Viaje alrededor de Muhammad Ali

Una historia mil veces contada recuerda que Muhammad Ali arrojó su medalla de oro olímpica al río. Ali, por entonces aun llamado Cassius Clay no solo había conseguido el oro, también había discutido con un periodista ruso para dejarle bien claro que Estados Unidos era el mejor país del mundo.

En su biografía cuenta cómo, recién llegado a Louisville, le prohibieron la entrada a un restaurante. Una pandilla de moteros quiso robarle la medalla y Clay prefirió tirarla al río. Había sido un héroe en Roma, había defendido a su país y era tratado como un ciudadano de tercera. Era el germen de su conciencia.

La historia era más buena que cierta. Su biografía es una mezcla de anécdotas reales e historias recopiladas por la entonces editora Toni Morrison. El propio Ali contó en alguna ocasión que simplemente había perdido la medalla de oro. Pero esa historia dejaría en blanco un puñado de páginas de su biografía.

En Roma 1960 Clay coincidió con Wilma Rudolph y quiso coincidir aun más. Pero, para dejar bien claras las diferencias entre Classius Clay y Muhammad Ali, el boxeador nunca se atrevió a hablarle a la velocista. Por acercar al tema a las zapatillas, Wilma Rudolph fue una de las primeras atletas en tener unas zapatillas modificadas específicamente para ella. Y lo hizo Adi Dassler, el fundador de adidas, que unos años después fabricaría también unas botas para Ali. Durante su carrera llevó Mitre y Everlast, aunque adidas ha sido la que mejor ha sabido relacionar sus recuerdos con los de Ali. Décadas más tarde Ali vendería su imagen a Authentic Brands Group, un conglomerado que maneja la imagen de Shaquille O´neal, Marilyn Monroe, Elvis Presley y marcas como Tretorn, Vision o Airwalk. Desde ahí, Muhammad Ali (o al menos su nombre) se relacionó con Stance, Mr Porter, Under Armour.

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Ali coincidió en Roma con Wilma Rudolph y también con Miguel de la Quadra Salcedo, un lanzador polivalente que años antes había revolucionado la jabalina con un nuevo estilo que la IAAF se apresuró a prohibir. De no haberlo hecho, quizás hubiera compartido fama con Clay, porque con el nuevo estilo Miguel de la Quadra llegó a lanzar 112 metros, 30 metros más que el récord mundial del momento.

De la Quadra mantuvo su espíritu aventurero después de retirarse del atletismo. Se convirtió en uno más de una cuadrilla de reporteros de una época gloriosa para el periodismo. Aventureros como Felix Rodriguez de la Fuente, César Pérez de Tudela, Manu Leguineche o Enrique Meneses.

Enrique Meneses cruzó África y conoció al Che Guevara antes de abrir corresponsalía en Nueva York. Suyas son las fotos y las historias de Picasso, Paul Newman o Martin Luther King pero poco tiene que contar de Ali. Meneses estaba en un bar, como casi siempre, cuando alguien le avisó que en el sótano alguien recitaba poemas. Aquél tipo era Muhammad Ali y Meneses le retrató para siempre como el poeta que presumía de que nadie le rompería la nariz.

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