El abrazo de Kanye West y Virgil Abloh, el triunfo del streetwear, el lujo racializado, el arquitecto enamorado de la moda, Murakami en el papel del mocito feliz. Desde que se anunció que Virgil Abloh se convertía en el nuevo director creativo de Louis Vuitton hemos visto crecer los clichés a la velocidad de los memes. ¿Y los hechos?
Virgil Abloh estudió ingeniería civil y un master en arquitectura. Interesado en el skate o el baloncesto, su primer contacto declarado con el arte llegó en el quinto año de su carrera. Hasta entonces no conoció a Caravaggio, el pintor del barroco que luego apareció en sus camisetas.
En 2009, el año de la famoso foto-meme con Kanye West, Don C, Ibn Jasper y Taz Arnold, Virgil era oficialmente becario de Fendi junto a Kanye. Allí se encargaban de llevar los cafés o diseñaban zapatillas, según le apetezca contar la historia al señor de Kardashian.
Desde luego, la función de un becario de una marca de lujo estaría más cerca de la máquina de café, aunque pocos creen que Kanye se comportara como un becario normal ¿cuántos de ellos llevan su troupee a la primera línea de Comme des Garçons? Virgil se refiere a su beca como una parte de su trabajo para Kanye. Debía a seguir a su jefe, que había escuchado hablar de un arquitecto (sic) que vestía de Supreme y pinchaba en sus ratos libres.
Abloh llegó a la moda a través de Rem Koolhas, el arquitecto que comenzó diseñando edificios y tiendas para Prada y terminó en la dirección artística de sus presentaciones. Koolhas, idolatrado por Abloh, parecía marcar el camino a seguir.
Con las habitual incapacidad de Kanye por distinguir entre West-persona y West-marca, Abloh se convirtió en su asesor, ejercía de hombre para todo. Conoce así a Beyoncé, George Condo o Riccardo Tisci y forma parte de DONDA, un colectivo creativo que nacía con la intención de “soñar, crear, publicitar y producir productos impulsados por el deseo emocional y las necesidades utilitarias”. La creación de DONDA parecía imitar al Haus of Gaga, el equipo responsable de la imagen de Lady Gaga. De hecho, Matthew M. Williams, uno de los miembros de DONDA, había sido el anterior estilista (y novio) de Lady Gaga.
Williams, Abloh, Heron Preston, JJJoundy y Florencia Galarza (la jugadora del equipo de fútbol de KITH) formaron también un combo de DJs llamado # Been Trill #. Como modo de identificarse y para ganar algo de dinero que terminaron lanzando una línea de ropa, un merchandising que funcionaba como una broma interna. O al menos eso debía ser. Matthew Williams no parece demasiado orgulloso de aquella experiencia que consistía, básicamente, en tirar de agenda para que sus amigos vistieran la marca y usar sus redes para crear campañas publicitarias.
Been Trill, fotografiada por Nick Knight (SHOWstudio) y con Kanye como miembro fantasma, acaba siendo la marca de Drake, Rihanna o Beyoncé y lanzando colaboraciones con APC, Stussy o Hood By Air. La broma interna va girando sobre si misma con cordones de 100 dólares que usan algunos de los instagramers más deseados. En palabras de Matthews, “been trill iba de hacer algo para pasarlo bien con los amigos…pero por nuestra presencia social podíamos amplificar esa pequeña y espontánea idea para que pareciera mayor de lo que realmente era”.
La marca, que tenía fecha de caducidad de un año, acabó durando algo más antes de venderse a Pacsun. Algunos lo entendían como un fracaso, otros como una nueva estructura empresarial que no se basaba en la calidad de sus productos ni en la fuerza de la marca, sino en la visibilidad en redes de sus creadores. A Matthew Williams le sirvió, además, para entender que ese no era el camino. Se marchó a Italia, buscó artesanos de los que aprender, un grupo empresarial potente y acabó lanzando Alyx. Heron Preston también se alejó de la imagen de Been Trill, aunque de un modo menos radical.
Hasta 2012 Virgil Abloh había trabajado a la sombra de Kanye o como miembro de un colectivo, ya fuera DONDA o # Been Trill #. Eso terminó con A Team With No Sports, creado como una pieza de videoarte en la que aparecían varios jóvenes en un banco mientras otro escribía sobre las paredes. El video, de 5 minutos, sonaba a proyecto artístico de fin de curso; jóvenes negros “con actitud”, Jim Jones presentado como el nuevo Basquiat, Joy Division para romper la barrera racial…y sobre todo, las prendas con la leyenda PYREX 23.
El número 23 era una predecible referencia a Michael Jordan. Pyrex es una marca de cristalería que se anuncia como “tu mejor aliado en la cocina”. Lejos de su imagen tradicional, era muy codiciada en los noventa por los traficantes porque utilizaban sus utensilios para cortar y mezclar la droga. Curiosamente, en 1998 el grupo Pyrex cambió de propietario y con ello también cambió la composición de sus materiales, que se volvieron menos aptos para los procesos implicados en la producción y consumo de crack. Pero Pyrex ya era un nombre asociado a la cultura de la droga. El nombre Pyrex 23 era algo así como declararse el Michael Jordan de los traficantes.
La repercusión del video, que acabó como producto estrella en Colette, llevó a que muchos se interesaran por las ropas que se veían en él. Abloh se vio casi forzado a poner a la venta un producto que en principio se había creado exclusivamente para el video.
Nadie se sorprendió al ver camisetas Champion con una estampación venderse al triple del precio original porque se trata de una práctica habitual en ciertas marcas, pero el escándalo fue mayúsculo cuando se descubrió que las camisas de cuadros PYREX que se habían agotado en segundos no eran otra cosa que camisas Ralph Lauren Rugby Flannel. Una diferencia, las camisas de Ralph Lauren podían conseguirse por 35.99 dólares (aunque su precio original fuera 79.95). Las de PYREX se vendían oficialmente por 550. O al menos lo intentaban, porque la demanda era mucho mayor que la capacidad de Virgil de encontrar camisas de cuadros de Ralph Lauren. Como bien sabemos, hay un tipo de consumidor que entiende el cartel SOLD OUT como una incitación a conseguir el producto. A ese tipo de consumidor iba dirigido PYREX.
PYREX VISION, el nombre oficial de la marca, tuvo problemas con el registro del nombre y Virgil no parecía muy convencido con el recorrido así que buscó un grupo empresarial nuevo y fundó Off-White con la ayuda de New Guards Group, un grupo empresarial italiano en el que compartiría experiencias con Heron Preston y Marcelo Burlon. Otro grupo se quedó con el nombre PYREX y vende camisetas baratas aprovechando el nombre.
Off-White se plantea desde un primer momento como una marca de lujo, en un momento en el que la diferencia básica de una marca de lujo no está en el producto sino en el precio. Es un proyecto relacionado con la juventud por lo que el producto debe acercarse a él y ese podría llegar a ser la única relación con el streetwear, un concepto que hoy usan treintañeros que se criaron admirando a Supreme. Pero sobre todo, la intención de Off-White es ser un producto para todo el mundo.
Se ha criticado su falta de formación académica relacionada con la moda, aunque sea una situación completamente habitual. Margiela se licenció en Bellas Artes, Rei Kawakubo es filósofa y Raf Simons es diseñador industrial. Todos tienen algo en común, acercarse a la moda desde el arte, algo que también ha provocado críticas aplastantes sobre Abloh. Si los trabajos de Raf Simons pueden entenderse como referencias, los de Virgil Abloh se convierten en descarados plagios.
Gran parte de la imagen de Off-White está extraída del trabajo de Margaret Calvert para los aeropuertos de Glasgow, Sidney y Melbourne. Phillip Lim, Elisa Van Joolen, Andrealage han visto como sus diseños eran off-whitizados, como bien se ha encargado de destripar Diet_Prada. Abloh ha citado como una de sus referencias a Marcel Duchamp, que llegó a decir “Arte es plagio o revolución”.
La relación con Raf Simons es aun más duradera, en 2015 lanzó una sudadera en la que podía leerse NEBRASKA, la misma ciudad elegida por Raf Simons para sus sudaderas de 2002. Idolatrado por Virgil Abloh, Raf Simons no le devuelve los piropos y se refiere a sus diseños como poco originales. Para Abloh, las palabras de Simons son las de alguien que no entiende a los jóvenes diseñadores, los que comprenden el lenguaje del streetwear. Una paradoja cuando comparas los 50 años de Raf Simons con los 54 de Hiroshi Fujiwara y James Jebbia o los 47 de Nigo.
Si vamos a los números, el streetwear no es algo de jóvenes. En una estrategia que conoce perfectamente Raf Simons, es una conversación de adultos sobre la juventud.
Una vez que el producto no es lo que diferencia a las marcas de lujo puedes crear sudaderas a 700 euros en lugar de chaquetas. Pero no es nada nuevo, las marcas de lujo siempre han jugado con el equilibrio entre la alta costura y el producto que realmente les da dinero. Las zapatillas de Gucci, los pañuelos de Hermes, las gorras de Burberry o las sudaderas de Kenzo.
Y llega el fichaje estrella por Louis Vuitton. Presentado por muchos como un crossover de streetwear y lujo. Kim Jones, que ya puso a Supreme sobre la pasarela, podía presumir de un background en streetwear porque en 1999 trabajaba distribuyendo Supreme en Reino Unido. Se habla de Abloh como el primer diseñador negro de una gran firma olvidando a Ozwald Boateng, que en 2003 se convirtió en director creativo de Givenchy y Olivier Rousteing que en 2011 hizo lo mismo en Balmain.
No es una revolución para el streetwear. No es una revolución racial. ¿Qué hace que el fichaje de Virgil Abloh sea distinto? En el listado de los diseñadores más buscados de 2016 aparecían Mary Kate y Ashlen Olsen, la cantante Zendaya, Kendall y Kylie Jenner, Beyoncé, Ivanka Trump y Kanye West. La única diseñadora real era Sonya Ryckiel y no era por un motivo muy apetecible, su muerte. El aviso era claro; si quieres ser el diseñador más buscado tienes que ser famoso o morirte.
Virgil Abloh tiene 3.5 millones de seguidores en instagram y acceso directo a las cuentas de Kanye, Kendall y Kylie. Abloh no es un diseñador sino una campaña publicitaria y como tal su trabajo se centra en la visibilidad, no en el producto.
Cuando se habla de la colección para Louis Vuitton se habla de su emocionante abrazo con Kanye West, de Murakami, de Bella Hadid. Sus diez zapatillas para Nike se diseñaron en ocho horas. Trabaja además para Apple y Evian y pincha habitualmente. Porque su imagen es más importante que su trabajo. En eso está más cerca de Karl Lagerfeld que de su admirado Margiela.
Todo el aprendizaje de Virgil Abloh viene de Kanye, Been Trill y Off White. No se trata de una formación técnica sino de pruebas para comprobar hasta dónde podían llegar las redes sociales. La verdadera revolución de Virgil Abloh no tiene nada que ver con streetwear ni con razas, es que una gran marca busca alguien que se comporte como una campaña publicitaria permanente.