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Lo que vi y lo que no vi en AIR

Un helado es casi imposible de fotografiar. La fotografía profesional implica unos tiempos y unas temperaturas que son incompatibles con el helado. Por eso en las campañas de helados suelen fotografiarse purés con colorante, que en pantalla parecen mucho más reales que el helado real.

Puede que con este inicio no lo parezca, pero voy a hablar de Air y hay spoilers. Bueno, en realidad supongo que más o menos sabes cómo acaba, con Michael en Nike.
Antes de ver AIR ya suponía que un experto en helados sabría identificar que aquello no era más que un puré. Me faltaba saber si el puré al menos parecía helado.

 

La película está ambientada en 1984, comienza con una canción de Dire Straits que suena muy ochenta y te coloca exactamente en el contexto. Que la canción en realidad sea de 1985 es un puré bien conseguido.

David Falk, el agente de Michael Jordan durante toda su vida profesional, era solo un empleado de una gran agencia, ProServ, que no aparece ni un momento en la película. Falk gestionaba el baloncesto en una compañía que había nacido en el tenis porque su fundador, Donald Dell, era primero compañero y más tarde agente de Stan Smith y Arthur Ashe. Podrían haber contado que Jordan fichó por ProServ, que la experiencia en el tenis de ProServ le llevó a proponer una imagen de Michael similar a la de los tenistas, y que Falk, por entonces parte de ProServ, terminó fundando su propia agencia con Jordan como principal activo. Pero quizás sería incluir más personajes y una subtrama más. No es una historia cierta del todo pero es lo que se puede contar en 140 minutos. Me como el helado.

También hay omisiones curiosas. Por ejemplo, George Raveling que en la película parece un entrenador ajeno a Nike, era parte de la empresa en ese momento y por eso insistió a Michael. De hecho, en la foto oficial de la selección olímpica de 1984 aparece con calcetines Nike, una pequeña rebeldía.

Y un detalle sin importancia que parece que van a contar pero no. Michael estaba obsesionado con tener un coche, en Nike quisieron hacerle una broma y durante su primer encuentro oficial le regalaron un coche…de juguete.

Hay otras historias que se retuercen un poco más para que encaje en «el relato». De hecho funcionan como idea principal de la película cuando no son ciertas. Nike no tenía el control del baloncesto que tiene hoy día, pero tampoco era ninguna desconocida. Desde 1972 la Blazer rondaba por las canchas y un par de años antes de la llegada de Michael fue el momento de la Air Force 1. Entre sus jugadores estaban Moses Malone, Sidney Moncrief, George Gervin, Michael Ray Richardson o Jeff Ruland, que quizás no son muy recordados pero eran los mejores en rebotes, puntos y robos. Magic Johnson y Larry Bird habían llevado Nike en la universidad. En el All Star de 1984, unos meses antes de que llegara Mike a la NBA, la presencia de Converse era abrumadora, 14 de los 25 jugadores seleccionados usaban la estrella. Pero Nike era la segunda marca, con 4 jugadores, por delante de adidas. Para reforzar la idea de que adidas era la marca del momento hablan de My adidas, una canción de 1986.

Las ventas de Nike en el baloncesto habían bajado, pero también había caído el running. El problema de Nike es que tenía a demasiados jugadores a sueldo en la NBA. Ofrecía un porcentaje de las ventas de baloncesto a sus jugadores desde unos años antes y en la explosión de las zapatillas se vieron pagando millonadas a jugadores secundarios. Decidieron ofrecerles dinero a cambio de finalizar sus contratos y reiniciar el proyecto Nike Basketball.

En ocasiones, Air cree a pies juntillas la historia oficial de Nike, que cuenta que Michael Jordan nunca había usado Nike. En un repaso no demasiado exhaustivo se encuentran fotos de Mike con Nike en la universidad. Hace solo unos meses salieron a la luz las primeras zapatillas que Nike envió a Michael en 1983, cuando ya había contactos.

Otra historia que suele contar Nike es que decidió apostarlo todo por Jordan y le salió bien. En realidad, 5 de las 10 primeras elecciones llegaron a la NBA con nike. Y entiendo que nadie recuerde las zapatillas de Otis Thorpe, pero alguien debería levantar la mano y preguntar ¿no ficharon a un tal Barkley?

En una nebulosa, entre verdades, mitos y mentiras, está el asunto de la prohibición de las AJI. Una cosa que sabemos es que el revuelo fue con una zapatilla predominantemente negra y la que aparece en AIR no lo es. De hecho jugó con ellas sin problema y sin multa.


Finalmente llegan los detalles, los fallos a los que no encuentro explicación. En el proceso del diseño de la Jordan aparece una Air Force 1 mid que debió adelantarse una década a su lanzamiento. Hablan de Just Do It, el lema de Nike que no se estrenó hasta 3 años después, dicen que Nike compró Converse en 1996 y Rob Strasser tenía diez años menos (en cambio, han utilizado el nombre real de la hija, que terminó trabajando en Nike). Cuando cuentan a Phil Knight que ya tienen el nombre de la línea de Jordan, en la película dice que no le gusta, pero que «espera que le acabe gustando», una frase que, ya sea verdadera o falsa, se suele atribuir a lo que Knight dijo cuando vio el swoosh. El chándal de Phil de los noventa, las gafas Oakley desubicadas…
Detalles sin importancia para la trama y que identificaremos cuatro (me da la sensación de que los cuatro están leyendo esto).

Veredicto final: puré. Más allá de los fallos puntuales y que es un error buscar la verdad en el cine, el tono no me huele al Nike de los ochenta, los personajes parecen forzados a encontrar algo que los identifique claramente y va saltando de relato oficial a giro obligado por el drama.

Algo así como cuando las marcas recuperan grandes siluetas del pasado…y no terminan de encajar.

Unbanned.. The legend of AJ1

Tidal estrenó hace unas semanas en España Unbanned: The Legend of AJ1, el esperado documental que prometía desmontar los mitos que rodean a la Jordan I.

Habitualmente las historias sobre zapatillas mantienen un halo de leyenda que nadie pretende destruir, por eso se repiten una y otra vez los mismos relatos, sin un mínimo de tendencia crítica. Lo primero que hay que agradecer a Unbanned es que salta por encima de muchas de esas historias para buscar la fuente original. Y haciéndolo destroza algunas historias.

El documental se basa en entrevistas con muchos de los principales nombres de la historia de las zapatillas. ¿Te han contado la historia de cómo llegó Michael a Nike? En Unbanned te lo cuenta Sonny Vaccaro. ¿Se arriesgó Nike al ficharle? Se lo preguntan a Phil Knight. ¿Cómo se diseñó la Jordan I? Que lo cuente el diseñador, Peter Moore. ¿Cuántas veces nos han contado la historia de la prohibición? Ahora te la contará quien la prohibió, David Stern. ¿El famoso anuncio en el que se tachaban las Jordan? Hablan con Jeff Gorman, quien lo creó. Todo de primera mano, desde la industria y sin pasar por el filtro del storytelling por el que pasa cualquier producto antes de llegar a las tiendas. Incluso aparece Dapper Dan diciendo que en Harlem a principio de los ochenta nadie quería llevar zapatillas porque se asociaban a pobreza, una bomba para los que cuentan que el fenómeno de las zapatillas surgió en NY.

El mayor mérito de Unbanned es también un gran problema. En apenas 90 minutos hay que incluir demasiadas voces sagradas, yo necesitaría 90 minutos de cada uno de ellos. Pero además no están solos.

Junto a esos grandes nombres hay otros que nos cuentan el mismo cuento de siempre; DJ Clark Kent, Ronnie Fieg, Mark Wahlberg, DJ Khaled o Carmelo Anthony pueden hablarnos de la importancia de las Jordan I en la cultura popular americana pero ¿de verdad necesitamos que nos lo cuenten de nuevo? Según los créditos aparece Billie Eilish y ni recuerdo haberla visto. Entiendo que para un público mayoritario el nombre de Khaled puede resultar más atractivo que el de Peter Moore, pero una vez que empiezas a verlo hay una increíble diferencia entre la información que puede darnos uno y otro.

Unbanned mezcla las palabras de unos y otros con equidistancia, pero cada segundo en el que aparece un sneakerhead contando su historia con las Jordan es un segundo en el que no aparece alguien que creó directamente el mito.

Consigue extraer nuevas palabras de los protagonistas reales y ofrece un puñado de imágenes que se escapan de lo habitual, lo que justifica su visionado con una mano en el pause. Coloca la aparición de la Jordan I en un contexto en boca de los verdaderos actores, con la ventaja de no hacerlo desde Nike. Obviamente un documental así no ha podido hacerse sin la ayuda de Nike, pero las opiniones y los comentarios no parecen teledirigidos desde el departamento de marketing.

En 90 minutos cae en algunos topicazos sobre la relación de Jordan con el Hip Hop y el supuesto carácter revolucionario de la primera Jordan, pasando por encima que la primera reedición fue un completo fracaso de ventas. Se habla de la Jordan I, pero se le atribuyen características que solo aparecieron en Jordan algunos años después, alargando la historia más allá de la zapatilla prohibida.

Muy recomendable si quieres ir a la fuente original de la información, hay un punto en el que te sentirás como cuando quedas a cenar con amigos y va alguien que no aporta nada. Pero aquí no puedes esperar que se vaya.

El lío del póster de Maya Moore

En la presentación oficial de las Jordan XX9 un fotógrafo pidió al diseñador Rob Bruce que abriera los brazos y se dejara fotografiar con la Jordan XX9 en la mano derecha en la pose que hizo popular el propio Jordan. Rob sonrió y soltó una broma para no ser retratado de esa guisa, mejor no compararse con Michael.

Maya Moore quiere ser como Jordan. Bueno, al menos ella juega al baloncesto y lleva sus zapatillas, pero no todo el mundo se atreve a imitarle. Jordan, la marca, ha utilizado la imagen de Moore emulando a su ídolo en el Target Center, el pabellón de su equipo. Pero hay algunos detalles curiosos.

Pero vamos a Maya. El anuncio es de Jordan, pero al tratarse de un anuncio que iba a colocarse en el pabellón del equipo, han preferido usar la camiseta de los Minnesota Lynx. En la foto de Michael llevaba la de los Bulls, así que estaba justificado. El problema es que hasta hace unos días los Lynx vestían adidas. En la foto final (arriba) han cortado justo donde las tres franjas se hacen visibles, pero en el video se aprecian de un modo que parece innecesario.

¿Mostrar tan descaradamente a adidas en un anuncio de Jordan? ¿Puede ser un fallo? La agencia es W&K, que lleva trabajando con Nike desde principios de los ochenta. El director, Nabil Elderkin, ya había trabajado con Nike (Everything is Practice, con Spike Lee) y creado campañas para Beats by Dre (el famoso anuncio de la Copa del Mundo de 2014) o vídeos para Frank Ocean (Novocane, Pyramids), Kanye West (Coldest Winter, Welcome to Heartbreak) y Anthony and the Johnsons (Cut The World). A esos niveles un fallo no parece que sea una opción.

Pero lo más divertido llega a la hora de esconder el logo de adidas del tirante derecho. ¡Con el pelo! En la foto del media day de principio de la temporada 2017 no tenía muchos problemas por dejar ver el logo de adidas (o tenía el pelo más corto).

Ahora viene lo raro; esta temporada la WNBA viste Nike. Cuando se presentó el anuncio de Jordan, los Lynx ya jugaban con equipaciones Nike. Es decir, en el anuncio que ha dado la vuelta al mundo la estrella lleva el uniforme de una temporada anterior, con una marca distinta. Pelea de marcas con carácter retroactivo.

En cualquier caso, Maya no ha sido la primera que imita a Michael para un anuncio de Jordan.

 

 

 

 

 

 

 

All Star 2018, participantes y marcas

Anunciados los participantes en el partido del All Star Game de 2018, el primero en el que no se enfrentarán Este y Oeste y el primero también en el que los uniformes llevarán los logotipos de Jordan (desde 2007, en el All Star sí que usaban las tres franjas de adidas).

Entre los 10 titulares, 7 Nike, 2 adidas y 1 Under Armour. Entre los suplentes, 5 Nike, 4 Jordan, 4 adidas y 1 Anta. En total;

-12 Nike (50%)

-6 adidas (25%)

-4 Jordan (17%)

-1 Under Armour (4%)

-1 Anta (4%).

Curiosidades. Nike y Jordan suman el 67%, unas cifras inferiores al porcentaje de ventas de baloncesto. Jordan no tiene a ningún titular mientras que adidas ha pasado de dos jugadores en 2017 a 6 en 2018. Jugadores con signature que no han llegado al All Star, Paul George, Derrick Rose, Lonzo Ball, Dwyane Wade, Tony Parker, Dwight Howard, Matthew Dellavedova, Chris Paul y Carmelo Anthony (estos dos en las que parecen ser sus últimos momentos con signature).

No espero nada de Jordan x Kaws

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Ya tenemos hype para meses. Kaws y Jordan anuncian colaboración y twitter se vuelve loco. Bueno, eso fue ayer, ahora twitter ya está preocupado con Gosha y adidas. Pero yo tengo una edad, necesito tiempo para digerir (nivel todavía no tengo una opinión sobre las PG1). Pero me atrevo a hablar de una colaboración de la que no sé nada. Bloguero style.

Brian Donnelly/Kaws comenzó “vandalizando” carteles publicitarios. Era parte de los ubicuos Beautiful Losers que llegaban al arte desde el skate, no desde las galerías. El mismo hecho de destrozar anuncios de Calvin Klein tenía que ver con apoderarse de la calle o al menos así se entendía en aquel momento. Retocar imágenes de las mejores modelos de la época era subversivo.

Hoy el propio Brian Donnelly se aleja de ese razonamiento, elegía sus acciones por motivos estéticos, no políticos. No estaba vandalizando carteles, los estaba embelleciendo. Kaws despoja a su arte de contenido a la vez que comienza a diseñar toys que vende directamente desde su página. Pasó de ser un artista con contenido a idolatrar a Jeff Koons. Y Koons puede ser tremendamente interesante para muchos, pero desde luego no es lo que espero de un Beautiful Loser.

Kaws se comporta como una marca, no como un artista, por lo que la clave de su éxito no está tanto en su actividad sino en sus ventas. La anunciada colaboración con Jordan es solo otra más de las cientos de colaboraciones que inundan el mercado. Posiblemente sea muy bonita y se venderá por miles de euros, pero en 2017 tengo mis dudas de que pueda aportar algo nuevo.

Jordan XI Space Jam, mitos que rodean el mito

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Cuando hablamos de la Jordan XI apetece enumerar una ristra de palabras que han perdido el significado por el sobreuso. Míticas, históricas, épicas… palabras que parecen existir solo para hablar de las Jordan XI. Vamos a los datos, más allá de los tópicos. ¿Por qué son un mito?

-Aunque no fue la primera signature, Nike tuvo que plantearse problemas que no habían surgido hasta entonces. ¿Qué hacer cuando Michael se retirara? Para muchos, Jordan no tenía sentido sin Michael. Para Tinker Hatfield, Jordan tenía peso para crear una marca, como antes habían hecho Fred Perry o Lacoste. El éxito de la Jordan XI le dio la razón y facilitó que se creara un “Jordan Team” alrededor de Michael. Sin ellas hubiera sido más dificil que Jordan existiera hoy como marca.

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-La Jordan XI que conocemos como Space Jam fue una combinación de colores creada para la película, pero en su momento no llegó a ponerse a la venta. Tal y como había ocurrido años antes con la Nike Mag de Regreso al Futuro II o incluso con Los Goonies, eran zapatillas que veíamos en pantalla pero no podíamos comprar. Una zapatilla inalcanzable la convierte en mito.

-En el año 2000, después de años de peticiones, Nike se decide a lanzar la Jordan XI en los colores de Space Jam. El modelo original de la película combinaba el negro con el color “concord” (más cerca del morado), sin embargo en pantalla parecía azul. Cuando Nike puso el modelo en las tiendas, eligió el azul. Es decir, lanzó la zapatilla que todo el mundo buscaba, no la real.

-Aquella primera edición de las Jordan XI “Space Jam” cambió también el modo de entender los lanzamientos. Hasta entonces las fechas de lanzamientos se colocaban durante la semana, pero las protestas de las asociaciones de padres de alumnos hizo que se trasladaran a los sábados. Los menores preferían hacer cola por unas zapatillas que asistir a clase.

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-Incluso hay mitos que rodean al propio mito de la XI. Michael propuso como idea central una zapatilla que pudiera llevarse con traje y de ahí surgió la opción de utilizar patent leather. Tinker Hatfield cuenta que un día recibió una llamada de Michael y al descolgar todo lo que escuchó fue un grandioso ¡te lo dije! Se refería a Boyz II Men, un grupo que en ese momento aparecía en la tv con traje y Jordan XI en una ceremonia de entrega de los Grammys. La otra parte lo cuenta de un modo distinto. Shawn Stockman, de Boyz II Men, recuerda que Michael les convenció para que las llevara. La verdad es que nadie ha encontrado fotos de Boyz II Men con las Jordan XI en aquella ceremonia, para alimentar aun mas el mito.

¿Jordan XI Space Jam o Jordan XI Orlando?

Michael Jordan puso una condición para rodar Space Jam, Warner debía montar un gimnasio en el set de rodaje. No estaba satisfecho con su rendimiento en la vuelta al baloncesto, necesitaba un duro verano de entrenamientos. Por allí pasaron muchos de los jugadores que formaban parte del Breakfast Club y algunos de sus más odiados enemigos, además del propio director, Joe Pytka, que insistía en jugar en el equipo contrario a Michael. Según decía, así al menos podía tocar la bola.

La vuelta de Michael llegó a tiempo para darle un empuje a las Jordan X, una zapatilla que se había desarrollado a espaldas del jugador y que se planteó como el último modelo de la saga. Los logros que aparecen en la suela exterior eran una especie de Curriculum, un repaso a una época. Sin embargo, la idea de Tinker Hatfield no era esa. Desde la Jordan II, Peter Moore y Rob Strasser habían diseñado un plan para convertir a Jordan en una marca, que comenzó eliminando swooshes y debía finalizar en la creación de una imagen de marca distinta. Hatfield apostaba por continuar con Jordan y la vuelta de Michael le dio la razón. La Jordan X se diseñó entre las discusiones de Nike ¿la retirada de Michael debía suponer el fin de las zapatillas Jordan? Nadie le mostró el producto final hasta que estaban en producción.

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A regañadientes, Michael volvió a las canchas con las Jordan X. Exigió un cambio de diseño para eliminar la pieza de la puntera pero parecía aceptar que debía esperar hasta la siguiente temporada para disfrutar de un nuevo modelo. En una sesión de entrenamiento de los playoffs de 1995, Michael recibió un prototipo de lo que debía ser su siguiente zapatilla. Aquella caja contenía un aviso: se trataba de un prototipo que no llegaría a las tiendas hasta unos meses después, no debía usarlas en lugares públicos. Pero Michael Jordan no les hizo caso y se dejó ver con ellas. Los teléfonos de Nike se colapsaron cuando un periódico de Chicago publicó una foto de Michael entrenando con aquellas zapatillas, nadie sabía nada de aquella misteriosa zapatilla.

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Había que aprovechar que Michael volvía para desarrollar la marca. Tinker había diseñado sus nuevas zapatillas alrededor del “patent leather”, la piel brillante. Hacía años que le daba vueltas a cómo podía jugar con ese material, hasta que Michael le pidió unas zapatillas “que pudiera llevar con traje”. No se trataba solo de un elemento estético, tenía sentido usar patent leather en las zonas de más rozamiento. El elemento inspirador para las líneas de la Jordan XI fue una máquina cortacésped, 100% funcional. Otro imprescindible de aquella zapatilla era la placa de fibra de carbono, un material ligero que actuaba como plataforma de lanzamiento gracias a su rigidez. La combinación fibra de carbono + patent leather era novedosa y funcional pero dura y poco transpirable, por lo que se eligió una malla muy cerrada (ballistic mesa) en la parte superior que aligerara el conjunto. Todo eso lo descubrimos mucho después, en aquél momento estábamos cegados por el brillo de aquel nuevo material.

Durante los dos primeros partidos de la serie contra Orlando en 1995 Michael usó el prototipo de la Jordan XI blanca y negra (la que conocemos ahora como Concord). La zapatilla blanca y negra contravenía la política de uniformidad de la NBA, tal y como había pasado 11 años antes. Los Bulls debían jugar con zapatillas negras, por lo que Michael Jordan fue multado por los dos primeros partidos.

Pero no fue la única multa. Tras su primera despedida, los Bulls habían retirado el 23 como homenaje a Jordan, por lo que nadie podría volver a llevarlo. En una situación kafkiana, Michael Jordan no podía jugar con el 23 porque era un número se había retirado en honor a él. Y así fue hasta el primer partido de la serie contra Orlando. A falta de 18 segundos los Bulls ganaban de uno y Jordan tenía el balón. En otro momento el partido hubiera estado decidido, pero Jordan en ese tiempo perdió un balón y falló un pase, Michael se quedó en 19 puntos y los Bulls perdieron 108-102. Nick Anderson en la rueda de prensa recordó que se enfrentaban al número 45, no al 23. El nuevo Michael no era el antiguo Michael.

En el segundo partido de la serie Michael respondió: jugó con el 23 y se fue hasta los 38 puntos. Fue multado con 25.000 dólares por llevar el 23 y 5.000 más por usar zapatillas que no tenían los colores adecuados. Una victoria costosa.

Para el tercer partido contra Orlando ya llevó zapatillas negras, aunque no eran las XI. En la elección más extraña de su carrera, Michael Jordan se enfrentó a Penny Hardaway con las Flight One, la signature del jugador de Orlando. Eso sí, Michael cortó el tirador de la Flight One donde aparece el dorsal de Penny. Por primera (y única) vez en su carrera, Michael jugaba con las zapatillas de otro jugador…y las usaba para enfrentarse a él. Jordan se fue hasta los 40 puntos, pero perdió el partido.

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Para los partidos 4º, 5º y 6º jugó con las XI que luego veríamos en Space Jam. Estaba pensada como un prototipo de juego por lo que llevaba el 45, el número que Michael Jordan llevaba en su vuelta y hubiera seguido llevando sin aquella rueda de prensa de Nick Anderson.

La versión que llega a las tiendas a finales de 2016 lleva igualmente el 45, a pesar de que en Space Jam sí que llevaba el 23. Si queremos ser serios, la Jordan XI que llegan a las tiendas no son las Space Jam sino las “Orlando Series 1995”.

Space Jam. Más allá de un anuncio de 88 minutos

El impacto de Jordan en el deporte tiene tantos puntos álgidos como zapatillas tenía el propio Michael. Pero socialmente en España hay dos momentos, dos chispas, en las que se convirtió en un fenómeno cultural, 1992 y 1996.

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Antes de esas fechas Michael ya había visitado España. En 1990 viajó a Barcelona dentro de una gira europea organizada por Nike (Jordan como marca aun era un boceto). Desde luego que provocó histeria, pero solo entre un puñado de aficionados al baloncesto. Visitó el Estadio Olímpico de Montjuic y las obras del Palau de Sant Jordi, se hizo fotos con Villacampa, fue jurado de un concurso de mates y se cascó 37 puntos como estrella invitada del All Star de la ACB (jugó cada mitad con un equipo, primera parte de naranja, segunda parte de azul. Algún día lanzarán una edición especial de la Jordan V en recuerdo a ese día).

Michael Jordan era el ídolo de una generación que se había enganchado al baloncesto en 1984, con la plata de Los Ángeles, pero seguía siendo solo un gran jugador. Más allá de las canchas no era un nombre que sonara. Por resumirlo mucho, tu eras capaz de imitar todos los movimientos de Michael, pero tu madre no sabía quién era Michael Jordan.

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Todo cambió en 1992, ya tenía el prestigio de ganar un anillo NBA y su participación en el Dream Team olímpico sirvió para que Jordan pasara de ser una estrella del deporte a ser simplemente una estrella. 1992 fue el año en el que tu madre te avisaba de que en la tele están hablando de “ese jugador que te gusta tanto”. Incluso salía en videoclips con Michael Jackson.

El siguiente paso fue definitivo. Reconvertir al deportista en un mito cultural. Y el motivo fue Space Jam, la película que acaba de cumplir 20 años.

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Hace unos días Jordan preparaba una proyección de la película que servía como enlace para presentar la nueva campaña-aniversario de Space Jam. Jordan (la marca, no el jugador) me pidió que dedicara unos minutos a desgranar la película antes de la proyección. Algo tan complicado como pedirle a un cura que te resuma la biblia en 3 minutos. Evidentemente, no lo conseguí.

El estreno de Space Jam me pilló en la veintena, cuando tu plan perfecto para un viernes noche no era ver una película de dibujos animados. En cualquier caso, era una película protagonizada por un jugador de baloncesto y un conejo, no podías esperar que aquello tuviera mucho sentido. Tardé un tiempo en ver la película y mucho más en darme cuenta de la importancia cultural de Space Jam. No escondía que era un producto comercial que intentaba copiar el éxito de merchandising de Star Wars y otras películas que conseguían vender más merchandising que entradas. No era una marca la que vendía su producto sino David Falk, el agente deportivo, el que colocaba a sus clientes en pantalla. Cuando salías del cine no querías comprar las zapatillas de Michael Jordan, querías comprar a Michael Jordan.

Que David Fallk utilizara Space Jam como expositor de sus estrellas tenía algunos puntos positivos. Las marcas tenían un peso menor, no sentías que estuvieras viendo un anuncio de Nike de 90 minutos (algo muy complicado porque la película se basaba en anuncios de Nike). A diferencia de otras en las que el product placement es avasallador, en Space Jam podías ver en el mismo plano a Jordan con Nike, Bogues con Reebok, Larry Johnson con Converse y Ewing con Ewing. En una maniobra que nunca llegué a entender, tanto los Looneys como los Monstars, los personajes dibujados, no llevaban zapatillas de marca (Warner Bros intentaría lanzar su propia marca poco después). En los anuncios de Jordan y Bugs Bunny, en el plano estrella el conejo se colocaba las Jordan VII, en la película no. Space Jam no era un anuncio de zapatillas, era un anuncio de Falk.

Y como no era un anuncio de zapatillas, aparecían zapatillas que ni llegaron a ponerse a la venta. Tal y como ocurrió años antes en Regreso al futuro II, veíamos zapatillas que (pensábamos) nunca se pondrían a la venta. Ya estábamos en un mundo extracomercializado e incluso en Space Jam se rien de la situación cuando Stan le dice a Michael “ponte tus Hanes, abróchate tus Nikes, cómete tus Wheaties y tómate tu Gatorade. Pasaremos por un Big Mac de camino al estadio”. Nike aprovechó Space Jam para lanzar una colección inspirada en la película, pero el producto que veíamos en pantalla nunca lo conseguirías. Space Jam era un anuncio, pero parecía desaprovechar la ocasión para vendernos zapatillas.

La historia que nos prohibieron contar

Hoy vuelven a ponerse a la venta las Jordan I en el color que acepta los adjetivos más tópicos; mítica, clásica…ese tipo de cosas. Una historia mil veces contada por Nike e igualmente repetida por todos explica que Nike fichó a Michael Jordan, un prometedor jugador que nunca había llevado su marca, con la promesa de diseñarle una zapatilla exclusiva. Michael prefería llevar adidas, pero la idea de crear algo nuevo fue más fuerte. Esa primera Jordan I contravenía la política de uniformidad de la NBA, por lo que la liga prohibió a Michael usarla en partidos oficiales. Michael debía jugar con zapatillas blancas, como hacían el resto de sus compañeros. Aquella prohibición provocó una verdadera locura por aquellas Jordan y, por seguir con los tópicos, el resto es historia.

Resumiendo mucho, así se ha contado la historia. Sin embargo, cuando analizamos un poco descubrimos algo más. Puede que Michael Jordan usara otras marcas, pero conocía bien a Nike. Durante sus años en North Carolina estaba obligado a llevar Converse, pero le hemos visto en el instituto e incluso en la universidad calzando Nike. Es cierto que se le veía entrenando con adidas y jugando con Converse, pero Nike no era una desconocida.

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Se cuenta que el diseñador de las primeras Jordan desconocía que había una norma de uniformidad en la NBA. Pero la estrategia de poner colores prohibidos no era nueva, ya lo había hecho en los setenta Joe Namath en el fútbol americano. Namath jugaba con Puma blancas y era multado en cada partido. En los setenta, ser multado por llevar unas zapatillas blancas se convirtió en un hito para Namath y para Puma. El humorista Seinfeld se aficionó a las zapatillas por culpa de las zapatillas blancas de Namath.

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La decisión de Nike de crear una zapatilla negra ¿podía ser simplemente un error o era un intento de repetir la estrategia de Puma con Joe Namath? Lo más fácil sería preguntarle al diseñador, Peter Moore, que no es un cualquiera. Diseñó la línea completa de John McEnroe y tuvo un peso muy importante en la imagen de Nike de principios de los ochenta. Pero hay un pequeño problema, Peter Moore, después de diseñar durante años para Nike, dejó la marca y tras algunos tumbos, acabó en adidas, donde llegó a ser CEO en Estados Unidos. No parecía muy oportuno preguntarle por un diseño que había realizado para Nike. Y Nike tampoco te va a contar que su diseño más mítico lo realizó alguien que está trabajando en adidas. ¡Eh, si te gustaron las Jordan I seguro que te gustarán las adidas EQT que diseñó el mismo! Pero cuando Moore se retiró, editaron un libro con muchos de sus trabajos. Sobre la Jordan I cuenta que se diseñó en un color para los partidos como local y otro como visitante. Según ese dato, Nike quiso que Michael jugara con zapatillas negras en los partidos como visitante.

Digo zapatillas negras. No Jordan negras. Aunque hemos contado mil veces la historia de las Jordan prohibidas, no hay ni una sola foto de Michael Jordan jugando partidos oficiales con las Jordan I prohibidas. ¿Y todas esas fotos que hemos visto? Algunas de ellas son del concurso de mates, un evento informal en el que estaba permitido usar zapatillas con colores. De hecho, en los primeros mates Michael Jordan incluso fue completamente vestido de Nike. Hay un detalle fácil de identificar, en un partido no le hubieran permitido jugar con cadenas.

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Otras fotos son de un reportaje fotográfico que le enfrentaba a Pat Ewing. Pero lo más escandaloso es lo realizado por el documental Just For Kicks (Locos Por Las Zapas). Un trabajo de retoque fotográfico de una calidad espantosa. De hecho, ni siquiera la combinación de colores es la de las Jordan que conocemos como Banned. Arriba la foto de Just For Kicks, abajo la foto original.

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Entonces ¿Michael Jordan nunca fue multado?
En febrero de 1985 la NBA envió una carta a Nike advirtiéndole de que no volviera a usar las zapatillas negras y rojas que había usado alrededor del 18 de octubre. Esa temporada la NBA comenzó para los Bulls el 26 de octubre, por lo que se refiere a un partido de pretemporada. El partido en cuestión le enfrentaba a los Knicks en el Madison. ¿Hay imágenes de ese partido? Sí. Y lleva unas zapatillas negras, pero no son unas Jordan I. No sabemos si las primeras Jordan aun no estaban preparadas o querían esperar a partidos oficiales, pero Michael jugó con una versión especial de una olvidada zapatilla. Nike Air Ship. Nunca hubo una versión negra, las crearon específicamente para él en la que también cambiaron la mediasuela.

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En aquél momento querían convertir a la Ship en un nuevo buque insignia de la marca (perdón por el espantoso ripio Ship-buque). La tecnología Pillar, un sistema de amortiguación basado en pequeños cilindros colocados en el interior de la mediasuela, prometía ser “el próximo Air”. En el reporte anual de 1984 que Nike preparó para los accionistas, la tecnología Pillar y las Air Ship ocupaban el mismo espacio que la mítica Epic. La Ship debía ser la versión estable de las Air Force, pero no tuvo la acogida de la Force.

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La historia mil veces contada no es cierta. La llamada Jordan I Banned nunca fue prohibida. La historia se desmorona pero la zapatilla sigue manteniendo su aura. Lo que supone la Jordan I va mucho más de la certeza de las historias que le rodean, como un libro de Hemingway no pierde su interés cuando se descubre que lo que cuenta es falso. Lo que sí pediría es que, ahora que sabemos algo más, al menos no insistamos en la mentira.

Jordan recupera su club del desayuno

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Después de que los Bulls fueran eliminados por tercera vez consecutiva por los Pistons, Michael Jordan le preguntó a Tim Grover, su entrenador personal, por el asombroso estado físico de Joe Dumars. Casi el único jugador de los Pistons que Michael Jordan respetaba y el encargado de defenderle. No había secreto para el éxito de Dumars, solo más horas de entrenamiento.

Ese verano Michael Jordan comenzó una rutina de entrenamientos que quiso continuar cuando comenzó la temporada. Algunos de los veteranos se citaban en casa de Michael Jordan antes de cada entrenamiento de los Bulls. Aquella temporada ganaron el primero de sus anillos y se estableció la rutina de los Breakfast Club, que se mantuvo durante los seis campeonatos de los Bulls, con un núcleo duro formado (en la última época) por Randy Brown, Scottie Pippen y Ron Harper.

Cuando Jordan (la marca) recupera su línea de entrenamiento, recupera también el Breakfast Club, aunque en esta ocasión no será en casa de Michael. Un programa online (Chatbox) de entrenamiento de 30 días en el que debemos entrenar con Dez Bryant o Erik Kynard (por primera vez el saltador de altura aparece en una campaña de Jordan). Evidentemente, esta campaña tendrá su propia línea protagonizada por la Jordan Trainer I. Una buena manera de recordar el pasado sin caer en la nostalgia.

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