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Kickstories: Jordan XI

Intenta elegir las tres mejores películas de todos lo tiempos, las tres mejores canciones, los tres mejores discos. Es complicado llegar a un acuerdo. Sin embargo, hay una zapatilla que aparece siempre en todas las listas, la Air Jordan XI.

Tinker Hatfield tenía muchas ideas en la cabeza para nuevos diseños, pero no estaba seguro de que Michael volviera a las canchas, y ni siquiera estaba seguro de que habría unas Jordan XI. Fue Mark Parker quien le dio un lugar para que Tinker pudiera desarrollar sus ideas. Unos años antes, Parker y Hatfield habían formado una pareja de diseñadores que cruzaban países en busca de nuevas ideas. A partir de ahí, Parker se había dedicado a tareas más directivas (actualmente es el CEO de Nike) mientras que Hatfield continuó en el diseño. La primera idea para el diseño de las AJXI venía del fútbol. Mientras la mediasuela de las zapatillas de baloncesto se había ido ablandando durante la última época, las de fútbol mantenían la rigidez para permitir la respuesta rápida, como ocurre en las zapatillas de clavos en atletismo. La manera de unir amortiguación con capacidad de respuesta era la fibra de carbono, un material que hasta ese momento no se había usado en zapatillas comerciales.

Y la fibra de carbono funcionaba. Pero no era visible. Así que había que impactar con un diseño nuevo. Pero el corte debía mantener las cualidades técnicas de la mediasuela y para ello Hatfield recuperó un material que hacía tiempo que quería utilizar, pero al que no encontraba sentido. El acabado en charol de la «patent leather» no solo le daba una imagen completamente nueva, también tenía la función de sostén al ser mucho más rígido que la piel habitual. Tenía sentido como protección, aunque más tarde se abusara del «patent» colocándolo en lugares sin sentido. Como ocurría en otras innovaciones de Tinker Hatfield como el Air Max, lo estético tenía además un sentido funcional.

La idea venía de una cortadora de césped, dura en el contacto con el suelo, liviana en el resto. Para aligerar el peso, la parte superior estaba realizada en Cordura, un material utilizado en las mochilas. Y en la suela exterior, el acabado traslúcido era tan impresionante como poco útil. En las limpias canchas NBA no había problema, pero en las pistas en las que las usaban el resto de los mortales, cualquier suciedad provocaba un resbalón. Era la primera vez que se diseñaba unas Jordans con la idea de que duraran más de un partido. Michael era absolutamente meticuloso con su calzado y la leyenda cuenta que utilizaba un par nuevo para la segunda parte porque notaba el descenso del rendimiento después de 24 minutos de juego. Las Jordan XI podían aguantar un partido completo sin que notara nada.

En el apartado más estético, Michael pidió unas zapatillas «que quedaran bien con traje». Puede que fuera exagerado, pero la idea de Jordan siempre fue conjugar el lado del rendimiento junto a lo más casual. Y el grupo R&B del momento, Boyz II Men, se atrevió a usarlas sin llamar la atención en los American Music Awards. Michael llamó a Tinker para decirle simplemente «I told you so, motherfucker».

Pero volvamos a las canchas. Michael Jordan después de su primer retiro había vuelto a jugar con unas zapatillas que sabíamos que no era de su agrado, la AJX. Hatfield le había mostrado prototipos de la XI que le entusiasmaron y se mostraba expectante ante una versión con la que pudiera jugar. El aviso era claro: le entregarían un sample que debía ser usado solo en lugares en los que no hubiera cámaras cerca. Pero Michael no supo esperar y quiso llevar las sensaciones de la fibra de carbono a las canchas. Por si quería pasar desapercibido, su amigo Ahmad Rashad, comentarista de televisión, se encargó de enseñarlas al mundo. Parecía una mala idea, mostrar al público una zapatilla que no estaría a la venta hasta unos meses más tarde, sin embargo, ocurrió justo lo contrario. Esos meses sirvieron para que se creara una burbuja sobre esas Jordan XI que nada pudo explotar. Como ocurrió con la Jordan I, un fallo acabaría convirtiéndose en una ventaja que sería imitada mil veces.

El color de ese primer sample, «Concord», blanco y negro, contravenía las rígidas reglas de aquél momento. Los Bulls jugaban en playoff con zapatillas predominantemente negras y Michael tuvo incluso que pagar una multa. En algunos partidos contra los Sonics y la fiesta de celebración de la consecución del título de la NBA, Michael también llevó una versión low muy distinta a la que luego llegó a las tiendas (Jordan XI Low IE). De hecho, fue la primera vez que las dos versiones (alta y baja) eran rotundamente distintas.



Los tres colores de la versión alta se convirtieron en clásicos, pero lo fue aún más la versión que se hizo para la película «Space Jam», de la que se dice que solo se fabricaron cinco pares y que le sirvió para dejar de pagar multas.

Cada una de las reediciones, incluso en nuevos colores, ha creado la máxima expectación, incluso con algaradas callejeras. La versión «Cool Grey» provocó cargas policiales en 2001 y el mismo Michael las usó con el uniforme de los Wizards. La última reedición de las Concord en 2011 ha vuelto a poner en duda la política de ediciones «limitadas» con fechas anticipadas.

Fueron las zapatillas con las que Michael Jordan logró sus mayores éxitos, incluido el 72-10 con el que terminaron los Bulls la temporada, el comienzo de su segundo threepeat y las emocionantes imágenes de su lágrimas por la victoria en el día del Padre.

El listado de los jugadores que las ha llevado en alguna ocasión comenzaría por sus compañeros de equipo que prácticamente calcaban sus modelos, con Ron Harper a la cabeza. Allen Iverson en su etapa universitaria, Kevin Garnett, Reggie Miller, Scottie Pippen en su etapa en los Blazers, Kobe Bryant, Charles Barkley o dos de los que han tenido ediciones especiales, Chris Paul en una casi desconocida personalización y Ray Allen, además del propio Tinker Hatfield o los muchos jugadores de fútbol americano o beisbol que tuvieron sus propias versiones.









Kickstories: Jordan X



Jordan retirado. Su incursión en el béisbol tampoco había dejado buena imagen. Y Tinker Hatfield parecía perder su batalla por la continuidad de Jordan como marca. Habría que recordar que entonces Jordan era solo una zapatilla y una pequeña línea textil y que era muy complicado ver a un jugador NBA llevando zapatillas de otro jugador. De hecho, la primera zapatilla «aceptada» por el resto de jugadores NBA fue la Jordan IX con Michael retirado.
Parecía que la Jordan X sería una zapatilla sin historia que cerraría su legado. Ni siquiera Tinker Hatfield parecía muy ilusionado con ella, por lo que se centró en colocar todos los méritos de Michael en la suela a modo de panegírico. De hecho, el diseño de la zapatilla se vio interrumpido por el anuncio de la retirada de Michael. Diez líneas quedaban dibujadas en la suela para contar sus méritos.
Esas franjas eran también parte del diseño de la parte superior, dando un sentido a la ojetera. Y en la puntera, por primera vez en algún tiempo, la pieza de refuerzo que Michael había pedido que se eliminara allá por la Jordan VI. Tinker lo explicaba como un intento de reflejar las franjas que atraviesan la zapatilla, llegando hasta la puntera.

La Jordan X estaba ya en proceso de producción sin que Michael hubiera visto los patrones finales. Y no le gustó. Aquí llega lo verdaderamente curioso de esta zapatilla. Jordan se negó a que su nombre apareciera en la Jordan X. Una zapatilla que no había sido aprobada por él y que tenía una de las piezas que siempre intentó eliminar, el refuerzo de la puntera. Fue la primera y la única discusión conocida entre Michael y Tinker Hatfield. Muchos años después, entre bromas, Michael recuerda que le dijo a Tinker: «Si esta zapatilla hace menos dinero que la anterior, tendrás que pagarme cada centavo perdido». La discusión terminó cuando Jordan obligó a cambiar el diseño para una puntera más limpia a mitad de la producción, algo que no se había hecho nunca en un modelo de producción masiva. Ya había algunos miles de Jordan X producidas y camino a las tiendas por lo que ese cambio obligó a parar la producción, rediseñar la puntera y volver a ponerlas a la venta. Evidentemente, las Jordan X «con puntera» se convirtieron en las más buscadas.

Fueron las zapatillas de su vuelta a las canchas, con ellas jugó el partido benéfico en el que se demostró que seguí en forma y más tarde se fue hasta los 55 puntos en el Madison Square Garden, vestido con el número 45.

Michael nunca se mostró muy entusiasmado con las AJX y rápidamente comenzó a jugar con un prototipo de las XI. Pero las X tuvieron su importancia en el peor momento de Michael Jordan sobre las canchas. Las dos pérdidas de balón en el primer partido de las series contra Orlando Magic. Aunque él llevaba las XI, quien le robó el balón, Nick Anderson, llevaba las X. También las llevaba Scottie Pippen cuando pedía la vuelta de Michael.

Entre las rarezas de la AJ X, el llevar el «45» grabado en la edición personalizada para Michael, o que en su versión original tenía solo tres colores además de una serie regional que pretendía venderse solo en una ciudad (Charlotte, Chicago, Seattle, Orlando, Nueva York y Sacramento).

Kickstories: Jordan IX

La primera retirada de Michael Jordan fue impactante por lo inesperado. Nike había ido preparando la idea de crear una submarca Jordan, pero la decisión de Michael fue tan repentina que dejó muchos flecos en el aire. ¿Continuaría Nike con las zapatillas de un jugador retirado? ¿Seguiría en pie la nueva marca?

Tinker Hatfield había puesto en marcha el Jordan Manifesto, un intento de crear una submarca para seguir creciendo en el baloncesto. Sin embargo, en Nike no creían que las zapatillas de Jordan pudieran venderse sin Jordan en el juego. Y Michael debía renovar su contrato con Nike. Los años de extensión de ese contrato dependían de las ventas de las AJ IX con Michael retirado. Y en esas circunstancias, decidió darle la vuelta a su contrato. Permanecería 30 años más en Nike si la marca le aseguraba una cantidad para publicitar su nueva marca. En lugar de pagar a un jugador, estaban pagando la publicidad de una marca.

Tinker Hatfield y Michael Jordan no estaban demasiado contentos con el diseño de la VIII y fueron al otro lado con la IX, que se diseñó sin saber que no llegaría a las canchas de baloncesto. Si la VIII era la zapatilla maximalista, la IX sería la más minimalista, de hecho se diseñó en un viaje a Japón. Dos únicas piezas formaban el conjunto, dejando en la suela las referencias a Michael Jordan como icono global. Diez palabras en distintos diomas le representaban, aunque nunca quedó claro porqué había dos palabras en ruso («deporte», «libertad»), dos en alemán (¨grácil», «atlético»), dos en suajili («independencia», «esperanza»), dos en francés («dedicación», «libertad») y solo una en italiano («intenso») y español («fuerza»).
En el talón, un balón rojo recordaba el sol naciente originario de Japón, que luego terminaría siendo elemento inspirador de la Jordan XII. La ojetera recordaba las botas de montaña pero la rapidez a la hora de atarlos también afectaba la sujeción (en las ediciones retro, se cambió el ojal más cercano a los dedos). Cuatro dientes en la parte delantera actuarían como elemento estabilizador. La zapatilla en sí era muy tosca, mucho más rígida que las anteriores. Michael la usó para jugar al béisbol en su intento frustrado en ese deporte, en una versión con clavos. Pero tuvo que esperar hasta su etapa en los Wizards para pisar una cancha de baloncesto.

La version original apareció solo en cuatro colores, con dos extrañas combinaciones en «Olive» y «Powder Blue» inspirada en North Carolina. Más tarde, en las ediciones retro tendríamos incluso versión low. El sencillo diseño y los dos tonos la hacían fácilmente visibles sobre la cancha y con Jordan retirado, algunos jugadores se atrevían a jugar con ellas. Parecía que llevar las zapatillas de otro jugador en activo te colocaba en una posición inferior. La Jordan IX la llevaron, por ejemplo, BJ Armstrong, Latrell Sprewell o Penny Hardaway.

Cuando crearon la estatua de Michael Jordan en Chicago, preguntaron qué zapatilla debía llevar a quien más sabía sobre ellas, Tinker Hatfield. Cuando le presentaron el boceto, pensó que la suela de la Jordan IX, visible en la estatua, contaba mucho sobre la vida de Michael. Y durante un tiempo fue el único modo de verle vestido de corto con unas Jordan IX.



Kickstories: Jordan VIII

Cada diseño tiene sentido en un momento dado y la Jordan VIII puede que sea el caso más extremo. Tinker Hatfield había diseñado la Air Raid, una zapatilla de baloncesto de calle, y tomó algunas de esas ideas para la nueva Jordan. Si la VII era minimalista en sus formas, la VIII era la respuesta maximalista. Piezas extras, varios volúmenes, materiales exagerados en la lengüeta y las dos tiras que cruzaban la zapatilla para darle una estructura. De hecho, ese era el elemento más claramente heredado del baloncesto de calle. Y puede que sea también el elemento más criticado. La estructura Huarache que ya situó en la Jordan anterior, ahora se aumentaba para mayor confort, las distintas capas de piel le daban mucha durabilidad, pero a cambio era poco transpirable.

En este caso no había una clara inspiración en el diseño, pero dos piezas de la VIII pasaron a ser características claves. Por una parte, el Jumpman enmarcado en un circulo de chenilla en la lengüeta. Por otra, la placa rígida de la mediasuela decorada con un entramado gráfico. El resultado fue la Jordan más pesada.


El Tinker Hatfield de hoy día no está orgulloso de este diseño. El único avance significativo quedaba lejos de la vista. La AJVIII seguía lo que Hatfield llamó «Jordan Manifesto», un plan maestro para que Nike siguiera creciendo en el baloncesto creando una marca independiente, algo que ya habían iniciado Strasser y Moore en la AJII. La actitud barroca, con dosis extra de detalles tuvo su momento en aquél 1993 pero hoy queda trasnochado.
Jordan tampoco mostró demasiado entusiasmo por la Jordan VIII a pesar de ser las zapatillas de su primer 3peat. Es habitual verle con retros y sin embargo, es muy complicado verle de nuevo con estas VIII. En la cancha, las estrenó en el All Star Game en un color que se salía de toda norma y que se convirtió en su color fetiche, «aqua» y originalmente fue producida en cantidades reducidas y solo tres colores (blanco, negro para playoffs y aqua).

Las ediciones retro no se han cebado con esta Jordan, que tuvo una versión especial para Kobe Bryant en una época en la que no tenía contrato con ninguna marca y otra para Ray Allen.

La campaña publicitaria original siguió tirando de Bugs Bunny en un anuncio que acabaría siendo profético. Preguntaban ¿quién había robado las Air Jordan? sin saber que unos meses después Michael se retiraría.

Kickstories: Jordan VII



La historia del diseño de zapatillas había pasado por encima sobre las inspiraciones. Sí, algunas Tiger se crearon después de que el fundador de la marca, Kichahiro Onitsuka viera en el pulpo un método para mantenerse pegado al suelo, pero se trataba de ideas más funcionales que de inspiraciones.

Tinker Hatfield había hablado de coches en la Jordan IV y aviones en la V. De algún modo, hablaba de velocidad, iniciando el camino. En la VII iba por un camino muy diferente. De hecho, Tinker Hatfield estaba muy lejos del deporte cuando surgió la idea para la Jordan VII. Tan lejos como una tienda de discos. Porque allí es donde vio un póster de Afropop en el que una guitarra se fundía con la silueta de África. Recuerda que 1992 fue también el año en el que se estrenó Malcolm X, una película de Spike Lee que unió a gran parte del estrellato negro norteamericano. Magic Johnson, Janet Jackson o Arsenio Hall decidieron poner dinero de su propio bolsillo para financiar el biopic del líder musulmán. Michael Jordan, relacionado desde el primero momento con Spike Lee, no solo le apoyó financieramente, sino que se dejó ver con la ubicua gorra con la X. Era un momento de celebración de la negritud, de vuelta a los orígenes, y ese cartel de África llegó en el momento adecuado.

Hatfield intentó conseguir aquél póster sin mucho éxito, hasta que utilizó el último recurso; anunciar que estaba trabajando en el diseño de la próxima zapatilla de Michael Jordan, lo que cambió por completo la situación…aunque eso no le libró de pagar 15$ por él. El afrocentrismo del diseño implicaba, por primera vez, un base cultural diferente.

El lado funcional estaba íntimamente relacionado con otro trabajo de Hatfield, la línea Huarache, con un botín interior de licra. El tobillo, como en las Huarache, quedaba muy poco protegido dejando para otros elementos los detalles del estilo Jordan. Por ejemplo, era la primera vez que no aparecía ni un sola referencia a Nike en la zapatilla (sí lo hacía en la caja). Y como no, la puntera estaba completamente desnuda, al gusto de su majestad. Algunos de los colorways estaban decorados con estampados tribales, que además, eran diferentes en cada zapatilla, convirtiendo cada lengüeta en un material único.

El primer color que vimos fue un extraño gris/negro/burdeos, diferente a cualquier combinación que hubiéramos visto antes. Justo cuando Jordan había conseguido que las zapatillas negras fueran la norma, él se pasaba al gris. Fue un color que apareció solo durante el All Star Game. Y fue también la zapatilla con la que jugó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Entre sus momentos más brillantes calzando las Jordan VII está la asombrosa racha de 6 triples en dos cuartos ante Portland que concluyó con un gesto a la cámara.

La Jordan VII fue la primera que fue un absoluto éxito comercial más allá de Estados Unidos. Y precisamente el hacerla tan visible hace también que algunos la recuerden con un cariño especial. También apareció con ellas en los primeros anuncios con Bugs Bunny, que incluso tuvo una versión especial de las «Hare Jordan» y en «Jam», el videoclip que compartió con Michael Jordan.

Kickstories: Jordan III

Peter Moore ya había comenzado el desarrollo de las Jordan III cuando decidió dejar Nike. Una semana antes de irse, llamó a Tinker Hatfield para encargarle la evolución de la línea. Michael Jordan había firmado 5 años con Nike, pero Peter Moore y Rob Strasser pensaban en él para encabezar su propia marca. Y le dejaban a Tinker la tarea de diseñar unas zapatillas para un hombre al que no conocía.
Su primera idea tenía que ver con el logotipo; Peter Moore dejó en su oficina un poster de Michael Jordan machacando un balón con las piernas abiertas, fruto de una sesión de fotos de la Jordan I. Tinker tomó esa foto y marcó la silueta para conseguir el “jumpman” que hoy es la imagen de la marca. Tinker Hatfield se reunió con Michael en las primeras fases del producto y allí descubrió que era algo más que un jugador de baloncesto. Le sorprendió con algunas ideas sobre diseño y su modo de vestir se alejaba bastante de lo que se espera de un jugador casi novato en la NBA.
Uno de sus primeras ideas fue crear una zapatilla intermedia entre high y low. Aunque solía jugar con Jordan I high, con las Jordan II fue combinando high y low. Un modelo intermedio permitiría proteger el tobillo siendo una zapatilla ligera. Tinker adaptó la idea de “elephant print”, un proceso que permitía que la piel tomara la apariencia de piel de elefante y que además tenía una función, ya que esa piel era más rígida y protegía de los impactos . La ojetera permitía personalizar el modo de atarlas. Ron Dumas tomó las ideas del diseñador jefe Hatfield para crear el modelo definitivo de las Jordan III, colocando por primera vez en una Jordan una unidad de aire visible similar a la air Revolution. El modelo final mezclaba la Jordan II con el toque revolucionario de Hatfield.

Nike debía presentar la zapatilla a Michael en un evento que se había convertido en un ultimatum. Hatfield había diseñado en unas semanas una zapatilla con su nombre, basándose en algunas entrevistas, mientras el tipo que había convertido a Michael en Air Jordan (Rob Strasser) y el diseñador anterior (Peter Moore) estaban creando su propia marca, Van Grack. Michael llegó cuatro horas tarde a la reunión, había estado jugando al golf con Rob y Peter. Parecía que la batalla estaba perdida.
Tinker intentó crear un momento espectacular en la presentación, con cortinas que dejaban ver los nuevos prototipos, y no permitió que el mismo Phil Knight conociera el resultado. Los bocetos de las fases del proceso llamaron la atención de Michael, que olvidó la presencia de Phil Knight en la sala para hacer mil preguntas a Tinker. Pero lo que finalmente captó a Michael fue el primer prototipo fabricado de la Jordan III. Michael se vio a sí mismo reflejado en la nueva zapatilla. El equipo de Hatfield fue inteligente para aprovechar la situación. El logotipo de Nike estaba escondido en la parte trasera de la zapatilla mientras el jumpman quedaba bien visible en la lengüeta. Era el modo de darle a Jordan la importancia que se merecía en sus propios diseños. Crear su propia marca con la protección de Nike. Fue la primera Jordan con el Jumpman, pero también la primera con unidad de aire visible. En el aspecto funcional, la ojetera por primera vez podía adaptarse para personalizar el ajuste y el elephant print quedó como signo definitivo de la marca. Un diseño total que terminó apareciendo en camisetas de edición limitada y en los trabajos de Dave White.


Todo ello con una zapatilla que, si bien en su momento no calzó nadie más que Michael, luego, en su versión retro, calzarían Kobe Bryant, Derek Anderson, Lebron James o Scottie Pippen. En 1994 la versión retro fue un completo fracaso de ventas, y a partir de ese momento se convirtieron en una de las más deseadas. Incluso Michael volvió a calzárselas en algún partido con los Wizards. La creación de la marca Jordan provocó que las versiones retro se diferencien para siempre de la original; no más Nike Air en la parte posterior.

Este modo de crear una submarca dentro de Nike puede comprenderse hoy fácilmente, sin embargo, en aquellos momentos se estaba creando un modo de trabajar que se ha imitado hasta la saciedad. Entonces nadie sabía cuales eran los pasos a dar. Hoy cada jugador tiene su propia línea que trata de imitar el fenómeno Jordan.

La campaña publicitaria se sirvió del trabajo de Spike Lee, un joven director negro que en su primera película «Nola Darling» dejaba ver su pasión por las Jordan I. La compañía habitual de Nike, Wieden&Kennedy, creó un nuevo modo de publicitar unas zapatillas. Por primera vez, la agencia se reunía con los diseñadores para comprender el origen del producto. Y de «Nola Darling» salió Mars Blackmon para protagonizar la campaña más duradera y exitosa de la historia del deporte.
Phil Knight siempre dijo que aquella presentación de Tinker Hatfield convenció a Jordan para que permaneciera en Nike, aunque Michael siempre dijo que fueron sus padres quienes le recomendaron quedarse con Phil Knight. También ha dicho siempre que, junto con la Jordan XI, es su favorita. De hecho, para el 40 aniversario de Jordan, Mark Smith eligió como regalo la única Jordan III laser realizada.

Kickstories: Jordan II

El éxito de la Jordan I fue abrumador. Nadie había pensado que algo así pudiera pasar con una zapatilla. La campaña, el producto, el jugador y el escándalo creado funcionaron para un modelo que fundaría una época. Y no es fácil realizar una segunda parte.
La AJ II tampoco se diseñó pensando en Michael Jordan sino que se trataba de un proyecto de diseño industrial desarrollado en Italia. Peter Moore (el hombre que consiguió que Michael firmara por Nike, diseñador de la primera Jordan y su logo alado) buscó a Bruce Kilgore para que colaborara con él. Kilgore ya había creado un clásico, la Air Force One. El hecho de que su desarrollo y fabricación se realizara en Italia, a miles de kilómetros de la sede de Nike permitió que se creara una zapatilla muy diferente, a la vez que poco inspirada por Michael, que apenas estuvo involucrado. Del mismo modo que la Jordan I se basó en la dunk, la Jordan II se basó en la Nike Python,una zapatilla con una original imitación de piel de serpiente.

La ausencia del swoosh tiene un sentido. Peter Moore y Rob Strasser, los hombres que crearon la idea “jordan” pensaban abandonar Nike para crear su propia empresa. Y en esa empresa Jordan era clave. Con este modelo pretendían alejarle de Nike, convertirle en un hombre-marca que pudiera ser la base de su nueva empresa. Algo que muchos años después intentó hacer Shaq.
Al igual que con la primera, se realizó una versión en canvas que hoy día es practicamente imposible de encontrar. Se editaron sólo dos colores que Michael llevó en partidos NBA.

La Air Jordan II es la única que en su versión original no salió a la venta en negro, aunque en las versiones retro de 2004 se solucionó ese “problema”. Michael utilizó las versiones alta y baja sin distinción, y con ellas ganó su primer Concurso de Mates. Curiosamente, fue el primer modelo Jordan que pudo verse en la NBA en los pies de alguien que no fuera “su majestad”; Sam Vincent, uno de sus compañeros en Chicago. Pero quizás la primera vez que muchos vieron las Jordan II fue en el video clip «Bad» de Michael Jackson.
Tras la primera retirada de Michael, nike reeditó algunos de sus primeros modelos en lo que se convirtió en un sonoro fracaso de ventas. Las ediciones retro de 2004 las calzaron Quentin Richardson, Derek Anderson o Carmelo Anthony en colores propios. Reggie Miller calzó una nueva edición «nu retro», un intento de actualización sin demasiado éxito, mientras que en la actualidad se mezcla con suelas Air Max.

Quizás por su elegante diseño muy alejado de las zapatillas del momento o porque Michael no pudo lucirlas demasiado (fue el año que pasó casi en blanco por lesión) las ventas no fueron las esperadas. Diez años después, cuando fueron de nuevo editadas, tampoco tuvieron demasiado éxito. En 2004, sin embargo, duraron poco tiempo en las tiendas. Alguien en 1985 dijo que eran unas zapatillas que iban 15 años por delante de su tiempo. Al parecer fueron 19 los años de adelanto.

Kickstories: Jordan I

A mediados de los 80 Nike estaba herida de muerte. Las acciones bajaron hasta el mínimo de su historia y 400 trabajadores eran despedidos. La diversificación de productos le había llevado a otorgar licencias para ropa interior, vaqueros y cualquier cosa que diera dinero. En el baloncesto, habían conseguido hacerse un nombre, aunque fuera a costa de contratar a casi la mitad de jugadores de la NBA. Nike decidió apostar por un solo jugador, y éste fue Michael Jordan. Su primera zapatilla fue la que comenzó la fiebre «sneaker»; la primera vez que se deseaba una zapatilla.Pero la Jordan I no fue un modelo en el que Michael estuviera demasiado involucrado. De hecho, sólo era una variación de un modelo ya desarrollado, con los colores de su equipo y un nuevo logotipo, un buen y sencillo trabajo de Peter Moore, un hombre que luego sería olvidado porque acabó reflotando adidas. Ni siquiera se trataba de una zapatilla demasiado avanzada, y el mismo Frank Rudy, creador del concepto «Air» criticó que la bolsa de aire era tan pequeña que no era útil.
Un prototipo muy cercano al que salió al mercado fue mostrado a Michael en la reunión que decidió su fichaje por Nike, aunque Michael prefería los colores de North Carolina. Pero Moore no sólo se encargo del diseño del producto, sino del desarrollo de la campaña que la llevaría a convertirse en un fenómeno mediático. La primera vez que las vió en blanco, rojo y negro, Michael lo tuvo muy claro; no se pondría eso, no quería parecer un payaso. Peter Moore le pidió tiempo; 45 minutos para comprobar qué había tras el color. Si en ese tiempo la zapatilla no había conseguido ganarse a Michael, Peter Moore diseñaría otro modelo para él. En los entrenamientos, sus compañeros le decían que eran las zapatillas más feas que habían visto. Y eso es lo que quería Moore, que las miraran, que las tuvieran en sus ojos durante 45 minutos. Años mas tarde, Michael utilizaría la misma estrategia con su equipo de motociclismo, colocando unos colores poco usuales en un equipo de motociclismo. Y ganándose las mismas críticas. En realidad, Moore desconocía que en el baloncesto las zapatillas debían ser predominantemente blancas, y por eso les puso el color del equipo.

En sus primeros partidos con los Bulls, Michael llevó unas Airship, una zapatilla medianamente pesada para un escolta. Pronto apareció con las Air Jordan en negro y rojo, unas zapatillas que contravenían la norma de la NBA según la cual los jugadores de un mismo equipo debían llevar el mismo color de zapatillas. David Stern advirtió que una nueva violación llevaría a una multa de 1000$, una segunda, 5000$ y a partir de la tercera se sancionaría al equipo con pérdida de partidos. La multa la pagaría Nike, y les costaría mucho menos que el anuncio en el que decían que «sólo la NBA podía impedirte calzarte las nuevas zapatillas de Michael Jordan».Según dijo Stern años después, hasta su hija creía que era un imbécil por no permitir a Michael ponerse sus zapatillas. Finalmente Nike y NBA llegaron a un acuerdo para que Michael llevara un modelo predominantemente blanco. Pero la fiebre por las zapatillas negras y rojas ya había comenzado. Uno de esos pares permitidos por la NBA aparecieron unos años después, justo cuando Michael se disponía a jugar el que parecía ser su último partido en New York.

En la calle, los 65$ que valían no conseguían frenar la fiebre que desató. Se revendían por 100$. Se robaron los posters publicitarios de las paradas de autobús. Un joven director de cine, Spike Lee, las mostraba en «Nola Darling», una película en la que las Jordan de Mars Blackmon eran un personaje y no una parte del vestuario. El objetivo de Nike era que la línea Jordan llegara a los 3 millones $. En su primer año había llegado a los 130 millones.En realidad, las zapatillas con las que Michael jugó su segunda temporada no eran las que podían adquirirse en las tiendas. Después de la lesión en el pie, Nike creó un híbrido que mezclaba las Jordan I con la más avanzada suela de la Jordan II.
Diez años después Nike reeditaba el modelo aunque esta vez fue un sonoro fracaso. A partir de ahí, se ha convertido en la zapatilla con más peticiones de reedición, y una de las más veces reeditada. Aunque la más buscada es aquella primera por la que un comprador pagó, en 1997, 10 millones de yens. Los primeros prototipos en negro y dorado (luego habría una edición retro en estos colores), la primera edición «black toe» o una variación en «canvas» llamada AJKO son los tesoros que pocos encuentran.Pero todo esto no le ha librado de que el «sneaker guru» Bobbito Garcia la nombrara una de las peores zapatillas de los 80.