Feliz Cumpleaños, Nike SB Dunk

Los skaters compran poco pero venden mucho. Solo unos pocos patinan, pero son muchos los que se fijan en ellos. Que se lo digan a Supreme, que lo tuvo claro desde el primer día; para vender a muchos adolescentes hay que vestir a unos pocos skaters. El estilo de vida asociado al mundo del patín es uno de los elementos que se siguen repitiendo como símbolo de rebeldía y por eso mismo Nike tuvo muchos problemas para entrar en el skate en los noventa.

En 2002 Nike eligió una nueva estrategia. Durante los ochenta los skaters profesionales patinaban con las mejores zapatillas de baloncesto ¿no tenía sentido recuperar aquellas siluetas? Lo hizo ganándose a las pequeñas tiendas del patín. Cuando Nike quiso entrar en el golf contrató a Tiger Woods, cuando entró masivamente en el fútbol fichó a Ronaldo, pero el skate necesitaba otro estilo. Desde abajo, con ediciones pequeñas, en los parques, no en la tv.

La zapatilla estrella era la Dunk, una zapatilla que ya había sido histórica en los ochenta en el baloncesto que los skaters la habían hecho suya. Tenía una historia real relacionada con el patín, solo necesitaba algunos pequeños cambios funcionales para ser perfecta. Cambiaron la lengüenta para acolcharla, le colocaron Zoom bajo la plantilla…y funcionó. Sandy Bodecker, un histórico de Nike que viaja constantemente desde el skate al atletismo, fue el encargado de que llegaran a las tiendas. Ediciones especiales para pros (Richard Mulder, Danny Supa, Reese Forbes, Gino Ianucci), colaboraciones (Zoo York, Supreme, Medicom) o ediciones temáticas (California, Phil Knight…). Aquellas Dunk SB popularizaron un nuevo lenguaje que nos hablaba incluso a través de los colores de las cajas.

El 15º aniversario de las Dunk sirve como excusa para recuperar alguna de aquellas historias. Una Dunk Elite Low renovada con una unidad Zoom de mayor tamaño y un upper aligerado y sin costuras, así como versiones High de aquellas ediciones especiales. Recuerdos de una época dorada.

Reebok Club C85, tenistas y camellos

Lo que hoy llamamos Reebok nació en el siglo XIX como una marca para atletas y durante casi un siglo se mantuvo atada a un deporte y un entorno geográfico muy delimitado: Reino Unido. Fundada a partir de pequeña zapatería, J.W. Foster and Son fue dejando de lado el cricket y el fútbol cuando se convirtió en Reebok en 1958.
En pleno boom del jogging en Estados Unidos, Paul Fireman vio en la marca británica una oportunidad para crecer e importar calzado Reebok. Todas las marcas querían aprovechar el auge del jogging y Reebok debía sacar partido a su historia.
El jogging había nacido en Nueva Zelanda y Jim Fixx había avivado el fuego con The Complete Book of Running, un libro convertido en bestseller que te invitaba a correr para encontrar el nirvana. En una de aquellas carreras Fixx se echó la mano al pecho y cayó fulminado, su muerte era también la muerte del jogging como fenómeno de masas. En unas horas el jogging había pasado de moda ubicua a convertirse en el malo de la película. El público necesitaba nuevos deportes, las marcas también. Y llegó la fiebre por los gimnasios.
El aerobic era la respuesta al jogging, era sano, no competitivo, profundamente comercial y llegaba a un público distinto que necesitaba nuevos productos. Reebok fue la primera en apostar por zapatillas específicas para aerobic y triunfó con Freestyle, Princess y Ex-O Fit. La importadora de Paul Fireman creció tanto que acabó comprando la casa matriz. Reebok, la marca del atletismo con la bandera de Reino Unido, se convertía en una empresa americana centrada en los gimnasios.
Reebok había aprendido algo del auge del jogging, no debía quedarse en una sola actividad. El segundo lustro de los ochenta debía ser el momento en el que Reebok creciera en el resto de deportes. Necesitaron mucho tiempo para entrar en el baloncesto en una época en la que se buscaban las zapatillas por el nombre del jugador que las calzaba y ahí Reebok no podía competir. Pero había un lugar que parecía perfecto para una marca que todo el mundo relacionaba con siluetas amables y pieles blancas.
Las normas del tenis obligaban a vestir de blanco, una regla que incluso hoy se respeta como referencia a los inicios del deporte. A finales del siglo XIX, cuando el tenis fijó las reglas que conocemos hoy día, las familias pudientes necesitaban distinguirse de aquellas actividades realizadas por las masas. Vestir de blanco era demostrar que no necesitaban trabajar, era el modo de separarse de los trabajadores de las fábricas.


La llegada de McEnroe, Nastase o Björn Borg cambiaron la imagen del tenis profesional, pero los clubes de tenis seguían siendo blancos. Reebok reconvirtió sus zapatillas de gimnasio en modelos para tenis. Los profesionales comenzaban a llevar las ACT 600 pero la apuesta de Reebok eran las zapatillas con las que podías jugar y tomar algo en el club. La NPC lo dejaba claro desde el nombre, Newport Classic. Newport es la ciudad que acoge el Salón de la Fama del Tenis Internacional pero también es un puerto de lujo.

La otra gran zapatilla del momento fue la Club Champion, diseñada como una reconversión de la Revenge Plus, en Reebok decidieron cambiarle el nombre, llamar Venganza parecía poco adecuado para un club de tenis. Técnicamente no era una zapatilla demasiado avanzada, pero precisamente por eso pudo llegar a un público mayor y sigue haciéndolo hoy día como Club C85. El uniforme se completaba con un polos, camisetas y chaquetas con franjas que durante años vimos a Arantxa Sanchez Vicario, Miloslav Mecir o Michael Chang, además de un eterno corredor de los sanfermines. Reebok consiguió dar el salto de los gimnasios a los clubes de tenis. Pero no se quedó ahí.
Rich Porter, uno de los camellos más famosos de la historia de Harlem, presumía de estrenar cada día unas Reebok blancas. Tal y como hacían los elitistas jugadores de tenis un siglo antes, vestir de blanco impoluto significaba no tener que mancharse las manos para trabajar. Tenistas de buena familia y camellos de barrio unidos en su interés por apartarse del vulgo. Influencers de la época.

Equality contra Trump

La última campaña de Nike, Equality, se presenta públicamente como anti-Trump. Y puede que lo sea porque pone el foco en el deporte por encima de las razas o religiones. ¿Es realmente una campaña anti-Trump? Sinceramente, creo que más que anti-Trump, es una campaña pro-Nike. Parece obvio, pero aquí no tratan de vender zapatillas (KD aparece con unas Roshe, ejem), tratan de vender una marca. Y esa marca es rebelde, contracultural, se enfrenta a todo lo oficial. Esta campaña anti-Trump es creíble porque tiene que ver con la historia de Nike.

El problema de posicionarse políticamente lo ha sufrido últimamente Under Armour. Después de que su fundador, Kevin Plank, hablara de las posibilidades que abría la presidencia de Trump, dos de sus mayores estrellas, Stephen Curry y Misty Copeland, han mostrado públicamente su desacuerdo con la marca que le paga. ¿Supone eso que alguno de ellos pueda abandonar la marca? No, pero desde luego no supone nada bueno para las ventas. El propio Kevin Plank se ha esforzado en aclarar el asunto, pero el daño ya estaba hecho. Ningún deportista de New Balance ha mostrado su desacuerdo.

Hasta ahora las marcas imponían clausulas de conducta a los deportistas. Nike rompió con Michael Vick, Lance Armstrong, Manny Pacquiao y Marion Jones por asuntos tan variados como peleas de perros, homofobia o doping. Por primera vez los deportistas muestran su desacuerdo con la marca que les paga, algo que no ha ocurrido ni en los momentos en los que Nike era vapuleada por las condiciones de las fábricas del sudeste asiático.

Durante un tiempo los deportistas quisieron mantenerse al margen de la política, con clamorosas faltas de tacto como la de Michael Jordan, que en su día se negó a posicionarse porque «demócratas y repúblicanos compran zapatillas». La neutralidad se acabó cuando llegó Trump; ahora las marcas y los deportistas se posicionan, aunque no siempre en el mismo bando.

 

Vans Vault Our Legacy

Vans Vault se va hasta Estocolmo para recuperar el Punk Hardcore californiano de la mano de Our Legacy. Punk Hardcore de los noventa, es decir, aquel que se miraba mucho al espejo, hablaba de trabajar por la comunidad y tener una actitud mental positiva ¡y seguían siendo punk! Pero lo importante es el producto, no la historia. Doce prendas y diez modelos de zapatillas, con diferentes versiones de Half Cab Pro, Sk8 Mid Pro, Old Skook Pro y Authentic Pro con acabados LX y tres colores, blanco, negro y naranja.

 

Abstract cap 2, Tinker Hatfield ¿el mejor documental sobre zapatillas?

Cuando se habla de documentales sobre zapatillas, en realidad el espectro se reduce a documentales sobre locos por las zapatillas. Coleccionistas, dólares, reventas, colas parecen ser el tema principal de esos documentales en los que las zapatillas como objeto son lo menos importante.

Abstract, la serie de Netflix, está en las antípodas; ocho capítulos dedicados a diseñadores, desde la ilustración a la arquitectura pasando por la fotografía. Incluir zapatillas ya las coloca en un lugar muy distinto, como un elemento de diseño, no de colección.

La elección de Tinker Hatfield como protagonista del capítulo 2 puede ser polémica, pero entendible desde el punto de vista del espectador, porque más allá de su trabajo, se trata de uno de los pocos diseñadores de zapatillas reconocible para un público medianamente masivo. Si hablamos de diseños, quizás deberíamos buscar a Eric Avar, Peter Fogg o Steven Smith, pero si hablamos de storytelling y capacidad de comunicar, Tinker Hatfield es el referente.

No debe ser fácil conseguir que Tinker Hatfield, Mark Parker y Michael Jordan dediquen su tiempo a contestar tus preguntas y quizás ese es el principal problema. Algunas de las imágenes se centran en el desarrollo de la Nike Hyperadapt, un modelo absolutamente olvidable en la carrera de Tinker. Hablar de la Hyperadapt es el precio que hay pagar para conseguir ciertas cosas, pero es un coste adecuado porque después de todo he conseguido entenderla desde otro punto de vista. Pero para eso habrá que esperar al futuro.

El documental hace un repaso por la vida profesional y deportiva de Tinker, aunque en ocasiones parece demasiado guionizado, como si quisieran crear la historia perfecta y aprobada por Nike. Ni una sola palabra para Peter Moore, el diseñador que queda ninguneado hasta el extremo porque dejó Nike por adidas (algo similar ocurre en Shoe Dog, el libro de Phil Knight). Para crear esa historia incluso se permiten jugar con las fechas. En un momento, Tinker Hatfield repasa la historia de la Jordan XV y habla del momento en el que se diseñaron como uno de los peores de su vida, con las muertes de su padre, del padre de Michael Jordan y Bill Bowerman. La Jordan XV salió a la venta en 1999 el diseño se cerraría meses antes y Bowerman murió en diciembre de 1999. Puede que Hatfield se viera afectado por los últimos momentos de Bowerman, pero no por su muerte.

Alguien que haya leído los principales libros sobre historia de las marcas deportivas conoce casi todas las historias que cuenta Hatfield en el capítulo 2 de Abstract, pero es una oportunidad única para escucharlas directamente de su boca acompañadas de diseños y bocetos nunca vistos. Primeros pasos de Jordan III, VII, XI, Trainer I o Tech Challenge, storyboard de Regreso al Futuro y otras imágenes del archivo de Nike que por sí solas ya merecen la pena. Pero además Tinker Hatfield nos enseña a viva voz las diferencias entre el diseño y el arte, algo que tiraría por tierra las teorías de muchos diseñadores actuales.

Imprescindible para cualquier interesado en las zapatillas y muy interesante para interesados en el diseño general, se coloca en el puesto de honor de los documentales sobre zapatillas, aunque ni así se libra de algún pequeño tirón de orejas.

Las 10 mejores zapatillas de la historia

Algo más de un siglo de zapatillas resumido en una exposición. Eso es lo que pretende “Greatest Sneakers Of All Time”, una exposición patrocinada por Lyst en la que Neal Heard (autor de Trainers, uno de los primeros libros sobre zapatillas) ha reunido a algunos expertos para que seleccionen las mejores zapatillas de la historia (aunque no aclaren qué singnifica eso). El resultado fue este:

1-Adidas Stan Smith
2-Nike Air Force 1
3-converse Chuck Taylor
4-Nike Air Jordan 1
5-Diadora Borg Elite
6-adidas gazelle
7-Nike Trainer 1
8-Puma Clyde
9-Nike Huarache
10-adidas Ultraboost

¿Tiene algún sentido? Sinceramente, no. La misma selección de los expertos ya sería discutible y las listas podrían variar cada 10 minutos. Sin dar a opción a que los autores se expliquen, se antoja un listado abiertamente anglocéntrico, con sorpresas como la Diadora Bjorg en el número cinco.

Con la intención de responder a este “Greatest Sneakers Of All Time”, he preguntado a los que yo considero expertos de distintos perfiles. Paulo Ibarra fue el primer argentino en diseñar para Nike en Oregón y actualmente dirige The Sneaker Protocol, Cristian Ortiz escribe sobre moda y tendencias en Cause I Need It, Vileck es un coleccionista (viejuno, me permito añadir), Marcos Bellavia es honcho del imprescindible Vision Invisible, Quetzal Ramos es un diseñador independiente, David Broc es un periodista con buen gusto, Antonio Moraleda es un acumulador de tendencias eclécticas, Luis Miguel Lozano «Jumi» es uno de los mejores coleccionistas de Europa y un pozo de historias y Eugenio Palopoli es el autor del que para mí es el libro de referencia para conocer la historia de las marcas deportivas. Perdonen la falta de humildad, pero me he incluido en el grupo de expertos. Cada una de las listas ha sido ordenada, puntuada y mezclada para dar con una única lista final.

El resultado es todo excepto LA VERDAD, pero espero que os sirva para hablar un rato sobre zapatillas. Comienza la pelea.

1.-Nike Air Max 1
2.-Converse Chuck Taylor All Star
3.-Nike Air Jordan I
4.-Nike Air Force 1
5.-adidas Stan Smith
6.-Nike Air Trainer 1
7.-Puma Suede/Clyde
8.-adidas Superstar
9.-Nike Air Jordan III
10.-Nike Cortez

¿Curiosidades? Han recibido votos 38 zapatillas de ocho marcas; 22 Nike/Jordan, 6 adidas, 4 Reebok 2 Vans y una zapatilla para Puma, Converse, Avia y New Balance. La lista de 10 en injusta con Reebok, que tiene tres zapatillas en los puestos 11º, 12º y 13º. Por poner en perspectiva el estado actual, solo hay cuatro zapatillas del siglo XXI, UltraBoost, Flyknit Racer, Kobe IV y una polémica Roshe (Presto es de 2000, que oficialmente seguía siendo siglo XX.

La «mejor zapatilla de la historia», la Air Max 1, estaba en el lugar número 25 de la versión inglesa. ¿Es justo? ¿un sacrilegio? ¿no es esto solo una excusa para hablar de zapatillas? Hablen, propongan sus propios decálogos, lloren por las ausencias.

Nike se vuelve a posicionar contra Trump

Con la masificación del fenómeno de las zapatillas tenía miedo de que las empresas se convirtieran en marcas políticamente correctas que tratan de no molestar a ninguno de sus potenciales compradores. Históricamente, Nike ha apostado por una imagen de underdog, ellos eran los supuestos perdedores que se revelaban contra el favorito, una imagen que supieron mantener aunque ellos fueran los favoritos. Tal y como hacía Apple en sus buenos años, podía vender mucho pero nunca se comportaba como lo haría IBM. Nike ha apostado siempre por la diversidad y se ha pronunciado públicamente a favor de minorías.

El pasado viernes Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohibía la entrada en Estados Unidos a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. Uno de los afectados es un atleta Nike, Mo Farah. Nacido en Somalia, con ocho años llegó a Londres como refugiado y entrenando en el Reino Unido se convirtió en uno de los mejores atletas del mundo, por lo que su país de adopción acabó nombrándole Caballero del Imperio. Su hermano gemelo, Hassan, no pudo salir de Somalia y puede contar una historia distinta.

Hoy Mo Farah vive y trabaja gran parte del año en Oregón y como otros atletas, pasa alguna temporada en Etiopía. Con las actuales condiciones, Mo Farah no podría volver a Estados Unidos. El asunto llega al extremo de lo absurdo porque Farah tiene nacionalidad británica, por lo que solo le une a Somalia el lugar de nacimiento, suficiente para la nueva política de Trump.

Nike elige posicionarse con una carta a sus empleados firmada por Mark Parker en la que habla de los valores de diversidad de la marca. Por segunda vez, Parker se posiciona contra Trump, aunque eso suponga la posibilidad de que dejen de comprar sus zapatillas sus 62.979.879 votantes.

 

Nike Metcon 3, Barcelona x Time

Uno de los mayores éxitos de los últimos años de Nike es también una de las zapatillas más difíciles de encontrar en el circuito zapatillero habitual. No lo tenía fácil porque la Metcon combate en un campo propiedad de Reebok, pero las dos primeras ediciones de la Metcon han arrasado en el deporte de moda (que no es el running sino el CrossFit). ¿He dicho que no lo tenía fácil? Quizás sea ese el punto fuerte de Nike, unas zapatillas de rendimiento prohibidas en ciertas competiciones, me suena que no es la primera vez que Nike juega en ese campo.

Las dos primeras MetCon (nombre que viene de Metabolic Conditioning) diferían solo en pequeños detalles, pero esta temporada han convertido a la MetCon en una línea con dos vertientes, Metcon 3 y Metcon DSX Flyknit. Para presentarlas han llevado hasta Barcelona a Mathew Fraser y Sara Sigmundsdóttir para crear un WOD (una rutina de entrenamiento específico) en el que aprovechan para mostrar la ciudad.

Una zapatilla de rendimiento, atletas de elite, un video bien hecho (y pensado para ser visto en el móvil)…ojalá una historias de estas cada día.

Objetivo Kanye: Karhu para cuñados

El señor Kanye West la ha vuelto a liar. A pesar de su esforzado contrato con adidas, hace unos días se dejó ver con unas Karhu Fusion 2.0 “Mount Pallas”. Ni en Karhu saben cómo las ha conseguido. En unas horas se agotaron en algunas de las principales tiendas y ahora es el tema de conversación, pero en la mayoría de los casos no hay mucho que decir. Por eso he preparado un kit de primeros auxilios o “manual del perfecto cuñado”.

Nivel básico. Cualquier cuñado debería saber que Karhu es una marca antigua (1916)  y finlandesa. Es lo básico.

Nivel cuñado. Karhu es conocida por dos grandes creaciones que ahora mismo utilizan otras marcas.

a) En principio Karhu utilizó las tres franjas como símbolo de la marca, pero cedieron los derechos a adidas a cambio de dinero y dos botellas de whisky en la década de los cincuenta.

b)Fue la primera marca en usar cámaras de aire como sistema de amortiguación.

 

Nivel cuñado plus. El logo actual, la M, viene de la palabra finesa «mestari», que significa campeón. Lo he comprobado con Google Translator, como buen cuñado.

Nivel cuñado avanzado. Hay varios puntos de unión entre Karhu y Nike.

a) Arthur Lydiard, el entrenador neozelandés que creó el concepto del jogging, fue el maestro de Bill Bowerman, el fundador de Nike. Y durante un tiempo fue consejero de Karhu.

b) Steve Prefontaine, el corredor-tótem de Nike, era un enamorado de los sistemas de entrenamiento finlandeses. Organizó giras por Europa para enfrentarse a ellos, actuó como anfitrión de un equipo finlandés en Estados Unidos e imitó su estilo de entrenamiento hasta el punto de fabricar una sauna en su propia casa. Quizás Nike conoció el aire en uno de aquellos intercambios.

Nivel cuñado experto. En España Karhu tuvo ciertos momentos de gloria cuando llegó a vestir a numerosos equipos de baloncesto del más alto nivel (Forum de Valladolid de Sabonis, Mayoral Maristas de los Smiths). Pero a nivel de calle su mayor éxito fue un chubasquero que años después supimos que se llamaba B Tornio.


Pero no esperes encontrar Karhu en España. O al menos aquella Karhu. En la península ibérica la marca pasó por manos de Oterosport y en la actualidad está gestionada por Proged (el que durante una época fue distribuidor de Converse), que crean sus propios productos. El histórico legado de la marca se queda en los Pirineos. Si por algún motivo te quieres parecer a Kanye, no compres las Karhu españolas…e intenta buscarte un hobby.

 

Nuevas adidas EQT, edición especial anti-EQT

Durante esta semana hemos visto una extenuante presentación del renacimiento de EQT, la colección de adidas que pretende relevar a Tubular y NMD como conceptos de moda. Pero la nueva EQT parece que elige el camino que ya tomaron NikeLAB ACG o Nike International, tomar el nombre de una colección histórica y desarrollar una línea sin ninguna relación con ella.

Nike ACG

La ACG original era una submarca de Nike para productos de montaña. ACG significa All Conditions Gear y sus productos estaban diseñados para aguantar todas las condiciones. El hecho de que fuera producto de montaña implicaba que por primera vez se podía jugar con el color sin relacionarlo con los uniformes de equipos, por lo que ACG nos descubrió nuevas combinaciones.

NikeLab ACG

La nueva NikeLAB ACG creada por Errolson Hugh es impresionante, pero no tiene ninguna relación con la ACG original. Las dos imposiciones principales de Nike eran que no debían usarse los colores ACG y no debían desarrollarse productos de montaña, es decir, colocar el nombre ACG a producto que nada tiene que ver con el sentido original. Recuperar ACG puede ser interesante, pero no lo encuentro sentido a recuperar solo el nombre y colocarlo a un producto excelente. De hecho, el único problema que puedo encontrarle a NikeLAB ACG es que no puedo llevarlo a la montaña.

Nike International

Nike International era el nombre de un club de atletismo creado por Nike a finales de los ochenta. Producto de rendimiento, sobreuso de licra, colores brillantes…

Nueva Nike International

El pasado verano relanzaron una colección muy correcta, pero de producto de calle en una paleta de colores que se quedaba en blanco, negro y algún detalle de color. En este caso ni se recuperó el logo clásico, solo se reinterpretó en algún estampado. Lo peor de la colección era el nombre. Al menos colocaron a Matt Centrowitz como modelo.

EQT vuelve con el mismo problema. El hombre que convirtió a adidas en una gran marca fue Horst Dassler, hijo del fundador Adi. La principal diferencia con su padre es que pensaba en términos de marca, no de producto. Tras su muerte en 1987 adidas perdió el rumbo y buscó dinero fácil colocándole las tres franjas a cualquier producto. La llegada de un nuevo propietario, Bernard Tapie, no ayudó mucho. Supuesto empresario, fugaz cantante, aprendiz de político y presidente del Olympique de Marsella, quiso convertir a adidas en una marca de moda apoyándose en cifras; solo el 20% del producto deportivo se utilizaba para hacer deporte. Y las cifras pueden ser incluso cortas, pero lo que no tenía en cuenta Tapie es que el 80% restante compraba el producto PORQUE era deportivo. Como un coche con el que puedes llegar a los 260 km/h o un reloj con el que puedes sumergirte a 100 metros, pero que nunca llegarán a sus límites.
El modo de pensar de Tapie tuvo muchos detractores en la misma sede de adidas y para responderle contrataron a Peter Moore y Rob Strasser, diseñador y abogado que habían participado en el nacimiento de Nike, para los que habían desarrollado las líneas de Michael Jordan o John McEnroe. Después de luchar durante años contra adidas, Moore y Strasser conocían perfectamente el potencial de la marca: adidas significa deporte. Propusieron acabar con la moda y los flashes, adidas debía buscar al deportista y darle lo que busca, el resto de consumidores vendría detrás. En el video que Moore y Strasser presentaron a adidas criticaban que la melena de Andre Agassi tuviera mayor protagonismo que la volea de Stefan Edberg, pasando por alto que ellos mismos se habían encargado de crear el producto Agassi. Pero aquello era para otra marca, Nike, que debía jugar con el espectáculo. adidas era deporte.
La línea EQT hacía justo eso, acercarse a los deportistas reales, pasando por alto el resto hasta el punto de que solo tenía tres colores. No podías encontrar unas EQT que combinaran con el uniforme de tu equipo, pero adidas te preguntaba ¿de verdad crees que por ir combinado rendirás mejor? EQT era equipment, equipamiento, porque se acercaba más a una raqueta de tenis que a una camiseta para correr. Era tan distinto al resto de la marca que incluso tenía su propio logotipo, que luego sería utilizado para todo el producto de rendimiento. Triunfó como estrategia de marca, consiguió que adidas se recolocara como marca deportiva, pero el producto en sí solo lo utilizaban los deportistas más recalcitrantes. Por retratarlo de una manera tan gráfica como personal, en 1991 yo quería unas Nike Huarache International y mi padre corría con unas adidas. Quería unas zapatillas que funcionaran, los inventos los dejaba a los jóvenes.

Las EQT actuales, como producto, pueden ser bastante interesante pero dejan de tener sentido cuando lo enlazas con la EQT original (puede que por eso no hayan querido utilizar el logotipo original). La nueva EQT es una zapatilla de moda para recordar una zapatilla que luchaba contra la moda. Cuando los anuncios originales decían «todo lo esencial, nada más» seguro que no se referían al video de un concierto en Instagram. Una edición limitada con un rapero de una zapatilla que criticaba precisamente eso. Presentar una EQT en una fiesta con djs es como emborracharte para celebrar que eres abstemio. Burbujas para recordar un producto que fue auténtico y un nuevo producto que sería interesante…si no trataran de llamarle EQT.