. ¿Cómo se diseñó la Jordan I? Que lo cuente el diseñador, Peter Moore. ¿Cuántas veces nos han contado la historia de la prohibición? Ahora te la contará quien la prohibió, David Stern. ¿El famoso anuncio en el que se tachaban las Jordan? Hablan con Jeff Gorman, quien lo creó. Todo de primera mano, desde la industria y sin pasar por el filtro del storytelling por el que pasa cualquier producto antes de llegar a las tiendas. Incluso aparece Dapper Dan diciendo que en Harlem a principio de los ochenta nadie quería llevar zapatillas porque se asociaban a pobreza, una bomba para los que cuentan que el fenómeno de las zapatillas surgió en NY.

El mayor mérito de Unbanned es también un gran problema. En apenas 90 minutos hay que incluir demasiadas voces sagradas, yo necesitaría 90 minutos de cada uno de ellos. Pero además no están solos.

Junto a esos grandes nombres hay otros que nos cuentan el mismo cuento de siempre; DJ Clark Kent, Ronnie Fieg, Mark Wahlberg, DJ Khaled o Carmelo Anthony pueden hablarnos de la importancia de las Jordan I en la cultura popular americana pero ¿de verdad necesitamos que nos lo cuenten de nuevo? Según los créditos aparece Billie Eilish y ni recuerdo haberla visto. Entiendo que para un público mayoritario el nombre de Khaled puede resultar más atractivo que el de Peter Moore, pero una vez que empiezas a verlo hay una increíble diferencia entre la información que puede darnos uno y otro.

Unbanned mezcla las palabras de unos y otros con equidistancia, pero cada segundo en el que aparece un sneakerhead contando su historia con las Jordan es un segundo en el que no aparece alguien que creó directamente el mito.

Consigue extraer nuevas palabras de los protagonistas reales y ofrece un puñado de imágenes que se escapan de lo habitual, lo que justifica su visionado con una mano en el pause. Coloca la aparición de la Jordan I en un contexto en boca de los verdaderos actores, con la ventaja de no hacerlo desde Nike. Obviamente un documental así no ha podido hacerse sin la ayuda de Nike, pero las opiniones y los comentarios no parecen teledirigidos desde el departamento de marketing.

En 90 minutos cae en algunos topicazos sobre la relación de Jordan con el Hip Hop y el supuesto carácter revolucionario de la primera Jordan, pasando por encima que la primera reedición fue un completo fracaso de ventas. Se habla de la Jordan I, pero se le atribuyen características que solo aparecieron en Jordan algunos años después, alargando la historia más allá de la zapatilla prohibida.

Muy recomendable si quieres ir a la fuente original de la información, hay un punto en el que te sentirás como cuando quedas a cenar con amigos y va alguien que no aporta nada. Pero aquí no puedes esperar que se vaya.

Por qué Nike x Stranger Things no es una buena idea

Chuck Taylor, Stan Smith o Superstar son zapatillas que difuminaron la frontera entre el rendimiento y la reedición. Todas eran zapatillas que seguían vendiéndose muchos años después de su primer lanzamiento, pero no se habían recuperado con un sentido nostálgico.

Para muchos, la primera vez que comenzaron a recuperarse modelos históricos en forma de reedición fue a finales de los ochenta. Los culpables, para algunos, las corrientes “Beastieboyseras” que buscaban Campus o Gazelles. Para otros, fue el grunge el que rechazó la tecnología para adentrarse en modelos olvidados.

Lo cierto es que bien comenzados los noventa las marcas se lanzaron a recuperar modelos históricos; adidas Gazelles, Converse One Star o Air Force 1. En los casos de adidas o Converse parecía un elemento natural, pero Nike tuvo muchos problemas, incluso dentro de la propia empresa. La imagen de Nike desde su nacimiento se ha asociado a la innovación, por lo que algunos históricos de Nike no se sentían cómodos con la reedición de algunos de sus modelos, que suponían una mirada atrás. Cuando Jordan reeditó 1, 2 y 3 en 1994 fue un completo fracaso, mientras que la Air Force 1 se lanzó una nueva versión Mid, distinta a las Hi y Lo originales.

Sin embargo, Nike apostó definitivamente por lo retro aunque eso fuera en la dirección opuesta a su imagen de innovación. Durante muchos años Nike ha peleado entre una pretendida imagen tecnológica y una venta masiva de modelos retro. Los que buscan zapatillas antiguas son habitualmente señores mayores que no pudieron comprarlos en su infancia. Quizás esa sea una de las razones del envejecimiento de Nike y Jordan en los últimos años.

Nike ha colaborado con innumerables series. Lo hizo en los setenta cuando algunos de sus deportistas, ya retirados, comenzaron a dedicarse a la interpretación. Exdeportistas con alguna relación con Nike servían de enlace con una generación de actores que usaban zapatillas en series como Webster, Los Angeles de Charlie o Apartamento para tres. A lo largo de los años, Seinfeld o Friends han tenido una intensa relación con Nike, incluso con modelos personalizados.

Stranger Things no es solo una serie exitosa, es una serie basada en la nostalgia. Asociar el nombre de Nike a la nostalgia es peligroso para una marca que quiere vender zapatillas de 275 euros basadas en la innovación. Al tratarse de una serie de éxito, será el acercamiento a Nike para muchos que no compran Nike habitualmente y que relacionarán la marca con la nostalgia. Mirando atrás vas a vender una zapatilla, pero también vas a relacionar tu marca con el pasado.

Por otra parte, Netflix ha querido convertir a Stranger Things en un fenómeno comercial al estilo Star Wars, por lo que ha llegado a acuerdos con 75 marcas para la distribución de productos Stranger Things; H&M, Baskin-Robbins, Burger King, Polaroid, Lego, Coca Cola, Topshop, Snipes o Levi´s. Entre todas ellas Nike aparece como una más. Según dice la propia compañía, han querido alejarse del product placement habitual en el que se colocan ciertas marcas a la vista. Todas las marcas que pueden verse en Stranger Things responden a una necesidad de contar una historia o colocar un contexto, mientras que usan el modelo de colaboración para ganar un dinero extra. Es decir, las Nike de Stranger Things no tienen por qué aparecer en Stranger Things (en el trailer ya vimos que llevaban Vans).

Lo peor es que el producto de la colaboración de Nike con Stranger Things es muy correcto (más allá de que las zapatillas no son de la época en la que se desarrolla la serie) y la presentación es espectacular. El empeño por contar una historia es lo que hace daño, no solo a la colección sino a la marca.