Kickstories: Reebok Freestyle


La incorporación de la mujer al deporte ha sido un proceso muy lento, o quizás tendría que decir «está siendo» un proceso muy lento. Cuando Nike explotó a finales de los setenta no tenía muy en cuenta a las mujeres y adidas posiblemente ni sabía que había mujeres que hacían deporte para sentirse bien y no para participar en Juegos Olímpicos. Era el momento en el que surgía una nueva disciplina a la que llamaban «aerobic». Para adidas no se trataba de un deporte porque no había competitividad, para Nike era sólo un grupo de madres que se reunían para hacer algo parecido a bailar. Reebok era una marca que bajo otro nombre, J.W. Foster, había tenido cierto prestigio en el atletismo a principios del siglo XX (las carreras que se narran en la película «Carros de Fuego» estaban calzadas por Reebok). En 1979 Paul Fireman comienza a exportar Reebok a Estados Unidos e identifica a las mujeres y el deporte recreacional como un mercado emergente.
Para ellas crea la Reebok Freestyle, en un principio en versión baja y poco después en versión alta con velcro. Las historias sobre zapatillas están llenas de leyendas y se cuenta que debido a un error, la primera tirada de Freestyles se realizaron con piel destinadas a guantes, mucho más suaves. El resultado final no era el deseado por Reebok ya que la zapatilla era demasiado fina y unas arrugas quedaban marcadas en la puntera. Los fabricantes asiáticos prometían en la primera partida que estaban trabajando duro para eliminar esas arrugas, pero Reebok se vió obligada a ponerlas a la venta sin mucha confianza.
Casi sin saberlo, habían creado la primera zapatilla para Aerobic, un modelo exclusivo para mujer que además se realizaba en distintos tonos pastel. Puede que a Nike y adidas no les pareciera un modelo de alto rendimiento, pero muchas mujeres comenzaron a combinarlas con su vestuario habitual, como se refleja en «Armas de Mujer», de Melanie Griffith. Las zapatillas deportivas dejaban de ser un producto exclusivo para deportistas.
Cuando los fabricantes asiáticos consiguieron un resultado adecuado, muchas clientas se quejaban de que no tenían las arrugas en la puntera que le daban un aspecto más cercano a una zapatilla de baile. Y los fabricantes tuvieron que deshacer el camino para que la Freestyle quedara imperfecta.
Mucho más que un hito del diseño, la Reebok Freestyle supuso el descubrimiento de dos nuevos mercados, el femenino y el de los gimnasios. Incluso apareció una versión masculina, la Ex-O-Fit. Cuando las grandes marcas quisieron reaccionar, Reebok ya había conseguido un prestigio como zapatilla de gimnasio con estilo, que curiosamente recupera desde que forma parte del grupo adidas. Además, las reediciones de la Reebok Freestyle original con pequeños cambios siguen siendo un moderado éxito de ventas.
En un momento en el que la mujer entraban en el deporte con fuerza, la Reebok Freestyle era su zapatilla. El momento fue reflejado en «Armas de Mujer» (Working Girl) cuando Melanie Griffith cambia zapatillas por tacones para empezar a trabajar.

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