Chuck Taylor, Stan Smith o Superstar son zapatillas que difuminaron la frontera entre el rendimiento y la reedición. Todas eran zapatillas que seguían vendiéndose muchos años después de su primer lanzamiento, pero no se habían recuperado con un sentido nostálgico.
Para muchos, la primera vez que comenzaron a recuperarse modelos históricos en forma de reedición fue a finales de los ochenta. Los culpables, para algunos, las corrientes “Beastieboyseras” que buscaban Campus o Gazelles. Para otros, fue el grunge el que rechazó la tecnología para adentrarse en modelos olvidados.
Lo cierto es que bien comenzados los noventa las marcas se lanzaron a recuperar modelos históricos; adidas Gazelles, Converse One Star o Air Force 1. En los casos de adidas o Converse parecía un elemento natural, pero Nike tuvo muchos problemas, incluso dentro de la propia empresa. La imagen de Nike desde su nacimiento se ha asociado a la innovación, por lo que algunos históricos de Nike no se sentían cómodos con la reedición de algunos de sus modelos, que suponían una mirada atrás. Cuando Jordan reeditó 1, 2 y 3 en 1994 fue un completo fracaso, mientras que la Air Force 1 se lanzó una nueva versión Mid, distinta a las Hi y Lo originales.
Sin embargo, Nike apostó definitivamente por lo retro aunque eso fuera en la dirección opuesta a su imagen de innovación. Durante muchos años Nike ha peleado entre una pretendida imagen tecnológica y una venta masiva de modelos retro. Los que buscan zapatillas antiguas son habitualmente señores mayores que no pudieron comprarlos en su infancia. Quizás esa sea una de las razones del envejecimiento de Nike y Jordan en los últimos años.
Nike ha colaborado con innumerables series. Lo hizo en los setenta cuando algunos de sus deportistas, ya retirados, comenzaron a dedicarse a la interpretación. Exdeportistas con alguna relación con Nike servían de enlace con una generación de actores que usaban zapatillas en series como Webster, Los Angeles de Charlie o Apartamento para tres. A lo largo de los años, Seinfeld o Friends han tenido una intensa relación con Nike, incluso con modelos personalizados.
Stranger Things no es solo una serie exitosa, es una serie basada en la nostalgia. Asociar el nombre de Nike a la nostalgia es peligroso para una marca que quiere vender zapatillas de 275 euros basadas en la innovación. Al tratarse de una serie de éxito, será el acercamiento a Nike para muchos que no compran Nike habitualmente y que relacionarán la marca con la nostalgia. Mirando atrás vas a vender una zapatilla, pero también vas a relacionar tu marca con el pasado.
Por otra parte, Netflix ha querido convertir a Stranger Things en un fenómeno comercial al estilo Star Wars, por lo que ha llegado a acuerdos con 75 marcas para la distribución de productos Stranger Things; H&M, Baskin-Robbins, Burger King, Polaroid, Lego, Coca Cola, Topshop, Snipes o Levi´s. Entre todas ellas Nike aparece como una más. Según dice la propia compañía, han querido alejarse del product placement habitual en el que se colocan ciertas marcas a la vista. Todas las marcas que pueden verse en Stranger Things responden a una necesidad de contar una historia o colocar un contexto, mientras que usan el modelo de colaboración para ganar un dinero extra. Es decir, las Nike de Stranger Things no tienen por qué aparecer en Stranger Things (en el trailer ya vimos que llevaban Vans).
Lo peor es que el producto de la colaboración de Nike con Stranger Things es muy correcto (más allá de que las zapatillas no son de la época en la que se desarrolla la serie) y la presentación es espectacular. El empeño por contar una historia es lo que hace daño, no solo a la colección sino a la marca.