Kickstories: Jordan IX

La primera retirada de Michael Jordan fue impactante por lo inesperado. Nike había ido preparando la idea de crear una submarca Jordan, pero la decisión de Michael fue tan repentina que dejó muchos flecos en el aire. ¿Continuaría Nike con las zapatillas de un jugador retirado? ¿Seguiría en pie la nueva marca?

Tinker Hatfield había puesto en marcha el Jordan Manifesto, un intento de crear una submarca para seguir creciendo en el baloncesto. Sin embargo, en Nike no creían que las zapatillas de Jordan pudieran venderse sin Jordan en el juego. Y Michael debía renovar su contrato con Nike. Los años de extensión de ese contrato dependían de las ventas de las AJ IX con Michael retirado. Y en esas circunstancias, decidió darle la vuelta a su contrato. Permanecería 30 años más en Nike si la marca le aseguraba una cantidad para publicitar su nueva marca. En lugar de pagar a un jugador, estaban pagando la publicidad de una marca.

Tinker Hatfield y Michael Jordan no estaban demasiado contentos con el diseño de la VIII y fueron al otro lado con la IX, que se diseñó sin saber que no llegaría a las canchas de baloncesto. Si la VIII era la zapatilla maximalista, la IX sería la más minimalista, de hecho se diseñó en un viaje a Japón. Dos únicas piezas formaban el conjunto, dejando en la suela las referencias a Michael Jordan como icono global. Diez palabras en distintos diomas le representaban, aunque nunca quedó claro porqué había dos palabras en ruso («deporte», «libertad»), dos en alemán (¨grácil», «atlético»), dos en suajili («independencia», «esperanza»), dos en francés («dedicación», «libertad») y solo una en italiano («intenso») y español («fuerza»).
En el talón, un balón rojo recordaba el sol naciente originario de Japón, que luego terminaría siendo elemento inspirador de la Jordan XII. La ojetera recordaba las botas de montaña pero la rapidez a la hora de atarlos también afectaba la sujeción (en las ediciones retro, se cambió el ojal más cercano a los dedos). Cuatro dientes en la parte delantera actuarían como elemento estabilizador. La zapatilla en sí era muy tosca, mucho más rígida que las anteriores. Michael la usó para jugar al béisbol en su intento frustrado en ese deporte, en una versión con clavos. Pero tuvo que esperar hasta su etapa en los Wizards para pisar una cancha de baloncesto.

La version original apareció solo en cuatro colores, con dos extrañas combinaciones en «Olive» y «Powder Blue» inspirada en North Carolina. Más tarde, en las ediciones retro tendríamos incluso versión low. El sencillo diseño y los dos tonos la hacían fácilmente visibles sobre la cancha y con Jordan retirado, algunos jugadores se atrevían a jugar con ellas. Parecía que llevar las zapatillas de otro jugador en activo te colocaba en una posición inferior. La Jordan IX la llevaron, por ejemplo, BJ Armstrong, Latrell Sprewell o Penny Hardaway.

Cuando crearon la estatua de Michael Jordan en Chicago, preguntaron qué zapatilla debía llevar a quien más sabía sobre ellas, Tinker Hatfield. Cuando le presentaron el boceto, pensó que la suela de la Jordan IX, visible en la estatua, contaba mucho sobre la vida de Michael. Y durante un tiempo fue el único modo de verle vestido de corto con unas Jordan IX.



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