Algo está pasando. Justo cuando comenzaban a agotarnos las colaboraciones a cuatro bandas, las inspiraciones imposibles, los patrocinios sin sentido. Algo está pasando.
Vans celebra sus 50 años con una campaña en la que aparecen Syd The Kid, Henry Rollins o la modelo Natalie Westling. De Syd The Kid podría decirse que invitarle a posar con unas Vans es tan fácil como obligarle a llevar una camiseta blanca. Henry Rollins tiene dos modos: descalzo o con Vans. Y Natalie Westling podría ser una modelo más, pero debe ser la única modelo con un logo de Vans tatuado en el brazo. Una skater sobre las pasarelas.
En todos los casos Vans ha huido de nombres que podrían ser más grandes para ir por el camino de la credibilidad.
Luego llega Converse y la primera colaboración de las Chuck II, que no es ninguna gran tienda sino Futura, un mito viviente del arte (con toda la intención no utilizo la expresión “street art”). Desde luego, no es la primera colaboración del neoyorquino, que tiene en su curriculum trabajos con Nike, Vans, Supreme, Stussy, Descente, Bape, The North Face, Levi´s o Maharishi. ¿Qué hace que esta colaboración sea creíble? Futura podría haber pasado los últimos años con algunos de sus trabajos para Nike, aquellos por los que se pagan miles de euros. Pero hace años que solo lleva Chuck Taylor. Sus zapatillas llevan material antidesgarros y canvas engomado, no imitación de piel de gacela en peligro de extinción. Y finalmente, no tienen ninguna historia inspiradora ni recuerdos de una infancia en la que merendaba gominolas.
Es la zapatilla de Lenny. Un tipo de 60 años adelantando a las hordas de colaboraciones adolescentes.