Buenas noticias, 2018 ha sido mucho menos aburrido de lo que se esperaba. Cuando una marca domina un mercado con demasiada superioridad comienza a convertirse en un dinosaurio que no necesita mejorar. Si una temporada vendes millones de Air Max ¿para qué cambiar? Pues hay que cambiar porque convierte la marca más vendida en la más aburrida.
En 2016 Nike tenía toda la pinta de convertirse en uno de esos señores mayores que se quejan de que los jóvenes están locos. En 2017 fue peor, se convirtieron en esos señores que le preguntan a los jóvenes ¿qué se lleva? Comenzaron a ponerse la gorra hacia atrás “porque eso es lo que hacen los jóvenes”. En 2018 Nike continúa acercándose a los jóvenes, pero al menos ha sabido adentrarse algo más. Si un adulto quiere imitar a un adolescente, prefiero que defienda a Kaepernick y que monte un grupo, no que tenga inseguridades y fume a escondidas.
adidas llevaba cinco años tocada con la varita mágica. Cada uno de sus productos era un éxito…entendido tal y como se entendía un éxito en 2013: ediciones limitadas y colaboraciones que se agotan en minutos. 2018 podría haber sido otro año para repetir estrategia, pero adidas ha preferido cambiar el paso. Deerupt, Kamanda, POD o Prophere no se han lanzado con la intención de aparecer entre los listados de lo mejor del año, sino en crear una base. Que fueran accesibles, con buen precio y apartaran a adidas de las ediciones limitadas.
La idea parece buena, pero ninguno de sus nuevos modelos se ve en las calles. adidas podía crecer hasta explotar y ha decidido frenar su expansión.
Lo verdaderamente interesante ha llegado desde las marcas que se quedan fuera de la pelea adidas-Nike. Reebok ha lanzado una colaboración con Pyer Moss justo a la vez que su nombre aparecía como ganador del CFDA/ Vogue Fashion Fund. A la vez, algunas de sus siluetas se mantenían en un lugar a medio camino entre la tendencia y los clásicos.
Asics ha mantenido una colaboración que huye de grandes nombres y firma uno de los mejores trabajos del año con Kiko Kostadinov, mientras va lanzando productos brillantes y usables a la espera de que uno de ellos sea aceptado por la corriente más mainstream (que las ediciones japonesas de las Tarther no estén entre las mejores reediciones del año es un enigma). Ya sabemos que lo de Asics es la innovación y la calidad. En el momento que consigan que la marca sea además un producto de moda lo tendrán todo.
En el equilibrio entre la elite y las calles Puma ha apostado por lo segundo. La RS-X se ha convertido en una de las zapatillas más vistas. Y sí, ha lanzado cientos de colaboraciones sin filtro (de Polaroid a Hot Wheels) pero el peso del producto era lo verdaderamente importante. La gente quiere unas RS-X, no una colaboración. Aunque lejos de las calles, la incursión de Puma al baloncesto ha sido otro de los momentos que esperamos que crezca en 2019.
En 2019 no parece que Nike quiera cambiar demasiado, mientras adidas parece que tiene preparadas nuevas estrategias. Lo más divertido promete repetirse en ese puñado de marcas que quieren atreverse a algo nuevo. Los caminos iniciados por Reebok, Asics y Puma, el acercamiento al baloncesto de New Balance o Converse como puntos de interés del próximo año.