Llega un momento en el que ya conoces perfectamente las principales ciudades del mundo y empiezas a elegir localidades más pequeñas a las que no irías de otro modo. Pues eso es justo lo que he hecho yo, pero sin conocer las mayoría de las grandes ciudades del mundo.
Pasear en Toulouse. Pasear y mirar. Y acabas viendo zapatillas, claro. Toulouse es un tiovivo de Stan Smith, CT300, Club C y Max TN, perfectamente estratificadas por grupos, con la aparición estelar de Veja, una compañía francesa que va del comercio justo al hype de marcas lacias. Sí, lacios, esa tribu estético-social de pose lánguida y prendas básicas que pueden costar más que todo el brillo de un italiano. Todos los lacios llevan Veja (o Zespa, otro descubrimiento).
El buen gusto francés es tan monolítico como el mal gusto español. Cuando todo el mundo viste igual acaba derribándose la frontera entre el bien y el mal. Es solo lo que todo el mundo lleva. El buen gusto francés es realmente diferente en las señoras a partir de los 50. Macron me libre del MILFismo, pero es más fácil encontrar una señora elegantísima que un señor sin un pan bajo el brazo. Todas jugando con la frontera que separa el bien vestir de disfrazarse de arquitecto-artista.
Durante varios días, mi pensamiento obsesivo solo repetía una idea ¿podré contar que no he visto ni una sola prenda Supreme? Un tipo me estropeó el comentario en el último momento y le perseguí durante unos cientos de metros para comprobar si era un español de Erasmus. Este tipo y su mochila Supreme evitaron que pudiera decir que no había visto nada Supreme, pero nada evitará que cuente que estuve a punto de no ver nada Supreme. Tampoco vi nada Off-White, al menos en las calles, porque sí que había una tienda que vendía sus productos, justo al lado de Margielas y Balenciagas. Estaba vacía. A unos metros, una ordenada y paciente cola salía de una librería. Quise saber quién firmaba pero me dio miedo a que fuera un cantante de su Factor X y eso destrozara mi teoría biempensante.
Las tiendas. Una ciudad con menos de medio millón de habitantes y tiendas en las que puedes encontrar Edwin, Clarks Originals, Pro Keds, Beams e incluso Nanamica, mezclado con producto vintage. Tiendas de baloncesto con Air Pressure destrozadas. Tiendas físicas sin web, sin instagram y con facebook sin actualizar en los últimos meses. Tenderos que te cuentan cómo compraron pantalones de la armada francesa para customizarlos. Tiendas en las que sigue habiendo catálogos en papel.
Vuelvo con miedo a que Patagonia sea la nueva marca de moda o que Kanye lleve Novesta después de un viaje de amor a Toulouse.
muy ameno el artículo. Yo no lo tengo demasiado lejos, a ver si un día hago una escapada!